Desde la segunda década del siglo XXI estamos viviendo algo así como la época de las mujeres jóvenes. Están comprometidas con algo grande y quieren nada menos que cambiar el mundo. Con su mensaje, no pocas veces luchan por cambiar el juego (un cambio significativo) de las condiciones existentes en un ámbito concreto, por ejemplo, por el avance del cambio climático, por la acogida humana de los migrantes, por los derechos humanos y de las mujeres.

Todas estas movidas tienen un alto impacto. Exigen tomar una posición, provocan y exigen una decisión. Algunas pagan un alto precio, como la joven kurda iraní de 22 años Jîna Mahsa Amini, cuya muerte dio origen a un movimiento de protesta de las mujeres en Irán. Y el cambio continúa inexorablemente.

¿No hay algo revolucionario detrás de este levantamiento de las jóvenes? Algo que nace de la intuición, sin planes estratégicos ni apoyo de los aparatos de poder. Estas acciones espontáneas hacen surgir algo nuevo por el bien del mundo, del ser humano. ¿No es esta la misión de las jóvenes en general?

Gertraud von Bullion, una joven líder con una gran misión

¿No contó Dios también con una mujer joven en el momento más decisivo de la historia del mundo? Miriam de Nazaret «… se levantó y se puso en camino apresuradamente» – como la vimos durante la Jornada Mundial de la Juventud de este año. De ahí ha surgido mucha vida.

Gertraud durante la Conferencia de Mujeres de 1925 en Schoenstatt

También hubo mujeres jóvenes en los comienzos del Movimiento Femenino de Schoenstatt. Una de ellas, Gertraud von Bullion (1891-1930), abrió literalmente las puertas para las mujeres en Schoenstatt. En el nacimiento del Movimiento, ella hizo posible un camino común, hizo posible la comunidad que existe en todo el mundo hasta el día de hoy.

¿Qué pueden aprender hoy las jóvenes de su «hermana de la primera hora»?

Gertraud von Bullion se comprometió con una causa con pasión y de todo corazón, incluso con creatividad.

Percibió los puntos clave del mundo con los ojos abiertos. Para ella, como mujer, era importante poder marcar la diferencia. Quería ser misionera, apóstol de Jesús. Las circunstancias de su vida y la época en que vivió marcaron su camino.

Profunda relación con Jesús y dedicación a los sufrientes

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, con solo 23 años se ofreció de voluntaria como enfermera para ayudar a los soldados y a los heridos. Al hacerlo, percibió las heridas físicas de quienes le habían sido confiados, así como las espirituales. Acudía al encuentro de los jóvenes que luchaban con Dios en las horas oscuras de una guerra cada vez más insensata, en conversaciones en busca de sentido o como puente con el capellán de campaña. Su presencia hacía cercana la de Dios; vivía una relación íntima con Jesús.

En las sombrías condiciones del hospital militar, intervenía con creatividad y generaba un ambiente especial. Montó una capilla improvisada con un tabernáculo igualmente improvisado, con sus propias manos, para que Cristo tuviera un espacio en medio del hospital militar, en medio del sufrimiento y las heridas. Inició un coro con soldados y otras enfermeras para que se pudiera sentir algo de la alegría de la fe. No siempre tuvo éxito, pero siempre buscó nuevas formas de estar al lado de la gente, de acercarles a Dios.

Gertraud en el hospital militar de Cambrai como enfermera

Llega Schoenstatt a su vida: un llamado a lo grande

La misma pasión la invadió cuando, en plena guerra, en 1917, oyó hablar de Schoenstatt a través de uno de los celadores médicos, Franz Xaver Salzhuber. Inmediatamente sintió que este nuevo despertar religioso podía ser algo para ella.

En conversaciones con Salzhuber y luego con el Padre Kentenich, buscó la manera de abrir la puerta de Schoenstatt a las mujeres. El primer grupo de mujeres en la Federación Apostólica fue obra suya, aunque solo constaba de dos miembros. Ese fue el comienzo. Y lo que era importante y revolucionario, un momento para una jugada trascendente, era que esta federación debía ser una comunidad para mujeres líderes en el campo cristiano, es decir

un liderazgo espiritual y organizativo para mujeres, en el espíritu de Cristo, guiadas por el Espíritu de Dios.

Su sueño de ser apóstol se hizo realidad en un nuevo contexto. Se le permitió estar en el comienzo de una nueva comunidad y abrir el camino para que personas misioneras crecieran y dieran testimonio de Dios.

El punto clave fue que con ella, las mujeres jóvenes de Schoenstatt comenzaron un camino en el que podían trabajar apostólicamente y con espíritu misionero a su manera original, donde descubrían y desarrollaban sus fortalezas y carismas, en comunidad.

Surgió así una familia espiritual en muchos países del mundo. A Gertraud se le permitió estar al principio de este desarrollo. Sí, ella hizo posible este desarrollo, a través de su naturaleza de madre al servicio de los demás, dando espacio para su crecimiento y desarrollo y alegrándose por sus logros.

Fuerte, alegre, feliz y realizada

Nikolas Lauer (arriba), el primer biógrafo de Gertraud. Abajo: Franz Salzhuber, a través del cual Gertraud conoció Schoenstatt.

Gertraud vivió las relaciones con alegría en todo momento: con mujeres y hombres, con el clero y dentro de su propia familia. Las amistades profundamente vividas, orientadas hacia la fe, eran importantes para ella y le sostenían la vida. Un ejemplo de ello es su correspondencia y amistad espiritual con Nikolas Lauer, a quien conoció siendo enfermera durante la guerra y con quien trabajó apostólicamente. Lo acompañó en su camino al sacerdocio y a Schoenstatt. Se convirtió en su biógrafo y en apóstol de la alianza para las mujeres. Un complemento de dones y carismas. La biografía de Nikolas se convertiría más tarde en la base para la deseada beatificación de Gertraud von Bullion.

Gertraud ha contribuido decisivamente con Schoenstatt y la Iglesia. En esto consiste también la Iglesia de hoy y de mañana: participación decisiva, según los carismas otorgados. De este modo, anticipó en su ser y en su actuar la forma sinodal de la Iglesia, la forma de una iglesia en la que todos desempeñan un papel decisivo para el bien y el crecimiento del conjunto. Ella puede ser la patrona de esta nueva forma de Iglesia.

Para entrar en contacto más estrecho con Gertraud von Bullion, puedes inscribirte en un taller en la Casa de Alianza, en Schoenstatt, el lugar en que ella se brindó a Schoenstatt. Allí hay un lugar de encuentro con Gertraud von Bullion. Para concertar una cita envía un correo electrónico a: gertraud-von-bullion@s-fb.org.
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La autora, Dra. Alicja Kostka, es teóloga y acompañante espiritual. Es activa en la investigación de Gertraud von Bullion y es miembro de la Federación de Mujeres de Schoenstatt.