María, la llena de gracia – Parte 1

María se presenta ante nosotros como el ser humano concebido sin pecado original, que está «llena de gracia» desde el primer momento de su existencia. Ella es el ser humano tal como Dios lo concibió, el arquetipo del ser humano en el que la naturaleza y la gracia se entrelazan armoniosamente. Está completamente abierta a Dios y a su voluntad, completamente en casa en lo divino – y al mismo tiempo completamente humana, completamente natural. Mente y voluntad, sentimiento y espíritu – todos armoniosamente interconectados, ella es el sueño de Dios de la totalidad, de todo el ser humano.

Inmaculada
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El Padre Günther Boll cuenta:

«Sólo gradualmente, en mi encuentro con el P. Kentenich, se me hizo claro lo que la Santísima Madre como Inmaculada significaba para él en términos concretos y qué consecuencias sacaba de ello para su vida y sus acciones, para toda su obra pedagógica. En ningún otro lugar he encontrado una toma en serio tan consciente y consecuente del dogma de la Inmaculada, en ningún otro lugar un teólogo que hubiera visto el impacto antropológico del pecado original tan claramente como el P. Kentenich. Había reconocido lo que significa para nuestra existencia humana que carguemos con el pecado original y lo resumió en las palabras: «Una ruptura atraviesa todo nuestro ser». Todos sufrimos la ruptura interior, el desmoronamiento del cuerpo, de la mente y del alma, de la cabeza y del corazón, de la vida divina y humana. Incluso como cristianos bautizados y, por tanto, redimidos, a menudo sufrimos las consecuencias del pecado original hasta el final de nuestras vidas.

Inmacualda
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Para el P. Kentenich es cierto: si la Virgen nació sin pecado original, tampoco llevaba en sí las consecuencias del pecado original. Ella es el único ser humano que procede del paraíso, el ser humano que Dios realmente quiso crear: el ser humano perfecto, el ser humano plenamente sobrenatural y al mismo tiempo plenamente humano.

El Padre Kentenich no se detiene en esta afirmación, sino que va un paso más allá: en la Virgen como Inmaculada, él no ve ante todo un modelo inalcanzable, sino que está convencido de que Ella tiene por ello una misión muy especial para el hombre. Para él es cierto: Quien sella una alianza con ella, encuentra  ayuda para poder vivir en armonía con Dios y consigo mismo. Una y otra vez insistió: Sólo podemos desarrollarnos como seres humanos completos cuando la gracia y la naturaleza están en armonía. Y en este proceso de crecimiento, la Virgen María desempeña un gran papel.

Foto Cathopic- Lupe Belmonte

Aquí es donde entra en juego la orientación vital del Padre Kentenich hacia la pedagogía. Para él, cualquier tipo de pedagogía sólo puede, en última instancia, tratar de ponerse a la altura de lo que el querido Dios realmente quiso darnos y realizó en la Santísima Madre: que la naturaleza y la gracia trabajan juntas, que forman una unidad armoniosa. Así fue desarrollando poco a poco una «educación de la Inmaculada» que debía ayudar a superar esta ruptura interior y, con la ayuda de la gracia, apoyándose en la naturaleza humana, crecer muy lentamente hacia una humanidad armoniosa.

Continuará

Pequeña Biografía del Padre Günther Boll – Haga click aquí

Fuente: Günther M. Boll: …ante todo mi corazón – José Kentenich – Pedagogo y Fundador