Nuestra Espiritualidad

Las alianzas del Antiguo y del Nuevo Testamento son el núcleo de la revelación de Dios sobre cómo nos salva y nos atrae hacia sí. Esta alianza juega un papel central en la espiritualidad de Schoenstatt.

Alianza de Amor

Una vocación cristiana es un llamado a la santidad

Mariana

En el Santuario de Schoenstatt, la Virgen María es madre y educadora de todos los que se le confían. Ella ayuda a formar a la nueva persona en la nueva comunidad.

Moderna

Se esfuerza por responder a los desafíos que el mundo Moderno plantea a la vivencia de la fe y a la búsqueda de la santidad.

Orgánica

La espiritualidad de Schoenstatt está en sintonía con la vida y la integración de todas sus partes: la naturaleza y la gracia, lo natural y lo sobrenatural.

Concreta y práctica

Schoenstatt desea tomar las verdades de la fe y vivirlas concreta y prácticamente en la vida diaria.

Nada sin tí, nada sin nosotros

El cristianismo es una religión basada en alianzas.

Un rasgo distintivo de Schoenstatt es su enfoque en la pedagogía, haciendo hincapié en la formación integral del individuo.
Schoenstatt fue fundado a través de una alianza de amor con María, y esta misma alianza es vista como la clave de la identidad distintiva de Schoenstatt y de sus múltiples formas de vida. Esta alianza Mariana fortalece y profundiza la alianza con Dios al dar la experiencia de conocer y amar personalmente a una aliada celestial, de ser consciente de que esta aliada me conoce y me ama a cambio, de mi historia personal de salvación, de tener tiempos y lugares santos personales, de crecer a través de los anhelos y la fragilidad hacia una mayor fidelidad de alianza. La experiencia de alianza ayuda incluso a nuestros vínculos en el nivel más humano y natural, fortaleciendo y sanando estos vínculos esenciales.
La espiritualidad de alianza de Schoenstatt llega a todos los ámbitos de la vida, y se habla de ella como del "cuádruple infinitismo" de la alianza de amor. En última instancia, la alianza de amor con la MTA debería convertirse cada vez más en el "propósito fundamental, la forma, la fuerza y la norma" de nuestras vidas (P. Kentenich, 1952). Nos ayuda a hacer la alianza con Dios y a vivir como cristianos en el mundo de hoy.