La Familia de Schoenstatt en Ecuador vivió una jornada de profundo significado al festejar el 20 de enero los 50 años de su Santuario Nacional en Guayaquil. Los festejos consistieron en eventos de vivencia comunitaria que abarcaron tres días, e incluyó la presencia del Nuncio Apostólico de Ecuador y obipos de distintas diócesis. Del testimonio de los presentes se recoje que se trata de una experiencia profunda que impulsa a los miembros del Movimiento a llevar con fidelidad la herencia del Padre fundador, P. José Kentenich, en una Iglesia en salida.

Gozo y alegría a lo largo del año jubilar

Mucha contribución al Capital de Gracias por parte de toda nuestra Familia, así como también instancias en que formábamos el espíritu y el entendimiento a través de material formativo, conversatorios, adoraciones y misas; a lo largo de un año fuimos preparándonos para ir descubriendo y develando el Oro Jubilar de estos 50 años de gracias y bendiciones.

Fue un año de preparación y alegrías, pero también de varias dificultades que se fueron presentado especialmente estas últimas semanas, debido a la pandemia, sin embargo, encontramos las fuerzas y el impulso en las palabras de nuestro padre fundador José Kentenich: «La fecundidad lograda no fue consecuencia de un heroísmo humano, sino consecuencia del cumplimiento de la condición pedida por Dios, de haber descubierto lo que Dios exigía».

Visitas y saludos

Llegó la semana del 20 de enero y con ella el arribo al Ecuador de padres y hermanas desde Chile, de entre ellas la Hna. M. Catrin, Superiora Provincial, puntales para el desarrollo de la vida en nuestra Familia, quienes con su numerosa presencia realzaron nuestras celebraciones. También comenzaron a llegar los saludos desde varios rincones de América, especialmente de los Coordinadores de Schoenstatt Continental, el Director Nacional del Movimiento en Chile, y de varios miembros de nuestra Familia internacional en Estados Unidos, Perú, Brasil y Paraguay.

Gran himno de gratitud

“En las vísperas de nuestra celebración jubilar, me uno a todos ustedes para entonar un gran himno de gratitud a Dios por regalarnos a nuestra Madre Tres Veces Admirable en nuestro Santuario Nacional. Son 50 años de una historia riquísima, de tantas bendiciones derramadas en los corazones e iniciativas que han surgido. Algunas las conocemos, otras solo Dios las ve. La Mater ha sido fiel y generosa. La bendición del Santuario ocurrió en el espíritu del 20 de enero. Así nuestra Reina nos invita a que nuestra Alianza suba aún más, es decir, al nivel del Poder en Blanco, de la entrega generosa a los planes y deseos de Dios. También nos recuerda que ello no lo lograremos si no estamos profundamente unidos como familia y de la mano de nuestro Padre y Fundador. Las circunstancias de esta pandemia nos recuerdan que estamos llamados a vivir entregados en las manos bondadosas de Dios y sus planes. Unamos nuestras voces y cantemos con gozo un cántico de gratitud.”  Con este saludo enviado a toda la Familia de parte de nuestro Director Nacional, P. Felipe Ríos Correa dimos inicio al Triduo Jubilar.

¡Y llegó el 20 de enero!

El Santuario Nacional se vistió de gala, nuestros corazones estallaron de gozo y felicidad al verlo embellecido, los rostros de alegría de los presentes junto a la alegría que expresaban los más de mil conectados que seguían la celebración por las redes sociales, hicieron de este primer día del Triduo Jubilar una experiencia memorable.

Las melodías del coro de la juventud dirigido por el Padre Juan Francisco puso en ambiente a toda la Familia, transportando a muchos a varias etapas vividas en torno al Santuario. La procesión de entrada la encabezó un desfile de banderas donde representantes de nuestras comunidades y de la Familia de Schoenstatt de Quito, Babahoyo y Manta enaltecían esta celebración litúrgica. Dios nos hizo además el gran regalo de contar con la presencia de Mons. Andrés Carrascosa, Nuncio Apostólico del Ecuador, en compañía de varios obispos del país. Fuimos testigos de cómo la Iglesia se unía a esta celebración de manera tan misericordiosa y paternal, reuniendo a los hijos en torno a su Madre.

