El Santuario de Schoenstatt en Lisboa celebró su 50º aniversario el 15 de septiembre de 2024. Tras un año de indulgencias, el Movimiento se reunió en un encuentro que no dejó lugar a dudas: lo que nos une es la inmensa gracia de la presencia de María.
La celebración tuvo lugar a la sombra del Santuario, en la plaza situada frente a la puerta. Todo comenzó el sábado 14 de septiembre por la mañana con el montaje y la decoración de las carpas en las que, a partir de las 16:OO hrs, cada rama mostraría su historia, sus fines y sus ideales.
Llamamos a este día “Festival del Jubileo” y aquí la Familia de Schoenstatt comenzó a reunirse con música, comida, bebida y mucha alegría. Las sonrisas y los abrazos estaban por todas partes. Fue una reunión de amigos que no se ven todos los días, pero que comparten momentos cruciales de sus vidas en el Santuario y con la Mater. Los lazos se hacen fuertes. Dentro del Santuario, rezamos todo el día y toda la noche ante el Santísimo Sacramento, expuesto para nuestra adoración y bajo la mirada de la Madre Tres Veces Admirable.
La gran acción de gracias
El domingo fue el día de la gran fiesta nacional de la familia, con la Eucaristía presidida por el Cardenal Manuel Clemente, Patriarca Emérito de Lisboa, y concelebrada por varios sacerdotes schoenstattianos de Portugal, Alemania, España y Chile. Estuvieron presentes sacerdotes que ya habían trabajado en Lisboa a lo largo de los 50 años del Santuario, entre ellos los sacerdotes portugueses P. Alexandre Martínez, P. José Melo, P. Francisco Sobral y P. Diogo Barata, que tampoco quisieron perderse el Jubileo de Lisboa. Para muchos miembros del Movimiento, el reencuentro con los sacerdotes que un día les acompañaron fue otro motivo de alegría.
La presencia del Instituto Nuestra Señora de Schoenstatt, especialmente de su Superiora General, la Dra. Gertrud Pollack, puso de relieve la importancia que este Instituto tuvo en los inicios del Movimiento de Schoenstatt en nuestro país y sigue teniendo concretamente en el Santuario de Lisboa. Portugal fue su primera misión fuera de las tierras de habla alemana en los años 60. El Instituto de las Hermanas de María, que tiene su sede en Portugal, en el Santuario de Aveiro, estuvo representado por un grupo de hermanas de la comunidad de Portugal y también por la Hna. M. Cacilda Becker, de la Coordinación Internacional del Movimiento, y la Hna. Maria Ignacia Maillard, de España.
La presencia de Mons. Manuel Clemente representó a nuestra Iglesia de Lisboa y nuestra unión y servicio a ella como movimiento mariano. Las lecturas de la misa también reflejaron lo que pretendemos vivir. La primera lectura, del libro de Isaías (Is 50,5-9a), comenzó con «El Señor Dios abrió mis oídos, y no resistí ni di un paso atrás»; el estribillo del salmo «Amo al Señor, porque escuchó la voz de mi súplica. Me respondió el día que le invoqué». Nos recordaba que Dios nunca nos deja solos.
La segunda lectura, de la epístola de Santiago (St 2,14-18), comenzaba preguntándonos: «Hermanos, ¿de qué sirve que alguien diga que tiene fe si no tiene obras?». Y el Evangelio nos planteaba otra pregunta: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?».
Escuchando atentamente, Mons. Manuel elogió en su homilía la presencia de Schoenstatt en Portugal y nos ayudó a discernir que no basta con reconocer a Jesús como Mesías. Tenemos que seguirlo, y aunque este reconocimiento nos es dado por la fe, seguirlo requiere decisiones por nuestra parte, así como un cambio de vida. «Reconocer al Señor es el primer paso y es Dios quien nos lo da, es la fe. Pero eso no basta», advirtió. Todo el que quiera puede adoptar este programa de vida, que se puede cumplir de la mano de María y con las enseñanzas de nuestro Padre Fundador, cuya partida a la casa del Padre tuvo lugar el 15 de septiembre de 1968.
El mismo amor por María
Todas las lecturas de la misa estuvieron a cargo de miembros de todas las ramas del Movimiento, y en el ofertorio se entregaron estos 50 años de (muchas) gracias. Antes de la bendición final, uno de los matrimonios fundadores de Schoenstatt en Portugal, junto con el Patriarca Emérito de Lisboa, coronaron la imagen de la Mater que, bajada de su lugar en el interior del Santuario, había sido llevada en procesión hasta el altar. Y, ya coronada como REINA DE NUESTRAS VIDAS Y DE LA ESPERANZA EN LAS NUEVAS GENERACIONES, fue conducida de nuevo al interior del Santuario a hombros de miembros de la Juventud Masculina, mientras todos saludábamos el paso de la Mater con pañuelos blancos, al igual que en Fátima. Había lágrimas en algunos rostros, algunas parejas se tomaron de la mano y los padres sostenían a sus hijos en brazos para ver todo mejor. Éramos unos mil con la misma mirada y el mismo amor por María.
La celebración incluyó un almuerzo para más de 400 personas, que fue la ocasión perfecta para seguir socializando. Por supuesto, durante la tarde hubo muchas visitas al Santuario de Lisboa, que ahora celebra su 50 aniversario.
“Vamos a hacer todo lo posible para honrar el papel que la Generación Fundadora desempeñó como instrumentos en las manos de María en las tierras de Santa María, así como el de las generaciones que nos han traído el carisma del Padre Fundador a Portugal hasta nuestros días», dijo Sofia Salema, de la Rama de Madres de la Diócesis de Lisboa.
El P. Juan Barbudo, coordinador diocesano de Lisboa, dijo: «Este ha sido un año muy especial para nuestra familia de Schoenstatt en Lisboa, porque con la ayuda de la Comisión del Jubileo hemos tenido la oportunidad de ahondar en nuestra historia fundacional y descubrir su profunda riqueza.
También destacó que «ha sido un año para profundizar en el tesoro de gracias que es el santuario de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt y para recibir el gran regalo de la Indulgencia Plenaria concedida por Roma. Agradezco a todos los que trabajaron tan duro para hacer realidad este jubileo.»
Traducción: Hna. M. Lourdes Macías