Se trataron diferentes temas de Amoris Laetitia: catecumenado al matrimonio, formación de los agentes pastorales, educación de los hijos, espiritualidad matrimonial, la misionariedad familiar y el acompañar, discernir e integrar la fragilidad de las familias (capítulo VIII de Amoris Laetitia). Se dieron fundamentaciones claras para los diferentes temas así como el testimonio de diferentes comunidades o movimientos de cómo lo implementan en la vida.
Entrevista a Rafael y Cristina Munhoz por parte del P. Heinrich Walter
En el Forum participaron 3 matrimonios del Movimiento de Schoenstatt. Cristina y Rafael Muñoz nos hablan de sus experiencias en una entrevista a Schoenstatt.com. Ellos son miembros de la Dirección General del Instituto de Familias de Schoenstatt, tienen 5 hijos y viven en Barcelona, España.
¿Qué es lo que más le impresionó durante los días del Forum?
Lo que más nos impresionó fue la frescura del encuentro, la vitalidad, las ganas de trabajar por la misión cada uno desde su carisma y cada uno desde sus posibilidades. Fue también significativo la cantidad de participantes de todo el mundo, unos 220, entre representantes de la diferentes Conferencias Episcopales y de diferentes movimientos.
Ha sido encomiable el esfuerzo del Dicasterio para los Laicos, la familia y la Vida para enfrentar todos los retos y dificultades.
Se trataron diferentes temas de Amoris Laetitia: catecumenado al matrimonio, formación de los agentes pastorales, educación de los hijos, espiritualidad matrimonial, la misionariedad familiar y el acompañar, discernir e integrar la fragilidad de las familias (capítulo VIII de Amoris Laetitia). Se dieron fundamentaciones claras para los diferentes temas así como el testimonio de diferentes comunidades o movimientos de cómo lo implementan en la vida.
Para nosotros fue muy interesante ver la amalgama de diferentes carismas que dan una riqueza y vitalidad grande a la pastoral familiar. También fue un tema importante la preocupación de poder trabajar codo a codo entre familias y agentes pastorales.
Nos ha quedado claro de este Forum que hemos de sembrar mucho para recoger poco y hemos de pedir la gracia y el gozo en un tiempo de escasa fecundidad. A través de todas las aportaciones somos conscientes que hemos de seguir trabajando cuerpo a cuerpo conscientes que se nos pide, ante todo, fidelidad creadora.
¿Qué diferencias de situación y desafío percibe entre continentes y culturas?
Por tratarse de un encuentro online, no hubo ocasión de grandes intercambios pero, por el chat se expresan inquietudes y retos que, si bien no llegaron a ser tratados, si quedaron como inquietudes presentadas a Dicasterio. Las preguntas más universales y relevantes si que se presentaron en el momento de intercambio al final de cada tema y fueron contestadas por los ponentes de ese tema.
Sabemos y palpamos que somos una Iglesia evangélica y apostólicamente debilitada en una sociedad poderosa. Pero ni el cristianismo del pasado fue tan sólido como se cree, ni el actual es tan débil como parece. Lo que pudimos constatar es que debemos entre todos impulsar desde las bases familiares, la iniciación cristiana. Una verdadera iniciación es algo mucho más que adoctrinamiento. Iniciar es despertar a la experiencia de la fe y desde ella enriquecer sus contenidos, orientar la vida moral, familiarizar con la Palabra de Dios y con los grandes símbolos de la liturgia, cultivar el sentido comunitario, abrir la sensibilidad para servir a la sociedad y eso era un hecho que, a través de las aportaciones, se manifestó como una necesidad en todos los continentes.
¿Había un objetivo común hacia el que avanzaban juntos?
Revitalizar la familia como instrumento preclaro evangelizador. El Dicasterio, de alguna manera, está poniendo con este encuentro las bases para preparar el futuro desde la situación presente que entraña la necesidad de renovar nuestro estilo pastoral, que está llamado a ser más espiritual, más evangelizador, más corresponsable, más personalizado y más centrado en la formación del núcleo pastoral de nuestras comunidades.
Schoenstatt tiene un fuerte movimiento de familias y una probada experiencia en el trabajo familiar. ¿Cuál es el aporte de Schoenstatt que más se necesita en este momento?
Como familias schoenstattianas somos portadoras de un carisma y pedagogía que dan respuesta a las necesidades de la Iglesia en el ámbito de la familia hoy en día. Hemos de tomar mayor conciencia de que somos portadores de una misión para el servicio de la Iglesia. Tenemos una gran aliada para ello, María, nuestra Madre, que desde nuestros Santuarios Hogar nos impulsa a ello.
¿Qué desea que Schoenstatt retome de este Congreso?
Siendo fieles a nuestro Padre Fundador en el sentido de “la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios” debemos reconocer al espíritu, descubrir los signos de su presencia y colaborar con Él con docilidad y humildad. Tal vez diríamos que nos gustaría que volviera la audacia, que saliéramos de la zona de confort. Nuestra mirada va hacia adelante, Schoenstatt es un movimiento, no una cofradía de formas fijas. Por eso ahora que el mundo sangra, los matrimonios debemos ser Marías que ven todas las necesidades con ojos marianos y debemos ir despertando de nuevo la Fe y confianza en Dios. En esta línea, una de las grandes llamadas a nosotros familias es saber escuchar. Escuchar a Dios, escuchar su Palabra, ser fieles a las Fe Práctica en la Divina Providencia tal como lo quería nuestro padre fundador. Escuchar en nuestras comunidades, escuchar a nuestros cónyuges, escuchar a los jóvenes y a los mayores, a los de otras generaciones, a los que piensan distinto. La escucha supone receptividad y humildad, paciencia y acogida, largueza de corazón para dejarse habitar por otros. En este sentido conserva toda su validez la encíclica Ecclesiam Suam de Pablo VI (1964), que nos ofrece toda una teología de la escucha y del diálogo como exigencia de renovación.
¿Ve algún impulso que deba ir desde el Congreso al Movimiento de familias de Schoenstatt en todo el mundo?
El Congreso nos invita a ser Iglesia, a ponernos a su servicio para llevarle la “Buenanueva Schoenstattiana”. Debemos formarnos bien para ponernos al servicio de la pastoral matrimonial en nuestras parroquias y diócesis.
Muchas gracias, Cristina y Rafael!