En el Estadio Olímpico de Tokio, tuvo lugar la inauguración de los juegos olímpicos de Tokio 2021. En su magisterio del deporte Francisco destaca valores como el trabajo en equipo, la unidad y el juego limpio.

Los juegos olímpicos a realizarse en Tokio 2020 se retrasaron un año debido a la pandemia de coronavirus. En efecto, con la llegada de los deportistas a la Villa Olímpica ya se detectaron casos positivos de coronavirus. Este hecho activó el protocolo anti-covid de la organización japonesa.

Algunas de las medidas que se tomaron para evitar el contagio del Covid19 son:

No habrá espectadores en las gradas de los estadios.
Los abrazos entre los atletas no están permitidos.
Los ganadores olímpicos tendrán que ponerse las medallas al cuello ellos mismos para evitar cualquier posible contacto.

 

El magisterio del deporte del Papa Francisco

En diferentes oportunidades el Papa Francisco subrayó el potencial educativo del deporte para los jóvenes, la importancia de «ponerse en juego» y del “juego limpio”. También resalta el valor de la derrota, porque la grandeza de una persona se ve más cuando cae que cuando triunfa, en el deporte como en la vida. 

Además, el Papa recordó a los atletas de las Olimpiadas Especiales que el deporte puede ser «uno de esos lenguajes universales que supera las diferencias culturales y sociales, religiosas y físicas, y consigue unir a las personas, haciéndolas partícipes de un mismo juego y protagonistas juntas de victorias y derrotas».

Ya en un discurso, a los nadadores italianos en 2018 el Pontífice reflexionó sobre el valor del deporte, diciendo: “con independencia de los resultados técnicos, ofrecen un testimonio de disciplina, de sana competición y de juego en equipo. Muestran a qué metas se puede llegar por medio del entrenamiento, lo que supone un gran esfuerzo y también renuncias”. Francisco insistió en el aspecto de ‘hacer equipo’. Es cierto que la natación es un deporte principalmente individual, pero al practicarlo en una sociedad deportiva, y además a nivel nacional, se convierte en una experiencia de equipo en el que cuenta mucho la colaboración y la ayuda recíproca”.

 

El fuego sagrado de la pasión: la antorcha olímpica

En su Carta abierta al equipo atlético vaticano, Francisco compuso un verdadero discurso de motivación para los atletas que se preparaban para los Juegos Olímpicos. Realizó una comparación entre la llama de los Juegos Olímpicos y la zarza ardiente del libro del Éxodo. «Cuando pienso en el deporte, me gusta mucho la imagen del fuego: es brillante, limpio, deslumbrante. Cuando se convierte en llama ya no humea: es misteriosa, brillante. Es el fuego sagrado de la pasión, que calienta sin consumir».

A lo largo de su carta abierta, el Sumo Pontífice animó a los jóvenes deportistas a perseguir sus sueños de victoria a pesar del sufrimiento. En esta misma línea, a principios de año, en una entrevista a la Gazzetta dello Sport, el Papa señaló: «La victoria contiene una emoción incluso difícil de describir, pero la derrota también tiene algo de maravilloso. De ciertas derrotas nacen hermosas victorias, porque una vez identificado el error, se enciende la sed de redención. Yo diría que los que ganan no saben lo que pierden«.

Que en estos juegos olímpicos los atletas puedan descubrir la gloria que encierra la confianza en el equipo, el valor del abrazo no dado o del aplauso apagado. Que todos podamos valorar la fraternidad de aquellos anillos unidos y entrelazados. Y que se encienda la antorcha de la esperanza, como fuego sagrado que no se extingue, en nuestros corazones.

Ángelus 25 de julio de 2021

 

 

Fuente: vaticannews.va
Fotos: www.laityfamilylife.va, Pixabay (Günther Simmermacher; Anncapictures)