Unidos somos más fuertes: segundo Café de parejas en Italia

Vanda Rebuffat y Eugenio Minici

Tras el encuentro del Café de parejas, en el que participaron varios matrimonios de Terricciola, Pisa, los mismos participantes decidieron continuar un camino de crecimiento, en vistas a la creación y consolidación de una comunidad de matrimonios, inspirándose en la espiritualidad del Movimiento de Schoenstatt. El sábado 16 de marzo tuvo lugar la segunda reunión de este nuevo ciclo de encuentros, con el tema «Unidos somos más fuertes». El encuentro, como es habitual, estuvo animado por dos matrimonios de la Federación de Familias de Roma.

El tema comenzó con la lectura de un pasaje del Evangelio de Juan que puede resumirse así: «Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti» (cfr. Jn. 17,21).

La importancia de la comunicación en el matrimonio

A continuación se expuso el tema del encuentro, que abordó los siguientes puntos:

– Con el matrimonio hemos sellado nuestra alianza, una unión que quiere ser expresión del amor de Dios por la humanidad. Los hilos de nuestras vidas se entrelazan cada vez más, revelándose mutuamente en nuestro día a día, con nuestras fortalezas y debilidades.

– ¿Cómo podemos vivir mejor nuestro matrimonio y dar forma a nuestra vida en común? La imagen de nuestro vínculo puede crecer si nos abrimos el uno al otro con sinceridad, comunicando nuestras necesidades emocionales, espirituales y físicas. De este modo, nuestro matrimonio se fortalece y se transforma en una comunidad resistente.

Sobre el proyecto: acompañar con la pedagogía de Schoenstatt

Miembros de la Federación de Familias de Schoenstatt crearon y llevaron a cabo, desde hace algunos años, el camino de crecimiento espiritual y humano llamado «Caffè delle Coppie», cuyo nombre está inspirado en el café que, en Italia, no es solo una bebida sino una ocasión social, encuentro con amigos o cordialidad con nuevos conocidos.

Se trata de una iniciativa de apostolado dirigida a matrimonios, novios o incluso parejas que simplemente cohabitan, para acercarlos y familiarizarlos con los valores cristianos y acompañarlos con la pedagogía de Schoenstatt. Esta propuesta ya ha tenido lugar con grupos de parejas en el santuario de Roma Cor Ecclesiae, a cargo de las hermanas de María; en el Centro Internacional de Schoenstatt de Belmonte-Roma donde, siguiendo el Café de Parejas, se ha creado un grupo de liga que ya ha hecho alianza de matrimonio y que se reúne permanentemente para un camino más profundo de crecimiento espiritual; en la parroquia de los Santos Patronos de Roma, a cargo de los Padres de Schoenstatt; en la parroquia de Sant’Aquila y Priscila de Roma; y, finalmente, en Toscana con parejas del pueblo de Terricciola, en colaboración con el párroco del lugar.

Potenciar la riqueza del matrimonio

La función del Café de Parejas es encontrarse con las parejas para ofrecerles un ambiente acogedor donde se pueda acercarlos a la espiritualidad de Schoenstatt y a los valores cristianos en general. Asimismo, se trata de experimentar, en la dimensión del día a día, momentos de diálogo en pareja, incluyendo formas de potenciar la vida diaria y fortalecer la relación. La idea es fortalecer los vínculos como matrimonio y ofrecerles participar en un grupo para acompañarlos a la alianza y, luego, abrirles a la posibilidad de formar un grupo de liga. En el fondo se trata de acercarlos a la experiencia cristiana de vida matrimonial.

Mantener el fuego del amor ante alegrías y limitaciones

Sobre el encuentro de Terricciola: Sentimos una unidad, rica en su diversidad. Una unidad que ve en el «tú» un don precioso, una fuente de enriquecimiento. Desde esta unidad configuramos nuestra vida, conscientes de que Dios nos acompaña en la realización del proyecto de amor de nuestro matrimonio.

Nuestra unión está destinada a ser una bendición. En el camino de la vida, nos unimos a una persona que nos ama, permitiendo que nuestra capacidad de amar crezca cada vez más. Juntos experimentamos la alegría, pero también el sufrimiento que se deriva de nuestras limitaciones. Unidos, nos esforzamos por mantener vivo el fuego de nuestro amor. Cuando nos unimos a otra persona, nuestra unión se fortalece.

La importancia de la comunidad

Con la cercanía de otras personas descubrimos que todos afrontamos retos similares, aunque de distinta manera. Podemos compartir nuestras alegrías, sabiendo que no somos islas, sino parte de una red resistente.

Pertenecer a un grupo o comunidad nos aporta bendiciones adicionales. En estas comunidades descubrimos valores compartidos que nos dan confianza y apoyo en situaciones difíciles. La oración mutua nos fortalece y, en los momentos de fortaleza, nuestras energías se multiplican, permitiéndonos actuar juntos por el bien común y modelar el mundo según nuestros ideales.

Preguntas que ayudan a revalorar la relación

Tras el anuncio del tema del encuentro, hubo un momento de diálogo por parejas, a partir de las siguientes preguntas:

– ¿En qué aspecto me enriquezco con mi cónyuge?

– ¿En qué momento de la vida o en qué situaciones de crisis hemos experimentado que el hecho de tener vínculos afectivos con otras personas nos ha fortalecido como pareja?

Clave: vínculos a personas, ideas y lugares

En conclusión, se puede decir que en la unión de la pareja florece el amor que ve en el otro el potencial no expresado.  El hombre debe tener vínculos, de alguna manera, en el plano natural todas las fibras de su alma. Si uno no tiene vínculos, en la misma medida en que carece de conexión, se producirá una ruptura en su alma. El ser humano normalmente desarrollado necesita un organismo de vínculos con lugares, personas, ideas. El hombre debe estar enraizado en un organismo de vínculos y estar sano en la medida en que ese organismo de vínculos se lo proporcione. (cf. J. Kentenich 2-5 de octubre de 1951).

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