Un relato coral sobre la vejez como un tesoro que hay que redescubrir, contada desde un punto de vista nuevo y original: los ojos de la generación más joven. Se
trata de la serie documental de cuatro episodios. Historias de una generación con el Papa Francisco; que Netflix pone a disposición del público a partir del día de
Navidad en los cinco continentes.

Historias de amor, de sueños, de lucha y de trabajo, unidas por el hilo conductor de la relación intrageneracional, acompañadas de las reflexiones y recuerdos de
Francisco que enriquecen las historias de los demás.

La Navidad del Papa al hilo de los recuerdos

Todo surge de una conversación entre el Papa y el padre jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y asesor editorial de la serie escrita por Simona
Ercolani y producida por Stand By Me. En el extracto que el autor publica hoy en las páginas de Il Fatto quotidiano, se comparte el pensamiento y las palabras de
Francisco sobre los temas de fondo de la narración televisiva.

El Papa habla del amor como; un sentimiento, la electricidad que recorre un organismo similar a la sensación de dos polos que se atraen; reinterpreta el baile
del tango de forma personal y poética, como; dirigir y ser dirigido, tener la responsabilidad de cuidar al otro; y luego explica el concepto de;paternidad, que
no es tanto generar hijos como transmitir la propia existencia al hijo.

En la vida ,dice el Pontífice en la conversación con el padre Spadaro; lo que te hace ser padre es tu compromiso con la existencia, los límites, la grandeza, el desarrollo de esa persona a la que has dado la vida y a la que has visto crece.

La vida es aséptica sin sueños

Jovenes y mayores

Pero el tema central son los sueños y el vínculo entre jóvenes y mayores también a través de ellos. Quien no sueña es una persona aséptica y su vida carece de
poesía, dice Francisco, calificándose a sí mismo de soñador. Yo también escribía poemas, pero luego los rompía porque no me gustaban. Así era como daba voz a
mis sueños. Todos necesitamos soñar. Consciente o inconscientemente.

Sueño y profecía

¿Y las personas mayores? También ellos deben soñar -dice Francisco- y así llevarnos hacia horizontes inimaginables. Y son los jóvenes los que tienen un
papel fundamental en esto: el Papa en su conversación con el padre Spadaro destaca la importancia de la cercanía entre generaciones.

Los sueños de una persona mayor son la riqueza de la vida que te ofrecen y te dan. Es la riqueza de toda esa vida que te ofrecen como experiencia de vida. El sueño de
los jóvenes es la profecía, es decir, la capacidad de avanzar. Por eso es importante reunir a los jóvenes y a los mayores. El anciano que da sus sueños y el joven que
los recibe y puede transmitirlos, con vistas al futuro.

Dignidad y creatividad en el trabajo

Y luego está la lucha: porque para realizar los sueños, a veces, dice el Papa, es necesario luchar y la lucha es una realidad.
No me gusta, pero no puede haber vida sin lucha.  Es algo que está dentro de nosotros y nunca se es demasiado viejo para luchar por lo que se tiene dentro si se tiene el corazón y el alma abiertos. Así que no hay vida sin lucha, como no hay dignidad sin trabajo. Incluso el trabajo es un logro que -y el Papa lo explica cuando cuenta su experiencia de trabajo de verano en una fábrica de calcetines- es una fuente de dignidad. Y de la dignidad surge la creatividad.

La creatividad es poesía.

Pensemos que el poeta es alguien que sueña con los ojos abiertos. Un creador es un poeta. Cuando creas algo, eres un poeta. Estás haciendo poesía. No hay dignidad sin creatividad. La dignidad nos lleva a crear. Uno no se automatiza en su trabajo. La automatización es peligrosa. Por eso, un buen trabajador es siempre creativo. Se transforma en un regalo para los demás.