El 18 de noviembre de 2023 celebramos 60 años de fundación de los Santuarios Hogar. Para nuestro Padre Fundador, José Kentenich, ello fue un recorrer el camino que le mostró la Divina Providencia a través de sus hijos. Fue pulsando la vida, rica en vinculaciones, develándonos el gran regalo del Santuario Hogar, basándose en las Promesas y Exigencias de la Alianza de Amor.

Podemos decir que hemos crecido en este recorrido de vida, pero falta mucho, mucho más por hacer. Debemos vivir en plenitud la realidad de los Santuarios Hogar, así como multiplicarlos numéricamente para Schoenstatt, la Iglesia y el Mundo.

Cuando todo se complica…

Como hijos de Schoenstatt y de nuestro Padre Fundador, estamos llamados a mirar la vida desde la perspectiva de la fe práctica en la Divina Providencia. En el documento de fundación del Santuario Hogar él dice a las familias: “Como nuestros hijos también están involucrados – y los hijos suelen cambiar continuamente de opinión, hoy esto, mañana lo otro -, temía que pronto se cambiara la cosa por algo nuevo. En la vida sucede esto a menudo: Hoy me guío por esto, me dura un par de días, quizá un par de semanas y luego desaparece tan pronto como vino. Pero esta vez no fue así. No sé cuándo fue la última vez que consagramos el primer ‘Santuario Vivo’. Hace ya bastante tiempo, ya que estuvieron con nosotros los pequeños y los adolescentes. ¡Contemplen todas las bendiciones que trajo consigo! Esto que hicieron juntos los padres y los hijos es algo muy original.”

Las familias de entonces se hicieron partícipes de la corriente de vida de los Santuarios Vivos. Así nuestro Padre se animó a dar el paso de fundar los Santuarios Hogar. Entonces, el Taller del Valle que es el Santuario Original, donde María realiza su tarea como Educadora, se multiplicó y pasó a ser cada uno de nuestros hogares, con sus mismas exigencias y promesas.

En el acta de fundación de los Santuarios Hogar nuestro Padre hace ver que el mundo se está desmoronando y la influencia cristiana desaparece. Ha surgido la sociedad pluralista, ya no existe una atmósfera católica en el ambiente. La evolución nos ha llevado cada vez más a un cristianismo de diáspora. En ese contexto, que con el paso de los años sólo ha ido creciendo, vino la pandemia del COVID 19. Nadie lo esperaba ni imaginó. Una enfermedad desconocida, muy contagiosa, grave, dolorosa y mortal. Los sistemas de salud colapsaron. La sociedad fue invadida por el miedo y la angustia. El mundo se paralizó completamente en 2020. Y nuestros templos no fueron la excepción.

¿Y cuál fue la respuesta?

¿Y cuál fue la respuesta? Nosotros vivimos intensamente esa atmósfera religiosa en nuestros Santuarios Hogar. En ellos recibimos las gracias que la Virgen nos regala. Nuestros aportes al capital de gracias se hicieron más conscientes y se intensificaron. Tal como profetizó nuestro Padre, permanecimos “realmente en casa y construimos allí un pequeño mundo, percibimos con una alegría interna toda la atmósfera de hogar y de terruño que lleva consigo.

Así hicimos frente a una crisis muy grande que enfrentó la humanidad. Usando la herramienta de las redes sociales, todas esas islas flotantes se unieron y mantuvieron muy viva nuestra familia de Schoenstatt y su espíritu. La red de Santuarios Hogar se activó como nadie lo esperaba y se hizo especialmente vital. Desde éstos se reconoció y coronó reiterada e insistentemente a María como la Reina y Madre que cuidaría perfectamente de sus hijos.

La multiplicación de los Santuarios Hogar no tiene límite

En 1929 nuestro Padre Fundador profetizó que a la sombra del Santuario se codecidirán los destinos de la Iglesia. Y, más allá del contexto en que se encontraba, esto se ha extendido en cuanto a que nuestros Santuarios Hogar también son garantía de vida para la Iglesia del futuro, esa que probablemente volverá a ser la Iglesia de las catacumbas. Así lo anticipa nuestro Padre cuando dice que “la Santísima Virgen quiere crear un nuevo mundo. ¿Y cómo quiere hacerlo desde nuestros Santuarios hogar? Estableciéndose en cada familia, asumiendo, continuando y llevando a término su gran tarea educativa.”

Ahora la multiplicación de los Santuarios Hogar no tiene límite. Las islas flotantes se seguirán extendiendo para servir y renovar también a la Iglesia. Sólo depende de las familias que quieran llevar a nuestra MTA a sus hogares y asumir las exigencias que ello impone viviendo con profunda convicción la Alianza de Amor con Ella.

Somos testigos y lo hemos experimentado vitalmente. “Lo que vale para el Santuario Original y para los Santuarios Filiales, vale también para los Santuarios Hogar.”

Los invitamos a meditar cómo hemos experimentado nuestros Santuarios Hogar en cada una de nuestras familias, qué ha significado para cada persona, y a renovar el compromiso asumido con nuestra MTA al pedirle que se estableciera en ellos, viviendo intensamente la Alianza de Amor que cada uno de nosotros selló con Ella.

Patricia y José Köstner
Superiores Generales del Instituto de Familias de Schoenstatt