El Papa Francisco y su visión Mariana de la Iglesia

P. Alexandre Awi Mello

Una personalidad destacada y el amor a Nuestra Señora

Con gran alegría, presento este testimonio en gratitud al Papa Francisco, con quien tengo el honor de mantener una relación desde 2007. Tuve la gracia de trabajar a su lado en la Conferencia de Aparecida, experiencia que marcó profundamente mi vida, especialmente por su humildad, profundidad de pensamiento y espíritu eclesial. En ese entonces, jamás imaginé que algún día él se convertiría en Papa.

Desde el principio, su personalidad y el espíritu religioso me impresionaron, así como su amor por Nuestra Señora. En Aparecida, tuvimos conversaciones significativas sobre la importancia de la presencia de María en el documento final de la Conferencia y cómo el ejemplo y la intercesión de María deberían marcar todas las dimensiones de la vida de la Iglesia, especialmente en la vida del pueblo latinoamericano, evangelizado por las manos de Nuestra Señora.

La historia mariana de nuestro continente americano es muy profunda. La evangelización se dio de forma mariana, guadalupana y, en América del Sur, la presencia de María acompañaba a los evangelizadores, que traían la cruz de Cristo junto con una imagen de Nuestra Señora. El Papa Francisco es heredero de esta tradición.

«Ella es mi Mamá»: Testimonios de la devoción mariana del Papa

Me gustaría compartir algunas historias sobre la relación del Papa con María. Tuve la gracia de entrevistarlo sobre este tema, lo que resultó en el libro “Ella es mi Mamá” (Encuentros del Papa Francisco con María, 2014).

Como miembro del Movimiento de Schoenstatt, siempre sentí la conexión que el Papa hacía entre mí y Nuestra Señora. Durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro (2013), cuando fui su intérprete, él me obsequió objetos marianos. Al darme cuenta de que no tenía un presente para él, recordé una imagen de la Madre Peregrina que una Hermana de María de Schoenstatt me había dado para que el Papa la bendijera.

Al mirar la imagen, sentí que era el regalo perfecto. Al entregársela, la abrazó, la besó y me pidió que la bendijera, lo cual me sorprendió. Luego, él dijo: “Muchas veces, regalo los obsequios que recibo, pero este se quedará conmigo”. Desde entonces, la imagen lo acompaña, estando a su lado en la cama, en su mesa de noche.

Habitación del Papa Francisco, con la imagen de la Virgen Peregrina

En 2014, compartió con la Familia de Schoenstatt: “Hace un tiempo, un Padre de Schoenstatt me regaló una imagen de la Madre. Y la tengo en la mesa al lado de mi cama. Y todas las mañanas, cuando me levanto, la toco y rezo. Es un secreto que quería contarles”. También enfatizó la importancia de María como nuestra madre, dejando hermosos mensajes para la Familia de Schoenstatt: “No tenemos derecho a tener una mentalidad de huérfanos. Es decir, el cristiano no tiene derecho “a sentirse huérfano”. Tienes Madre. Tenemos Madre. (…) Ella es Madre no solo porque nos da la vida, sino que también nos educa en la fe. Es muy diferente buscar y crecer en la fe sin la ayuda de María. Es otra cosa. Es como crecer en la fe sí, pero en una Iglesia que es un orfanato. Una Iglesia sin María es un orfanato. Sobre todo, Ella nos educa, nos ayuda a crecer, nos acompaña, toca nuestras conciencias. Ella sabe cómo tocar las conciencias para el arrepentimiento”.

María y la cultura del encuentro y la alianza

El Papa Francisco destaca la importancia de María como aquella que nos ayuda a vivir la cultura del encuentro y de la alianza, que es el centro de la espiritualidad de Schoenstatt. “La cultura del encuentro es la cultura de la alianza. Y eso genera solidaridad. (…) Significa creación de vínculos, no destrucción de vínculos. Y hoy en día, estamos viviendo en esta cultura, en esta cultura de lo provisional, que es una cultura de destrucción de vínculos. (…)” Entonces, cultura del encuentro, que crea una unidad que no es falsa, y es la unidad de la santidad, ¿entienden? Que lleva a la cultura del encuentro.

Una iglesia mariana: firmeza, ternura y misericordia

La visión del Papa sobre Nuestra Señora es la de una madre siempre presente en medio de su pueblo, discípula y misionera de Jesús. Para él, al hablar de María, también estamos hablando de la Iglesia.

En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, Francisco enseña que todo lo que decimos de María debe ser aplicado a la Iglesia y a cada bautizado, utilizando un texto de Isaac de Estela.

Una Iglesia que debe ser madre como María, firme, fuerte y tierna, capaz de vivir la revolución de la ternura. Una Iglesia misionera, de puertas abiertas, que acoge, cuida y abraza a todos los necesitados, especialmente a los que están en las periferias de la sociedad. Una Iglesia como un hospital de campaña, que ofrece primeros auxilios, acoge y cuida.

El Papa Francisco desea una Iglesia con el cuidado maternal de María. Sus 12 años de pontificado nos han mostrado esto, con la declaración del Jubileo Extraordinario de la Misericordia y el espíritu sinodal, buscando que “todos, todos, todos” sean acogidos en el seno de la Iglesia, sintiéndose en casa, independientemente de su historia moral. La Iglesia invita a la plenitud de las virtudes teologales y del Evangelio, donde la moral tiene un valor fundamental, pero el punto de partida siempre es la apertura, la acogida y la escucha.

El Papa espera que podamos hacer de la Iglesia una Iglesia maternal, con los rasgos de María, una Iglesia mariana.

P. Alexandre Awi Mello, ISch
Actualmente, es el superior general del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt. Maestro en Teología en la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Vallendar, Alemania. Doctor en Mariología en la Universidad de Dayton, EE. UU. Fue profesor de Teología Pastoral y Teología Sistemática en el Instituto Paulo VI en Londrina (PR); en la Pontificia Universidad Católica del Paraná, Londrina; en UNISAL, de los Salesianos; y en la Facultad de Filosofía y Teología São Bento. Colaboró con el Cardenal Bergoglio durante la V Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe realizada en Aparecida y acompañó al Pontífice por ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en 2013, en Río de Janeiro. Fue secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y consejero de la Pontificia Comisión para América Latina.

Fuente: formacao.cancaonova.com

Traducción: Hna. M. Lourdes Macías

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