Schoenstatt es un movimiento católico que vive el Evangelio de Jesucristo siguiendo el ejemplo de su santísima Madre.

Está inspirado en los carismas que definen su identidad y misión, y una historia de bendiciones y fecundidad desde una iniciativa especial de Dios. Para entender Schoenstatt, uno puede considerarlo como un movimiento de renovación, un lugar de gracia y una espiritualidad original dentro de la Iglesia.

Schoenstatt es un movimiento católico que vive el Evangelio de Jesucristo. Está inspirado en los carismas que definen su identidad y mission, y una historia de bendiciones y fecundidad de acuerdo con una iniciativa especial de Dios. Para entender Schoenstatt, uno puede considerarlo como un movimiento de renovación, un lugar de gracia y una espiritualidad única dentro de la Iglesia.

Como movimiento de renovación en la Iglesia Católica, Schoenstatt trabaja para ayudar a renovar la Iglesia y la sociedad en el espíritu del Evangelio. Busca reconectar la fe con la vida diaria, especialmente a través de un profundo amor a María, la Madre de Dios. Como movimiento internacional, está presente en todos los continentes y tiene miembros de todas las vocaciones y estilos de vida. Es una familia espiritual cuyas muchas ramas y comunidades se unen para formar una sola Familia de Schoenstatt.

Como lugar de gracia, Schoenstatt ha tocado la vida de millones. El Santuario de Schoenstatt es el hogar espiritual y el centro de la vida del movimiento.

El Santuario está dedicado a María como la Madre, Reina y Victoriosa, Tres Veces Admirable de Schoenstatt. Además del Santuario Original en Alemania, hay más de 200 réplicas de santuarios filiales en todo el mundo, donde las personas se reúnen para rezar, renovarse e inspirarse.

Como una espiritualidad única en la Iglesia, Schoenstatt ha contribuido al crecimiento de la santidad de hombres y mujeres desde 1914. Sus rasgos característicos han demostrado ser especialmente adecuados para vivir la fe en nuestros tiempos modernos. Con una espiritualidad de alianza, fomenta una relación personal con Dios, María y el prójimo. Como instrumento espiritual, hace que el discipulado cristiano sea más tangible y esté en sintonía con la voluntad de Dios. Como espiritualidad cotidiana, busca formas para modelar la vida cotidiana con pasos prácticos hacia adelante en la fe, la esperanza y el amor.