Instrumento decisivo en Schoenstatt Argentina

El Movimiento de Schoenstatt en la Argentina contó con instrumento singularísimo en su etapa fundacional y en el desarrollo fecundo de los años que le siguieron. La Hna. M. Christvera Ensle llegó a la Argentina como misionera en el año 1949 justamente para iniciar el Movimiento y se entregó con alma y vida a la Obra hasta que sus fuerzas fueron decayendo.

Un miembro del Instituto de Familias dijo de ella: “la Hna. M. Christvera acunó a la Obra de Familias de Argentina”. Y la expresión, si bien metafórica, es exacta: ella fue Asesora Nacional de la Liga de Familias desde 1955 hasta 1989 y acompañó de cerca la fundación y el desarrollo del Instituto de Familias como primera “Maestra de novicios”.

Quien estuvo cerca de ella no podía dejar de admirar su dedicación, inteligencia y sensatez. Era como una “enciclopedia schoenstattiana caminante”. Transmitía los principios con claridad, pero lo hacía desde una sencillez que cautivaba.

Su vida

La Hna. M. Christvera nació el 21 de agosto de 1924 en Frankfurt. Perteneció a la Juventud Femenina de Schoenstatt. Con alegría recordaba su viaje a Schoenstatt con una amiga en la primavera de 1946. Recorrieron más de 160 kilómetros en bicicleta a través de una Alemania en ruinas a causa de la Segunda Guerra Mundial. Durante el viaje, gracias a un oficial francés, obtuvieron un permiso que les posibilitó pasar con sus bicicletas de la zona ocupada por los americanos –de la que ellas provenían– a la zona ocupada por los franceses. Al verlas llegar a Schoenstatt, las hermanas que las conocían quedaron atónitas y le contaron lo sucedido al Padre Kentenich que, en ese momento, predicaba ejercicios en la Casa de Alianza. Las jóvenes tuvieron la posibilidad de saludarlo personalmente y él las felicitó y les dio una bendición especial para su viaje de regreso a casa. Esto muestra su carácter: fue una mujer decidida, audaz que difícilmente se amedrentaba ante las dificultades.

Nos dejó en las vísperas de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen. Su memoria quedará imborrable en el alma de cientos y miles de personas a las cuales sirvió con su característica austeridad, sencillez y entusiasmo.

¡Gracias Hna. M. Christvera! Tu entrega es piedra preciosa en la corona de la Reina.