De repente, en la tarde del 26 de junio, el tráfico en la pequeña ciudad de Diekirch en Luxemburgo tuvo que ser detenido. La sorpresa de los conductores fue visible, ya que tuvieron que esperar el paso de la Madre y la Reina de Schoenstatt, acompañados por más de 200 personas, incluido el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea.