El Movimiento Internacional de Schoenstatt lamenta con toda la Iglesia universal el fallecimiento del Papa Emérito Benedicto XVI. Damos gracias al Dios Trino porque en este tiempo de conmoción nos ha regalado un pastor y maestro que ha sabido ver y presentar juntas con gran sabiduría la razón y la fe. Como eclesiástico experimentado, buscó el diálogo con claridad y humildad, llevando así a la Iglesia a dialogar con científicos, funcionarios gubernamentales y otros líderes religiosos. Confiando en la misericordia de Dios, también se enfrentó públicamente a la dolorosa realidad de la Iglesia. Como hombre de Dios, dio un testimonio visible de que todo gira en torno a la gloria de Dios y de su reino.

Con sus encíclicas, homilías y discursos, Benedicto XVI ha llamado la atención sobre las grandes verdades del cristianismo, presentando una y otra vez el amor de Dios como la raíz del mensaje cristiano. Le agradecemos esta orientación hacia el centro de lo que es la Iglesia y cómo debe actuar en el mundo de hoy.

También recordamos la dimensión pastoral de su trabajo, como en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia, cuando inspiró a los jóvenes a trabajar por un mundo mejor. Le agradecemos que en 2006 convocara a las nuevas comunidades y movimientos espirituales a una gran vigilia de Pentecostés en la plaza de San Pedro. Allí habló de los movimientos como escuelas de la verdadera libertad.

Como Familia de Schoenstatt hemos recorrido el camino con él en solidaridad de corazón y en amor fiel a la Iglesia. Nuestro fundador, el Padre José Kentenich, nos enseñó que la Iglesia sólo puede llegar a ser una familia de creyentes si el Santo Padre y los obispos ejercen eficazmente su función paternal. En la persona del difunto Papa y en su magisterio, se ha dado a nuestro tiempo una voz paterna de certeza.

En los Santuarios de  Schoenstatt encomendamos al Papa Benedicto XVI al amor misericordioso de Dios. Que su anhelo por la casa del Padre, que últimamente había expresado con frecuencia, se cumpla ahora.

El legado espiritual que dejó a la Iglesia y a la humanidad como teólogo, cardenal y Papa nos ocupará durante mucho tiempo. Está claro que entendía su vocación como un servicio para que todos los espíritus estuvieran cada vez más unidos en la verdad y todos los corazones en el amor.

Vallendar-Schoenstatt, 31.12.2022

Para la Coordinación Internacional del Movimiento de Schoenstatt

Emmiritierter Papst