Ecuador

Mons. Carrascosa no dejó de impresionarnos en su homilía con su conocimiento de la historia de Schoenstatt en Ecuador, sembrando en nuestros corazones un desafío para los próximos 50 años.

La Mater salió del Santuario en manos de representantes de nuestra Generación Fundadora como signo de la Madre que sale al encuentro de sus hijas e hijos, y antes de ser llevada a la Iglesia de Peregrinos se entonó el cumpleaños feliz a nuestro amado Santuario.

La noche de oro

El viernes 21, desde muy temprano en la mañana, se hizo adoración en el Santuario durante todo el día. Nuestros hermanos de Quito tuvieron a cargo la Noche de Oro, guiaron la adoración para toda la Familia del Ecuador con una liturgia que invitaba a Jesús a acompañarnos y a recibir en sus manos todos nuestros agradecimientos y entrega por estos 50 años de fidelidad.

Por mi santuario mi compromiso es de oro

Al término de la adoración se dio lectura al lienzo de la Cápsula del Tiempo que contiene los compromisos con el Santuario de cientos de miembros de la Familia para los próximos 25 años. Desde los primeros días del mes de enero, durante las misas dominicales en nuestros cuatro Santuarios del Ecuador y en la Ermita de Manta y por medio de un formulario digital, se escribieron en listones dorados los compromisos que serán desenterrados en el año 2047. Confiamos que la Mater cuidará de la fidelidad a cada uno de estos anhelos.

El Santuario: regalo para la iglesia

El sábado 22, para cerrar este insuperable Triduo Jubilar, la celebración dio inicio con el retorno de la Mater a su trono de gracias portada por representantes de las juventudes de Schoenstatt.

Nos acompañó en la Santa Misa nuestro Pastor, Mons. Luis Gerardo Cabrera, Arzobispo de Guayaquil. Sus palabras al mencionar nuestro lema: Santuario eres Misión, nos comprometió aún más a llevar este fuego jubilar para las nuevas y futuras generaciones, y al mismo tiempo a caminar por el sendero de nuestra Iglesia sinodal con mayor entrega y entusiasmo

Monseñor recibió un pequeño Santuario como símbolo de regalo para la Iglesia. Él nos invitó a rogar a la Mater por más vocaciones para la vida sacerdotal, consagrada y matrimonial. Al finalizar la Santa Misa se dirigió a la Iglesia de Peregrinos renovada para bendecirla junto a los Padres de Schoenstatt.

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Fuego para los próximos 50 años

Antes de dar término a esta celebración, una representante de la Generación Fundadora invitó a miembros de las nuevas generaciones a comprometerse con la vida de nuestro Santuario para los próximos 50 años.

Luego de vivir tres días en que la tierra se unió con el cielo durante este triduo jubilar, nos queda como regalo un gran gozo y alegría en el corazón al poder ver cumplir tantos proyectos y sueños hechos realidad, así como todas las gracias y bendiciones por venir para la gran Familia de Schoenstatt en el Ecuador.

Santuario eres misión, lema que recordaremos y que nos acompañará por muchos años en nuestros corazones y que nos hará revivir cada instante de este Triduo Jubilar junto con las palabras que nuestro Padre Fundador solía decir:

“Lo que habéis recibido de vuestros padres, conquistadlo para poseerlo”

Por eso, al finalizar esta gran celebración jubilar, las nuevas generaciones toman la posta a la generación fundadora que con tanta entrega y fidelidad forjó estos primeros 50 años. De la fidelidad nuestra depende la misión. Una vez más, sobre débiles hombros son asumidas grandes tareas, confiando como niños en las gracias de nuestro Santuario y en la conciencia de misión.

A diversos datos sobre este jubileo se puede acceder a través del siguiente enlace: https://linktr.ee/schoenstattjubileo.