La JMJ Diocesana

Renato Martinez - Ciudad del Vaticano

“Las Orientaciones Pastorales contenidas en estas páginas pretenden ser una guía que presente las motivaciones ideales y las posibles realizaciones prácticas, para que la JMJ diocesana/eparquial se convierta en una oportunidad que haga aflorar el potencial de bien, la generosidad, la sed de valores auténticos y los grandes ideales que cada joven lleva dentro”, es este el objetivo de las “Orientaciones pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares”, presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la mañana de este martes, 18 de mayo, por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

Las Jornadas Mundiales de la Juventud

En el documento se recuerda que, la institución de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido, “una gran intuición profética de San Juan Pablo II”, que quiso que, «todos los jóvenes deben sentirse atendidos por la Iglesia», en unión con el Sucesor de Pedro, y comprometida a nivel mundial. Asimismo, se señala que su predecesor, el Papa Benedicto XVI recogió el testigo y, en varias ocasiones, no ha dejado de destacar cómo estos acontecimientos representan un don providencial para la Iglesia. De igual forma, para el Papa Francisco, las Jornadas Mundiales de la Juventud constituyen un impulso misionero de extraordinaria fuerza para toda la Iglesia y, en particular, para las generaciones más jóvenes.

Las JMJ en las Iglesias particulares

JMJ

Las Orientaciones señalan que, las celebraciones internacionales de la JMJ suelen tener lugar cada tres años en diferentes países con la participación del Santo Padre. En cambio, la celebración ordinaria de la JMJ, tiene lugar cada año en las Iglesias particulares, que se encargan de organizar en forma autónoma tal evento y tiene un gran significado y valor no solo para los jóvenes que viven en esa región concreta, sino para toda la comunidad eclesial local, la misma que se convierte en una “fiesta de la fe”, un fuerte acontecimiento de testimonio, comunión y oración similar a las JMJ internacionales, que marcan profundamente la existencia de tantos jóvenes en todas las partes del mundo. Asimismo, la JMJ diocesana sirve para sensibilizar y formar a toda la comunidad eclesial – laicos, sacerdotes, personas consagradas, familias, adultos y personas mayores – para que sea cada vez más consciente de su misión de transmitir la fe a las nuevas generaciones.

La prioridad de la misión con los jóvenes

Estas Orientaciones Pastorales pretenden animar a las Iglesias particulares a que aprovechen cada vez más la celebración diocesana de la JMJ y a que la consideren una ocasión propicia para planificar y llevar a cabo de forma creativa iniciativas que muestren que la Iglesia considera su misión con los jóvenes «una prioridad pastoral histórica, en la que invertir tiempo, energías y recursos». Es necesario asegurar que las generaciones más jóvenes se sientan en el centro de la atención y la preocupación pastoral de la Iglesia. Los jóvenes, en efecto, quieren participar y ser apreciados, sentirse coprotagonistas de la vida y la misión de la Iglesia. Las indicaciones que siguen tienen en cuenta principalmente las distintas diócesis, como ámbito propio de expresión de la Iglesia local.

La JMJ a nivel local en la solemnidad de Cristo Rey

En el documento también se recuerda que, al término de la celebración Eucarística en la Solemnidad de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 2020, el Papa Francisco quiso relanzar la celebración de la JMJ en las Iglesias particulares y anunció que, a partir de 2021, esta celebración, que tradicionalmente se vivía en el Domingo de Ramos, se celebrará en el domingo en el que tiene lugar la solemnidad de Cristo Rey. En este sentido, el Papa Francisco recordó que, en el centro de las dos celebraciones litúrgicas, Cristo Rey y el Domingo de Ramos, «permanece el Misterio de Jesucristo Redentor del hombre…». Porque el núcleo del mensaje, pues, sigue siendo que la grandeza del hombre proviene del amor que sabe entregarse a los demás “hasta el final”. En este día, la Iglesia universal debe poner a los jóvenes en el centro de su atención pastoral, rezar por ellos, realizar gestos que hagan a los jóvenes protagonistas, promover campañas de comunicación, etc.

