Como cada 18 de mes, estamos celebrando un nuevo día en que nos unimos a lo ancho del mundo para renovar nuestra Alianza de Amor. Este mes de marzo está especialmente lleno y cargado de fechas importantes. A fines de este mes vamos a celebrar la Semana Santa, núcleo y centro de nuestra fe. Junto a toda la Iglesia nos vamos a sumergir en el “triduo pascual” para revivir la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor. El día 25 nos va a traer la fiesta de la “Anunciación” (este año celebrada el 8 de abril). El “SÍ” de María nos abre de par en par la realización de la promesa de la encarnación del Verbo, del “Dios con nosotros”.

Y eso no es todo…

Pero mañana también celebramos a una persona que nos muestra de manera especial la presencia de Dios. Mañana 19 de marzo celebramos a San José. Esposo de María, Padre de la Sagrada Familia, patrono y protector de la Iglesia. Quizá muchas veces no lo hemos notado, pero me atrevo a decir que en prácticamente todos nuestros Santuarios está su figura. Sin duda que de manera muy diversa en estilos, colores y tamaños.

Las distintas imágenes de San José en los santuarios

En el Santuario Original aparece San José protegiendo la figura del Papa y la Basílica de San Pedro, como signo de su preocupación por la Iglesia Universal. En otros Santuarios está la imagen más clásica, con una vara florecida en la mano, como imagen de aquel en quien se realiza la promesa de la Antigua Alianza. En otros está la figura de San José con sus herramientas de carpintero. El padre de familia trabajador que en su taller de Nazaret se entregó por entero a la misión que Dios le había encomendado. En algunos Santuarios está la imagen de la Sagrada Familia, que pone la figura de José como aquel que encarnó en plenitud el amor humano a María y Jesús. Amor de esposo y de padre. En fin, son muchas las maneras que José tiene de estar presente en el Santuario. A pesar de la diferencia de representaciones hay elementos que son comunes.

¿Qué tiene San José en común con todos los santuarios?

El primer elemento es la presencia más silenciosa, casi desapercibida. No está en el centro. Es una esquina, en segundo plano, como fue en su vida. Pero no por eso deja de ser importante. Personalmente creo que la presencia de San José no es una coincidencia ni una simple devoción personal de los primeros en la historia de Schoenstatt. Estoy convencido que San José es el “mejor aliado de la Mater”. Es el que hizo girar toda su vida en torno a María. Ella le cambió totalmente la vida. Al principio no fue fácil, pero su apertura a la voluntad de Dios transformó la incertidumbre en certeza. Le dio sentido pleno a acontecimientos que no tenían explicación. San José no fue un resignado al cambio de planes, sino que abrazó con sencillez, valentía y decisión lo que Dios le proponía. Podríamos hacernos la pregunta. ¿podría María haber cumplido su misión sin la presencia, el cuidado y el amor de José? Teóricamente lo podría haber hecho, porque al final se trataba del querer de Dios, que todo lo puede. Pero Dios justamente quiso que San José estuviese ahí. No está demás, no está de adorno. Tampoco en Schoenstatt, tampoco en la Alianza ni en el Santuario.

Una invitación para ti

En este día de Alianza los invito a visitar el Santuario y detenernos en su persona. Si no podemos peregrinar al Santuario, hagámoslo espiritualmente. Los invito a agradecerle a San José por su apertura al plan de Dios, por su amor concreto a María y Jesús. Pidámosle que nos regale su fidelidad, su sencillez, su capacidad de centrar la vida en lo que Dios nos sugiere. Confiémosle cada una de nuestras familias, nuestros trabajos. Para una visita espiritual al Santuario Original, haga clic en el botón:

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Dos agradecimientos especiales

Antes de terminar este artículo quiero aprovechar esta fiesta de San José para agradecer a dos personas que, para mí, en los últimos meses se transformaron en un reflejo muy concreto de San José. Se trata de los dos “carpinteros” que hicieron el trabajo de renovación y adaptación del altar del Santuario Original. El paralelo es evidente cuando nos referimos a su oficio. Pero para mí va mucho más allá. Para mí, como rector del Santuario, y responsable por ese trabajo, ellos fueron un verdadero ejemplo. Se atrevieron a asumir una tarea en la que no tenían plena certeza, También tuvieron que ponerse en camino, desde su taller a varios kilómetros de distancia. Pero lo que realmente me tocó y marcó profundamente fue el cariño, el respeto y la delicadeza con que hicieron el trabajo. Lo hicieron movidos por una profunda experiencia de fe y un amor gigante a María y al Señor. Muchas gracias por el trabajo realizado, y sobre todo por el ejemplo de descubrir el querer de Dios y poner lo mejor de sí para realizarlo, como lo hizo San José. Que desde nuestro Santuarios San José nos acompañe en este día de Alianza y nos ayude a tener una profunda renovación en la Semana Santa que se acerca. P. Ignacio Camacho Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt Rector Santuario Original