¡A veces la vida nos sobrepasa!
Esta fue mi experiencia durante la segunda semana de enero. La Juventud Femenina de Schoenstatt iba a realizar un Mini Campamento en Villa María, Ciudad del Cabo. Pocos días antes de que comenzara, el número de chicas inscritas se había duplicado. Me preguntaba cómo me las arreglaría para hacer frente a todo el trabajo que había que hacer. Me puse en contacto con una de mis hermanas y le pregunté si estaría dispuesta a ayudarme. Sin dudarlo, pospuso sus propios planes y accedió a hacerlo. Además, una de las jefas mayores de las chicas de Schoenstatt aceptó llegar un día antes y ayudar con la preparación de la comida y las habitaciones. Agradecí profundamente su ayuda y confié en que el campamento sería un éxito.
¿Cómo fue el campamento?
¡Fue lo mejor! Las chicas tenían edades entre once y dieciocho años y procedían de diversas zonas de Ciudad del Cabo. Algunas habían participado antes, otras eran nuevas.
Como era el comienzo del nuevo año 2023, nos tomamos tiempo para mirar atrás y saborear todos los dones con los que Dios nos había bendecido durante 2022. Lo hicimos en pequeños grupos. Un grupo dividió creativamente su reflexión en cuatro categorías:
- Nuevas habilidades aprendidas,
- algo que lograron el año anterior,
- su relación con Dios y
- su «momento favorito» de 2022.
Otro grupo tenía otros dos títulos para su reflexión
- ,a saber, el mejor cumplido que recibieron
- y un proyecto o tarea que hayan realizado durante 2022.
Compartir con los demás despertó una renovada alegría y gratitud por el pasado.
A continuación, miramos hacia el futuro. Cuando oscureció, las participantes tuvieron adoración en el Santuario. A pesar de estar en una ciudad relativamente ruidosa, sólo se oían las oraciones y los cantos de las chicas. Sentadas ante el Santísimo Sacramento, escribieron cartas a Jesús compartiendo con Él sus objetivos y sueños para 2023.
Al día siguiente, durante la Santa Misa, presentaron sus peticiones personales. Durante el ofertorio, las chicas presentaron al Señor sus vidas al tiempo que presentaban sus carteles sobre el año transcurrido.
Por último, al reflexionar sobre el campamento, puedo decir que la experiencia de «familia» no fue sólo que mi co-hermana accediera generosamente a ayudarme, ¡sino también que fui testigo de cómo un grupo de jóvenes adolescentes católicos se reunían, compartían su fe en la oración, los debates y las risas!
Sí, ¡hubo muchas risas mientras jugábamos, compartíamos recuerdos y disfrutábamos de la originalidad de cada una!
¿Qué sigue?
Antes de marcharse, las chicas compartieron sus ideas sobre futuras reuniones: Programas de ayuda caritativa, manualidades, estaciones de oración al aire libre, debates sobre salud mental, presión de grupo y la importancia de los sacramentos y cómo valorarlos y practicarlos.
Esperamos con ilusión el 2023 y todo lo que Dios tiene planeado para nosotros.
Fuente: https://www.s-ms.org/