Para nosotros los mexicanos, la misión que nuestra Mater le planteó a San Juan Diego durante su aparición en nuestras tierras, vestida de Guadalupe, en aquel diciembre de 1531, sigue vigente. Ella nos pidió como pueblo, construir su “Casita Sagrada”, atrevernos a edificar ese lugar donde ella nos dará su consuelo y derramará sus gracias.
En esta ocasión, la misión la asumimos desde la ciudad de Monterrey. Una ciudad distinta, llena de industrias, innovaciones, gente cálida y unas espectaculares montañas que rodean a la tercera área metropolitana más grande de México, solo después de la Ciudad de México y Guadalajara. Un lugar donde la familia de Schoenstatt lleva creciendo exponencialmente más de 30 años y después de una ardua conquista, en el año 2002 se bendijo el primer Santuario de Schoenstatt de la ciudad, una increíble fortaleza en la cima de una montaña, pensada para que la Mater reine desde lo alto en nuestra ciudad, haciendo honor a su nombre “María, Camino al Cielo”.
El primer santuario de Monterrey
Desde mayo del 2002, cuando se bendijo nuestro Santuario, la familia de Schoenstatt Monterrey (y de muchas otras ciudades de México) han peregrinado y recibido innumerables gracias, incluyendo vocaciones sacerdotales y laicales para las distintas ramas de nuestra familia, así como la conquista, construcción y realización del primer Colegio de Schoenstatt en México, el Colegio Monte Reina, entre muchos otros hitos de nuestra familia.
Siendo mexicanos, Guadalupe siempre sigue vigente y latente en nuestros corazones y en nuestro anhelo. Como familia, estábamos próximos a cumplir 20 años con nuestro Santuario y de disfrutar todos los frutos que la Mater nos regala desde su fortaleza, su camino al Cielo. Nuestra ciudad crecía y las inquietudes crecían también y mientras estábamos encerrados por la pandemia, en lugar de que nuestro Santuario se abandonara, la peregrinación a éste comenzó a crecer de una forma inimaginable.
Algo nuevo comenzaba a nacer de forma muy orgánica en nuestra familia: la necesidad de un segundo punto de encuentro, un taller donde María pudiera seguir obrando las mismas gracias que desde la cima de la montaña y que al mismo tiempo que se convirtiera en un lugar sumamente cercano para todos, un oasis en medio de la ciudad, una tierra de esperanza.
Conquistar y construir un segundo Santuario, un «Santuario Ciudad«
Fue así, como un grupo de representantes de distintas ramas de la familia comenzamos a reunirnos a inicios del año 2021, con pocas cosas claras, pero con este anhelo en común: Conquistar y construir un segundo Santuario, un “Santuario Ciudad” en un lugar céntrico de nuestra ciudad, un lugar accesible para todos que no reemplazaría, si no que sumaría a las opciones de puntos de encuentro que tenemos para poder visitar a la Mater en su casita sagrada, tal como se lo pidió a San Juan Diego.
Después de algunas semanas de trabajar la idea, el 23 de enero del año 2021 se anunció a la familia de Schoenstatt Monterrey este anhelo y el sueño comenzó a tomar forma: se sumó a toda la familia, nos dividimos en comisiones de trabajo y con miedos e incertidumbres, consagramos este anhelo en manos de la Mater.
Luego, vino la bendición del primer elemento que conquistamos para nuestro nuevo Santuario, el altar, mismo que se colocó junto con una ermita que indicaría para toda la familia el lugar donde se levantaría el futuro Santuario, bendecida el 20 de febrero del 2021 y cuya colocación, empezó a generar peregrinación y muchísima vida en una familia de Schoenstatt Monterrey que vivía el golpe de la pandemia, un lugar que inmediatamente comenzó a generar vida y sobretodo, esperanza.
Y teniendo la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios, como buenos Schoenstattianos, se nos recordaba constantemente que, a ejemplo de los primeros congregantes, somos “hijos de la guerra” y las cosas no iban a salir sin conquistarlas, conquistarlas en serio. Como familia, seguíamos recolectando aportes al Capital de Gracias, pero nos tocó vivir la fe en la confianza divina al tener que esperar a los permisos y los recursos materiales para poder iniciar la construcción, tuvieron que pasar más de 2 años para que por fin, el 9 de septiembre de 2023, nuestra familia empezara a ver materializado este anhelo, cuando se pudo dar la primera palada de la obra, momento en que nuestra familia comenzó a creer que pronto tendríamos el tan anhelado Santuario Ciudad en Monterrey.
Una tierra de esperanza
Mientras la construcción iniciaba, la esperanza crecía. Un Santuario que se planeó además incluyendo un sótano con nichos funerarios para poder descansar eternamente bajo el manto de María. Un espacio de gracias que aún sin existir aun materialmente, ya tenía miles y miles de aportes en Capital de Gracias y un anhelo inmensurable, pero que seguía siendo un lugar que aún no tenía nombre.
Entonces, se comenzaron dos labores titánicas en paralelo. La primera, peregrinar el cuadro de la Mater por todas las familias que quisieran recibirlo, mismo que fue enviado desde el Santuario Original. La segunda, hacer participar a toda la familia de Schoenstatt Monterrey en la conquista del nombre del futuro Santuario. Al día de hoy, el cuadro ha visitado 678 hogares y ha estado presente en cada misa, jornada y evento importante de nuestra familia y sigue su caminar.
Con respecto al nombre, después de meses de juntas de grupo, intensas jornadas y mucha oración, contando con la participación de toda la familia de Schoenstatt Monterrey, se eligió el nombre de “María, Tierra de Esperanza” para nuestro Santuario, que, por si fuera poco, será bendecido en el año jubilar de la Esperanza.
Ahora, nuestro Arzobispo, Mons. Rogelio Cabrera López, nos ha confirmado que la fecha para la bendición de nuestro Santuario será el 1 de marzo de 2025, la construcción está en su etapa final y la conquista, tanto material como espiritual, está más viva que nunca. Las campañas de Capital de Gracias han rebasado las expectativas y la familia cuenta los días para coronar lo qué durante estos 4 años era meramente un anhelo. La esperanza con la que inició una idea, que espera que el cielo y la tierra se unan en el jubileo de celebración porque Monterrey tiene un nuevo Santuario, un lugar predilecto, desde donde podamos sentir ese oasis, esa tierra de esperanza en medio de nuestra ciudad.
Quedan pocas semanas, contamos con tu contribución al Capital de Gracias.