18 de diciembre. Como sucede todos los años, esta fecha nos encuentra finalizando el tiempo de Adviento a las puertas de la Navidad. Es un tiempo especial de gracia, importante, favorable.
Ayer, en la Misa del Domingo de “Gaudete” (de la Alegría), todas las lecturas nos hacían referencia a un hecho extraordinario, largamente esperado y anunciado por los profetas: la venida del Mesías, el Salvador. Al comienzo, la Antífona nos decía: ¡Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo ¡regocíjense! Que todos conozcan vuestra clemencia. El Señor está cerca” (Filipenses 4,4-5).
A su vez en el Salmo escuchábamos el Magnificat, ese canto de gozo que recita la Virgen María al recibir el anuncio del Ángel y dar su sí confiado al plan de Dios.