En representación del Movimiento de Schoenstatt internacional, unas 30 personas de la Federación, la Liga y el Movimiento de Peregrinos acudieron a Dachau al memorial del campo de concentración para recordar el 20 de enero de 1942, y para reafirmar que también hoy «seguimos adelante» en solidaridad con nuestro fundador. El pequeño grupo no se dejó amilanar por el sorpresivo regreso del clima invernal. Los participantes procedían de las diócesis vecinas, especialmente de la de Augsburgo, Ratisbona, Eichstätt, Bamberg y la arquidiócesis de Múnich-Freising.

1943: brote de tifus

Durante el Camino de Estaciones se recordaron acontecimientos especiales para nuestro fundador en estas semanas de hace 80 años, en el invierno de 1943. En esa época se produjo el primer brote de tifus en el campo, del cual muchos fueron víctimas, de entre ellos el schoenstattiano, capellán Alois Andritzki. Por la aparición de esta enfermedad, se impuso la cuarentena en el campo. Por lo tanto, los sacerdotes no podían trabajar en la plantación por algunas semanas.

El Padre Kentenich aprovechó este tiempo dando  conferencias para sacerdotes. Muchos agradecieron este valioso alimento espiritual, incluidos pastores evangélicos. A través de paquetes, la literatura de Schoenstatt podía ser introducida secretamente en el campo. Sabemos que el libro «La santidad de la vida diaria» fue leído con agrado por muchos, por ejemplo por el Padre Engelmar Unzeitig, de Marianhill.

Recordando la decisión del 20 de enero de 1942

Sobre todo, queríamos recordar el 20 de enero de 1942, día de la decisión trascendental del Padre Kentenich en la prisión de la Gestapo en Coblenza.

Esta fecha, 20 de enero -pero de 1941-, está escrita bajo una foto en la pizarra de información cerca del centro de visitantes. Muestra el coche de Himmler en la entrada del puesto principal de vigilancia de la SS. Posiblemente llegó con fines propagandísticos para estar presente en la inauguración de la capilla del campamento en el bloque 26. La sencilla capilla existe desde aquel día, pero todavía no se podía celebrar la Misa porque faltaba el material necesario.

En el infierno de Dachau, surge el Cántico al Terruño

En la Jourhaus y cerca del portón principal «El trabajo te hace libre» Anton Pfaffenzeller citó el discurso de nuestro fundador en Memhölz. En ese momento, el Padre Kentenich recordó el verso de la libertad de la Cántico al Terruño1. El 2 de febrero de 1943, Kentenich puso palabras a su visión de la Familia de Schoenstatt en el Cántico al Terruño: «¿Conoces aquella tierra…?” ¿Se inspiró acaso en la cínica inscripción del techo del edificio de la granja para señalar exactamente lo contrario como ideal?

Queremos aprender a educarnos bajo la protección de María

Atravesamos la Plaza del Lase de Lista, donde se erigió el monumento conmemorativo en 1968. La Hermana M. Elinor Grimm expresó que las palabras «Nunca más» a menudo hacían reflexionar a alumnos. Para ella, cada vez está más claro que las personas no podemos hacerlo solas, que necesitamos ayuda de arriba. Así que nos dirigimos a la Sala de la Memoria para confiar en silencio todas las intenciones a nuestra Reina, la Educadora de los Pueblos. Cuánta falta nos hacen los consejos de nuestro gran educador, ya desde el Acta de Prefundación de 1912, lo que decía a los muchachos como director espiritual: «Queremos aprender a educarnos bajo la protección de María…». La Hna. Elinor llama la atención sobre una nueva placa conmemorativa que ha colocado la Asociación » Selige des KZ Dachau »

¿Conoces aquella tierra abundante y pura, reflejo de la Belleza eterna?

