Llamadas a vivir en medio de las realidades contemporáneas, perteneciendo por completo a Cristo, como reflejos de María; viviendo al servicio del prójimo en las diferentes profesiones, al servicio de  la Iglesia y del Movimiento de Schoenstatt. Compartimos aquí una breve descripción del encuentro internacional del Instituto Secular que se realizó a fines de julio de 2022, en el cual se profundizó sobre el ser de la “Señora de Schoenstatt”.

Instituto Secular Nuestra Señora de Schoenstatt: un encuentro internacional

Veo el cielo abierto…” Estas palabras pronunció entonces el padre fundador en diciembre de 1965 al visitar por primera vez el Santuario de la comunidad. Dichas palabras resuenan hoy nuevamente por la atmósfera que impregnó el encuentro internacional del Instituto, que se realizó entre el 25 y 31 de julio de este año.

En espíritu de gratitud por los 75 años de su fundación (1946) se  reunieron Señoras de Schoenstatt en su casa madre, Haus Regina, junto al Santuario original. Desde Portugal, España, República Checa, Polonia, Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Estados Unidos viajaron para celebrar en Familia el don de la vocación.

Consagradas en medio del mundo: testimonios de vida

Encuentro Internacional

En los albores de la jornada, el día martes 26 de julio, se transmitió en vivo desde el Santuario Original para toda la familia de Schoenstatt, un momento de oración por las necesidades y preocupaciones del mundo actual. Allí se compartieron diferentes testimonios de Señoras de Schoenstatt, lo cual generó desde el inicio un sentimiento de profunda gratitud por los ejemplos concretos de vidas consagradas a Cristo en medio del mundo y para el Movimiento.

En este sentido fue edificante escuchar la experiencia vivida de una Señora de Schoenstatt  durante el acuciante tiempo de pandemia, en su arduo trabajo como médica cardióloga en un hospital de San Pablo (Brasil). Esperanzador fue conocer la entrega de vida de una Asesora de la juventud que trabaja desde Lisboa preparando la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Portugal. Resultó significativo conocer la generosidad de una “Frau” que trabaja en Polonia en un centro de ayuda a mujeres en situación de vulnerabilidad y el testimonio de un miembro del Instituto en Eslovaquia que acoge ucranianas afectadas por la guerra con Rusia. Fueron también conmovedores los testimonios de vida de tantas señoras de Schoenstatt que en el silencio de cada día, se entregan para transformar el mundo en Cristo a través de la oración diaria con la que hablan a Dios, de los hombres con los que están en contacto.

Como María, unidas a Cristo

Frecuentemente se suele destacar como aspecto primordial de la vocación, la vida profesional que las Señoras de Schoenstatt ejercen. Pero en realidad la riqueza de este carisma no radica en dicha actividad exterior, sino en la pertenencia exclusiva a Dios en medio del mundo.

“Llamadas a ser imagen de Dios, imagen de Cristo, imagen de María que camina y actúa.” Nuestro padre fundador describió de esta manera, la misión de las Señoras, cuyo primer apostolado consiste en la búsqueda de la unión profunda con Dios, lo cual se ha de irradiar en su vida cotidiana e impregnar las labores que realiza.

Para profundizar en el misterio de esta vocación, diferentes miembros del Instituto durante la Semana Internacional realizaron paneles y exposiciones sobre el carisma y la misión de la Señora de Schoenstatt.

“Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo (Jn 17, 18)”

Estas palabras podrían sintetizar la presentación que una señora de Schoenstatt de Brasil realizó, en la cual describió cómo la vida consagrada es una respuesta para la realidad contemporánea.

Frente a las exigencias de un mundo que vive continuamente vertiginosos cambios (tecnológicos, sociales, culturales) la necesidad de vínculos, de relaciones personales y de una experiencia tangible de Dios resultan apremiantes. Toda señora de Schoenstatt se encuentra inmersa en esta marea de revoluciones, pero al estar anclada en Dios por la pertenencia exclusiva a Cristo y por medio de las gracias que recibe en su Alianza de Amor, es enviada para ser un faro para los hombres en medio del camino. Su vocación no sólo se ha gestado, sino que ¡ha nacido para este tiempo!

Y esto se debe a que no solamente en el transcurso del tiempo se han modificado aspectos tecnológicos, extrínsecos al hombre sino que incluso ha cambiado la cosmovisión de las personas y su modo de relación con Dios. Frente a esto cobra un valor especial la vida de una mujer consagrada en medio del mundo, como también su entrega en el apostolado y mediante el trabajo con proyectos pastorales. De distintas maneras se trata de ir al encuentro de las personas y sus contextos, en las experiencias y relaciones personales.

Puente entre diversos ambientes

Una señora de Schoenstatt, oriunda de Estados Unidos y asesora de la juventud femenina, compartió durante la jornada una reflexión personal sobre el aporte que brinda el Instituto al Movimiento de Schoenstatt. En esta exposición detalló que, debido a que las Señoras de Schoenstatt trabajan en diferentes profesiones, están por lo tanto en contacto permanente con personas de diversos ámbitos y culturas.

Toda señora de Schoenstatt experimenta en su ser los desafíos concretos que enfrenta hoy todo laico: las exigencias laborales y la tensión que ello conlleva; la dificultad para mantener un balance entre el trabajo, la vida familiar/comunitaria y el cultivo de la vida interior.  Dicha experiencia cotidiana enriquece a la compresión y la relación con otros, lo cual influye positivamente en todo apostolado que realiza, particularmente en su servicio al Movimiento y la Iglesia.

La vida de una mujer consagrada por tanto es una unión entre diferentes realidades. La vocación es en sí, una unión entre la vida laboral y la vida apostólica; es la integración entre la realidad cotidiana y realidad divina. La entrega a Dios enaltece el servicio que puede realizar a las personas en el mundo y su estar en el mundo contribuye para llevar los hombres a Dios.

“We are one in the Cross“

“We are one in the Shrine, we are one in the cross, we are one in Father´s heart”. Cantando estos versos en torno al Santuario Patri Unita, situado en la casa central del Instituto, culminó el encuentro Internacional el día domingo 31 de julio.

Tanto los diferentes paneles, charlas, talleres, trabajos por grupos como los paseos propiciaron la unidad en la familia y entre los miembros de diferentes continentes. La diversidad de culturas, idiomas y generaciones no fue un obstáculo sino una riqueza para el encuentro. Encuentro que estuvo enraizado en el corazón de Cristo y de María, en las gracias del Santuario, de la cruz de la unidad original y de la misión de nuestro padre fundador para la Iglesia.