Puntos clave de la JMJ

En el transcurso del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, varias intervenciones de los Padres Sinodales se refirieron a la JMJ y en el Documento Final se señala que, «los encuentros nacionales y diocesanos/eparquiales, desempeñan un rol importante en la vida de muchos jóvenes porque ofrecen una experiencia viva de fe y de comunión, que les ayuda a afrontar los grandes desafíos de la vida y a asumir responsablemente su puesto en la sociedad y en la comunidad eclesial». Por ello, es importante tener presente los siguientes “puntos clave” que ayudaran a la celebración de la JMJ: «la Jornada de los jóvenes debe ser una “fiesta de la fe”; debe ser una “experiencia de Iglesia”, debe ser una “experiencia misionera”; debe ser una “ocasión de discernimiento vocacional” y una “llamada a la santidad”; debe ser una “experiencia de peregrinación”; debe ser una “experiencia de fraternidad universal”».

El protagonismo juvenil

El testimonio y la experiencia de los jóvenes que ya han participado en las JMJ internacionales merecen ser valorados en la preparación del evento diocesano/eparquial. Por tanto, es necesario tener la valentía de implicar y confiar papeles activos a los jóvenes, tanto a los que provienen de las diferentes realidades pastorales presentes en la diócesis, como a los que no pertenecen a ninguna comunidad, grupo juvenil, asociación o movimiento. La JMJ diocesana/eparquial puede ser una hermosa oportunidad para resaltar la riqueza de la Iglesia local, evitando que los jóvenes menos presentes y menos “activos” en las estructuras pastorales establecidas se sientan excluidos. Todos deben sentirse “especialmente invitados”, todos deben sentirse esperados y acogidos, en su irrepetible singularidad y riqueza humana y espiritual. El evento diocesano/eparquial, por lo tanto, puede ser una ocasión propicia para estimular y acoger a todos aquellos jóvenes que quizás están buscando su lugar en la Iglesia y que aún no lo han encontrado.

Mensaje anual del Santo Padre para la JMJ

Cada año, en vista de la celebración diocesana/eparquial de la JMJ, el Santo Padre publica un Mensaje para los jóvenes. Por ello, sería conveniente que los encuentros preparatorios y la misma JMJ diocesana/eparquial se inspiren en las palabras que el Santo Padre ha dirigido a los jóvenes, en particular, en el pasaje bíblico que se propone en el Mensaje. También sería importante que los jóvenes escuchen la Palabra de Dios y la palabra de la Iglesia de la voz viva de personas cercanas que conozcan a fondo su carácter, su historia, sus gustos, sus dificultades y luchas, sus expectativas y esperanzas y que, por tanto, sepan aplicar bien los textos bíblicos y magisteriales a las situaciones concretas de la vida que viven los jóvenes que tienen delante. No hay que excluir que el Mensaje pueda ser transmitido también a través de diferentes expresiones artísticas o iniciativas de carácter social, como invitó el Santo Padre en su Mensaje para la XXXV JMJ. Por último, pero no por ello menos importante, el Mensaje del Santo Padre podría convertirse en el tema de otros encuentros para jóvenes, propuestos por los agentes de pastoral juvenil de la Iglesia local, por asociaciones o por movimientos eclesiales.

María ilumina nuestra juventud

La celebración diocesana/eparquial de la JMJ es, sin duda, una etapa importante en la vida de cada Iglesia particular, un momento privilegiado de encuentro con las jóvenes generaciones, un instrumento de evangelización del mundo de los jóvenes y de diálogo con ellos. Invertir en los jóvenes significa invertir en el futuro de la Iglesia, significa promover las vocaciones, significa iniciar efectivamente la preparación remota de las familias del mañana. Es, por tanto, una tarea vital para cada Iglesia local, no una simple actividad añadida a otras. Encomendemos a la Santísima Virgen María el camino de la pastoral juvenil en todo el mundo. María, como bien nos recuerda el papa Francisco en Christus vivit, «mira a este pueblo peregrino, pueblo de jóvenes querido por ella, que la busca haciendo silencio en el corazón, aunque en el camino haya mucho ruido, conversaciones y distracciones. Pero ante los ojos de la Madre sólo cabe el silencio esperanzado. Y así María ilumina de nuevo nuestra juventud».

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