Debido a la nieve, todo el campo estaba envuelto en un impresionante paisaje nevado, intacto, pacífico,  muy diferente al del horror de hace 80, 90 años. Pero quizás esto también pueda ser un estímulo para nosotros. Que como nuestro fundador, no nos dejemos paralizar por las circunstancias externas, sino que sigamos intentando trabajar positivamente, confiando en la realidad de lo sobrenatural y en la unión en la comunidad espiritual.

Que nos comprometamos y no perdamos los ideales. «¿Conoces aquella tierra abundante y pura, reflejo de la Belleza eterna?» – ¡Cuánto puede recordarnos este paisaje nevado el versículo de la pureza! Nos detuvimos brevemente en la enfermería, donde el prisionero Dr. Pesendorfer atendía tan dedicado a sus compañeros, incluido el padre Eise.

Encuentro con el comunista Hugo Gutmann, jefe de bloque

En lo que había sido el bloque 13 se recordó el diálogo del P. Kentenich con el jefe de los prisioneros de aquel lugar, el comunista Hugo Gutmann, y su reacción a la respuesta del sacerdote. «¡Ustedes los predicadores hablan de Dios! Nunca me he cruzado con él en este lugar. ¿Tal vez tú lo hayas encontrado?», desafió Gutmann, mirando a Kentenich directamente a la cara, esperando intimidarlo. Pero el padre le respondió con serenidad y seguridad: «Si todavía no se ha encontrado con Dios aquí, entonces seguramente habrá visto al diablo». Esta respuesta expresada con dignidad por el P. Kentenich impactó a Gutmann, y desde entonces tuvieron una relación de mutuo respeto y valoración, lo que le valió al sacerdote que el jefe del bloque lo protegiera siempre, y entre otras cosas, arriesgando su vida, también del transporte de inválidos a la muerte, a Hartheim.

El mayor tiempo estuvo el Padre Kentenich en el bloque 26, de los sacerdotes, desde octubre de 1943 hasta su liberación, el 6 de abril de 1945. La mayoría de las oraciones que conocemos del libro de oraciones «Hacia el Padre» se escribieron allí.

Misa en el campo de concentración

El toque de la campana a las tres de la tarde nos impresionó a nosotros y a otros visitantes. Al mismo tiempo, fue para nosotros una señal de que la Misa estaba a punto de comenzar. La forma de misa elegida fue la Misa de María «Madre de la Unidad», apropiada para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. En la Misa las canciones del cancionero «En llamas» estuvieron acompañadas por guitarra y flautas. En lugar de un sermón, escuchamos el texto de la Carta de Alianza para crear ambiente: «Con toda la Familia de Schoenstatt recordamos el 20 de enero de 1942. En medio de la amenaza existencial del nacionalsocialismo, irrumpe un nuevo proceso creativo de vida. También allí el lema es «Juntos escuchar a Dios».

Confianza total en el Dios de la vida

El Padre Kentenich se confía totalmente al Dios de la vida. No eligió la opción de la eventual posibilidad que el médico de la prisión le declarara incapacitado para evitar ser enviado al campo de concentración de Dachau. Para sus seguidores en Schoenstatt, esta decisión implicó un gran desafío de fe.

El Padre Kentenich estaba convencido en su corazón, de que “la Familia de Schoenstatt está recorriendo este camino conmigo”. Es el «nosotros» en la Alianza de Amor con la Santísima Virgen lo que nos sostiene, lo que une nuestros corazones unos a otros y nos hace responsabilizarnos los unos de los otros. Durante la acción de gracias rezamos la oración del año (Carta de Alianza) y renovamos nuestra Alianza de Amor.

Siguiendo los pasos de entrega radical del P. Kentenich

Esta fue una jornada no solo de memoria activa, sino, y muy especialmente, de renovación de ideales, de entrega radical por Jesús y María, por la Iglesia y por todo el mundo, siguiendo los pasos del fundador de Schoenstatt, el P. Kentenich, quien nos marcara a todos los presentes el camino de santidad en plena libertad de los hijos de Dios.