En estos últimos días de julio, jóvenes de distintos países peregrinaron al Santuario Original de Schoenstatt en Vallendar, Alemania, para iniciar allí el viaje a la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal. Participaron delegaciones de Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, México, Puerto Rico, Ecuador, Estados Unidos e Alemania. Esta peregrinación tuvo una noche especial para la Juventud Femenina Internacional: la del 26 de julio, en que las chicas renovaron la coronación de la Mater. “Grande es quien consagra su vida a algo grande”. Siguiendo estas palabras del Padre Kentenich, inspiradas por el heroísmo de los primeros congregantes y de tantas que vivieron la Alianza de Amor con fidelidad, la JF renovó su consagración a la Mater con la corona RTA. Algunas estaban emocionadas por lo que significaba, otras llegaron sin saber mucho la historia que escondía, pero lo fueron descubriendo. “Yo conozco esa maravillosa tierra, es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt”. Con estas palabras comenzó la vivencia en torno al Santuario Original. A lo largo de la misma, se fue reviviendo la herencia que esta corona trae, testigo de la historia que une a la JF con el Padre Kentenich.
La pequeña corona de la RTA se coloca detrás de la "gran corona" de la MTA, en el Santuario Original

La corona RTA, da Juventud Femenina Internacional

La corona original fue un regalo que hizo el Padre Kentenich a la JF de Münster, Alemania, en el año 1945. Junto con ella, el P. Kentenich les regaló la misión de Reinheit (pureza), Treue (fidelidad) y Adel (nobleza) - RTA. Diez años más tarde, la JF de Münster le regaló esta corona a toda la JF alemana y a la JF del mundo entero. Años más tarde la corona empezó a peregrinar por los santuarios del mundo entero y en 1999 alguien la robó cuando viajaba de Ecuador a Suiza. “Ahora qué?” fue la pregunta que invadió los corazones de la JF. Y resonaron las palabras que el PK había pronunciado: “Ustedes son mi corona viva”. Fue así que nació una nueva misión para la JF Internacional: volverse coronas vivas para la Iglesia. Coronas que resplandezcan en su originalidad, encarnando los valores de pureza, fidelidad y nobleza como estilo de vida que apunta a los más altos ideales y punto de partida para grandes cosas. Como se trata de una corona que se pasa de generación en generación, se escucharon testimonios de la juventud de ayer y de hoy sobre experiencias de vida vinculadas a la RTA.
Escrito por el p. Kentenich: "Ihr seid meine Krone" (Ustedes son mi corona viva)

“Reina, queremos ser tus coronas vivas”

Un momento importante fue cuando se les entregó una azucena de papel a todas las chicas y se les invitó a que escribieran ahí aquellos aspectos de sus vidas en los que quisieran que María se coronara. A cambio de esta azucena, símbolo de sus vidas, se les entregó un pequeño dije RTA a cada una. “Reina, queremos ser tus coronas vivas”. La corona RTA con la que sería coronada la Mater circuló entre las chicas, y luego entró al Santuario de la mano de algunas representantes para hacer la renovación de la coronación. Según Maria Paz Jara, de Paraguay, esta experiencia significó reencontrarse con la Mater, reencontrarse con su casa y con la hermandad de la Juventud Femenina del mundo, hermandad que nace de una misma misión. Al final, todas juntas se comprometieron: “RTA, hoy nos hacemos responsables por los próximos 100 años de Schoenstatt. Hazte responsable Tú por cada una de nosotras, por toda tu Juventud Femenina y por la Juventud del mundo entero. Nuestra corona en tu corona, y juntas hacia el tiempo nuevo”