"El Congreso Europeo de Familias de Schoenstatt 2004 fue para nosotros una experiencia decisiva cuando conocimos Schoenstatt", comparten María y Anton Lilek: "La internacionalidad, la vida auténtica, el encuentro con familias de otros países que antes no conocíamos y con las que enseguida tuvimos la misma longitud de onda y valores comunes, eso fue potente para nosotros. - Sentimos que aquí es donde pertenecemos, que Schoenstatt es nuestro camino”.