El 18 de octubre, la Familia de Schoenstatt Buenos Aires, celebró el aniversario número 60 del Santuario de Belgrano. Fue el celebrante principal de la misa Mons. Alejandro Giorgi, obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal de la zona Belgrano. Concelebraron el Padre Guillermo Carmona, asesor de la familia de Schoenstatt Belgrano, el P. Pablo Pérez, Director Nacional del Movimiento -ambos Padres de Schoenstatt-, y sacerdotes invitados de la arquidiócesis.

Todas las ramas de la Familia participaron activamente en la organización de esta fiesta, no solo con la logística sino fundamentalmente aportando al capital de gracias y con la fe en que desde este Santuario se continúen manifestando las glorias de María y ella obre milagros de gracia transformando los corazones de todos los que acuden a este Tabor.

La secreta “idea predilecta” de nuestro Fundador

Queremos recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente, abrirnos con confianza al futuro. Es aquí donde hace 60 años se realizó la secreta idea predilecta de nuestro Fundador.

El padre José Kentenich, que estuvo en este lugar en 1950 y en 1951, se interesó por la construcción de este santuario destacando la importancia de que se estableciera un trono de gracias a la Santísima Virgen, la gran vencedora del mal, en una ciudad tan grande como Buenos Aires.

El 14 de diciembre de 1949, las hermanas de María llegan a la calle Echeverría 3632 de la ciudad de Buenos Aires, a esta casa, prestada por la familia Schormair, que luego de 10 años pudieron comprar.

En la casa Providencia, casa de las hermanas de María, el padre José Kentenich residió repetidas veces entre los años 1950 y 1951.

El paso del Padre José Kentenich por la casa

En ese tiempo, solo existía el chalet antiguo en medio de un hermoso jardín, similar a un parque pequeño por sus altos árboles. Por él caminaba el padre Kentenich rezando el breviario o el rosario o conversando con quienes lo visitaban. Sin exagerar, se puede decir que no hay lugar de la casa o del jardín que el fundador no haya pisado aunque sea una vez. El espacio dentro de la casa era muy estrecho ya que vivían en ella unas 15 hermanas y no existían las ampliaciones que se realizaron con posterioridad. Además, cuando venía el P. Kentenich, muchas hermanas más concurrían a la casa sin importar la falta de espacio físico.

La habitación donde se alojaba el P. Kentenich era el jardín de invierno, contiguo al comedor, el único ambiente de la casa con entrada independiente desde el jardín. Allí había solo una cama, una mesa y dos sillas, no tenía baño privado ni ventilador a pesar de los 33 grados de calor del verano. En ese tiempo la situación económica de las hermanas era muy difícil y el fundador compartía con ellas esa austeridad.

El camino que conduce a Cristo, también a la Madre de Dios, es el camino de la pequeñez el camino de la humildad.
P. José Kentenich, Belgrano, 23.01.1951

Veinte hermanas se encontraban con el P. Kentenich en la pequeña casa.

En el comedor de la casa el Padre Kentenich compartía con las hermanas todas las comidas.

Queremos esforzarnos a fin de que el Espíritu nos compenetre aún más profundamente de modo que todos nosotros nos volvamos más auténticos, profundos y sencillos.
P. José Kentenich, Belgrano, 22.01.1951

Intercambiaban con él lecturas o conversaciones referidas a las controversias planteadas por la visitación en Schoenstatt y sus respuestas expresadas en la Carta del 31 de mayo de 1949; compartían los anhelos y dificultades para construir el primer Santuario de Schoenstatt argentino -que se construiría en Florencio Varela- como también situaciones y problemas cotidianos.

Historias que marcaron la vida de muchas hermanas

La capilla de la casa se encontraba en la sala que ahora es el recibidor. El altar estaba ubicado frente a las ventanas que dan a la calle. El altar era el que ahora se encuentra en el Santuario del Padre en Nuevo Schoenstatt.

Durante sus estadías, el Padre Fundador celebraba diariamente la misa y generalmente practicaba antes una meditación. Recuerdan las hermanas que ante las grandes dificultades, especialmente para erigir el santuario tan anhelado, el P. Kentenich siempre las consoló y estímulo, las corrigió y educó muy paternalmente. La capilla mencionada se mantuvo hasta 1963, cuando se bendijo el Santuario, hoy denominado “de Belgrano”.

¿Otro Santuario “tan cerca”, a 50 km. del de Florencio Varela?

El Padre Fundador marcó el destino de “Echeverría”, (nombre de la calle en que se encuentra el Santuario en el barrio de Belgrano), expresamente indicando a las hermanas que construyeran un nuevo santuario filial, un santuario de ciudad para los habitantes desarraigados y agitados de la gran urbe.

En un principio, las hermanas pensaron en construir una ermita en el jardín. En aquel entonces, no les pareció conveniente levantar un Santuario “tan cerca” de Florencio Varela, el cual distaba a 50 km. del predio. Le escribieron entonces al Padre Carlos Boskamp, padre palotino schoenstattiano que se encontraba trabajando en Brooklyn, Nueva York. El P. Carlos, que estaba en contacto con el P. Kentenich, habló con el fundador sobre esta idea. Más tarde, las Hermanas recibieron una carta respuesta del P. Carlos: el Padre Fundador es de la opinión que no una ermita sino un Santuario, un Santuario de ciudad.

El 18 de octubre de 1961 se colocó la piedra fundamental. El 18 de octubre de 1963 fue bendecido.