El Santuario Tabor (Santa María, Brasil) amaneció este domingo con pétalos de rosas esparcidos por todas partes. Esta es una tradición que se repite desde hace más de 70 años, en el mes de septiembre, pero esta vez no solo llamaban la atención las flores, sino también las miles de personas, de muchos países, que se reúnen para seguir los pasos del Venerable Diácono João Luiz Pozzobon.
El último día del Congreso Internacional del Apostolado de la Virgen Peregrina, el 14 de septiembre, se coronó con la celebración de la Romería de Primavera. Esta peregrinación fue creada por João Pozzobon y se repite año tras año, siendo un día en el que muchas personas llevan flores a la Mater.
Alrededor del Santuario, unas 5.000 personas se reunieron por la mañana, en un domingo que amenazaba lluvia. Aunque las primeras gotas asustaron a la multitud, pronto cesaron y, durante la caminata, incluso salió el sol. El recorrido de la procesión comenzó con una oración en el Santuario Tabor y partió con oraciones y cantos, hasta llegar al Santuario Basílica de la Medianera.

5 mil personas para la Santa Misa
Para Sylvia Segu, de Chile, «esta peregrinación fue el broche de oro del Jubileo».
La misa se celebró fuera de la Basílica, en un campo abierto. El arzobispo de Santa María, Leomar Brustolin, presidió la liturgia, con la presencia de decenas de sacerdotes. La misa fue transmitida en directo por televisión abierta a Brasil y Portugal por TV Canción Nueva.

Mons. Leomar comienza diciendo que «aquí están presentes 25 países, personas que han venido de muy lejos» y, por eso, «hoy elevamos una alabanza por los 75 años del Apostolado, nacida del corazón ardiente del diácono João Pozzobon». En la homilía, el arzobispo continúa diciendo que el Apostolado de la Virgen Peregrina «es la visitación de María que continúa en nuestros días, la Madre que atraviesa montañas, entra en cada casa y hace del corazón humano un Santuario Viviente».
La liturgia también celebra la exaltación de la Santa Cruz. «La cruz es la gramática del amor de Dios», dice el arzobispo. También recuerda la vida de Pozzobon como un ejemplo de cómo abrazar la cruz: «En Schoenstatt, llamamos a María Madre y Educadora, Peregrina que visita los hogares y, en cada visita, trae consigo el recuerdo de la cruz. Llevar a María es llevar, en primer lugar, a Jesús. En esta espiritualidad se inscribe nuestro querido diácono, el Venerable João Luiz Pozzobon, que recorrió décadas llevando la imagen de la Virgen Peregrina, llevando las bendiciones de Dios. No fue fácil. El testimonio de Pozzobon nos invita a llevarla por los caminos de la vida, transformándola en un gesto de servicio, caridad y anuncio.»
Pidiendo «prestada» la Cruz de la Unidad a una señora de Colombia, el arzobispo la muestra a todos y dice que no sabemos por qué cruces vamos a pasar en la vida, pero que debemos confiar en el Señor.


Enviados con nuevo ardor
Sylvia Segu comenta: «La homilía del arzobispo fue maravillosa, uniendo a João Pozzobon y Schoenstatt en la cruz. El envío nos plantea el reto de seguir la misión de Don João, ya que tenemos grandes dificultades en nuestra región, pero conocer los lugares donde vivió nos da un nuevo ardor para continuar con la misión».
Al final de la celebración, hubo la bendición de las semillas, que era una costumbre iniciada por João Pozzobon, pidiendo tierras fértiles y una buena cosecha para todos en la región. En señal de estas semillas, Mons. Leomar también pidió a todos que rezaran por sus párrocos.
Los hijos de João Pozzobon pronunciaron unas breves palabras al final de la misa: Humberto, Petrolina y Vilma se emocionaron con la multitud que celebraba y agradecía la vida de su padre.

La Sra. Teresita Inés Rodríguez, de Argentina, comenta: «Lo que más me gustó de estos días de Congreso fue conocer la vida de Don João, a partir de la experiencia en su casa y en los lugares por donde caminaba; conocer la casa donde nació y las colinas que lo rodeaban y lo inspiraban, la sencillez de su hogar. Porque, por mucho que hayamos leído y visto vídeos sobre la vida de Don João, no es lo mismo que tener ese contacto personal con su familia, con sus hijos, el calor humano. Este Congreso fue realmente un regalo de la Mater, una bendición. En mi caso particular, me gustó mucho estar aquí y esto me abrió caminos para que desde aquí pueda contagiar a otras personas en el lugar de donde vengo (San Juan, en Argentina).»
Documento de consenso
Hace ya algún tiempo, los países pudieron enviar contribuciones para la creación de un documento de consenso del Apostolado, a nivel internacional. Durante los días del Congreso, un grupo con dos representantes de cada país ha estado trabajando en este material. El trabajo ha avanzado mucho en estos últimos días. El estilo de trabajo adopta un modelo sinodal, para que todos puedan ser escuchados. Por ahora, el documento no está terminado y el grupo seguirá reuniéndose online. En el futuro, daremos más información sobre el progreso de este trabajo.
Despedidas y mucha emoción
El momento de la despedida del Congreso tuvo lugar durante el almuerzo en el Centro Mariano. Fueron días de gran emoción, coronados por el espíritu de Familia. En el centro de las mesas se colocó un gran pastel y los hijos de Pozzobon pudieron acompañar el canto de celebración. Así concluyeron los días tan especiales de encuentro que reunieron a 25 naciones y mostraron el rostro misionero, vivo y entusiasta del Apostolado de la Virgen Peregrina presente en tantas partes del mundo.

Traducción: Hna. M. Lourdes Macías