El primer domingo de Adviento, 3 de diciembre, cerca de tres mil jóvenes guayaquileños se congregaron para vivir una experiencia única: el Encuentro Juvenil Arquidiocesano. Este evento, organizado por la Arquidiócesis de Guayaquil, prometía una jornada llena de fe, esperanza y alegría. Schoenstatt fue invitado a ser uno de los principales organizadores junto con el Movimiento Camino Neocatecumenal.
¿Quién nos separará del amor de Cristo?
Este fue el lema escogido para el gran encuentro, ya que este año la Iglesia en Ecuador lo ha declarado como el año del Sagrado Corazón de Jesús, en conmemoración por los 150 años de la consagración del país, que se cumplirán en marzo de 2024. El Ecuador fue el primer país del mundo en consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús.
En honor a este acto tan grande que se realizó tantos años atrás, queremos ser los jóvenes quienes vuelvan a abanderar esta gratitud y devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Nuestro país está consagrado, tenemos un derecho especial a su corazón. Somos propiedad de Dios. Fuimos consagrados. Quien está unido a él, experimenta ese cielo. ¡Como estamos unidos a él, consagrados a él, nadie nos puede separar!
Un encuentro lleno de vida
El encuentro se vivió con distintas actividades: dinámicas, grupos musicales, confesiones, Adoración, stands de los diversos Movimientos que integran la Arquidiócesis, testimonios de jóvenes que asistieron a la JMJ y concluyó con la Santa Misa dominical. Todo esto contribuyó a generar un ambiente alegre con resplandor y esperanza, recordándonos que en medio de la oscuridad siempre hay luz.
También se realizó un conversatorio con nuestro pastor, Monseñor Luis Gerardo Cabrera, en el que se abordaron preguntas sobre los jóvenes, las mujeres y la misión de la Iglesia; fue un espacio muy jovial que permitió a la juventud expresarse con sencillez y libertad. Monseñor aseguró que recordará cada palabra expresada durante este espacio del encuentro.
Schoenstatt sirviendo a la Iglesia
Un equipo de la Juventud apostólica de Schoenstatt y sus Asesores estuvo muy comprometido con la organización del encuentro, trabajaron durante más de 3 meses con reuniones semanales junto con delegados de la Arquidiócesis y del Movimiento Camino Neocatecumenal, cuidando y planeando cada detalle para que la experiencia sea memorable.
Integrantes de la Liga de Familias y de la Rama de Madres también colaboraron abiertamente con el encuentro, haciéndose cargo de la animación, Adoración, conversatorio y Santa Misa.
Nuestra juventud, además de ser parte del gran equipo de voluntarios, participó activamente del encuentro. compartimos algunos testimonios sobre sus vivencias:
“Participar en el conversatorio con Mons. Luis Cabrera fue una experiencia enriquecedora. Durante el intercambio se pudo evidenciar el compromiso que tiene con la Iglesia joven; y por seguir promoviendo estos espacios donde la juventud arquidiocesana se puede encontrar y expresar. Destaco su atención a cada intervención, y especialmente sus respuestas, siempre claras, sinceras y cargadas de mucha emoción. Considero que en él la juventud tiene un aliado para seguir cultivando su fe, y salir en misión llevando el amor y misericordia de Jesús” – Roberto Urquizo (JM, voluntario y participante del conversatorio)
“Hubo una gran diferencia entre el ser voluntaria y ser quien participa de la Jornada. Como voluntaria, me preocupaba por el bienestar de los demás, veíamos que todo vaya acorde al horario y siempre estábamos dispuestos a buscar soluciones. La organización de esta gran actividad requiere personas comprometidas, y eso se refleja en cada uno de los voluntarios. ¡Me encantó ser voluntaria y volvería a serlo para servir a los demás!” – María José Campuzano (JF, voluntaria)
“La felicidad representada en cada cara de las personas a las que iba sirviendo fue el mayor regalo que este encuentro me pudo brindar. Ayudar a nuestro prójimo nos llena el alma y el corazón de una manera profunda, logrando que ninguna otra acción que realicemos se pueda comparar con el sentimiento que nos provoca servir a nuestra comunidad. A lo largo de todos estos años en Schoenstatt, la Mater me ha enseñado cuán bonito se vive cuando tienes la oportunidad de servir a los demás y lo haces de una manera extraordinaria, siempre dando lo mejor de ti. Si me preguntan, diría que sí, sí volvería a ayudar una y mil veces más, poniéndome siempre a la mejor disposición de quien me necesite”- María Paz Romero (JF, participante)
Así, el décimo primer encuentro juvenil arquidiocesano llegó a su fin, dejando en el corazón de cada joven una semilla de fe y compromiso. Como Movimiento nos sentimos plenos y felices de servir a nuestra Iglesia, compartiendo nuestro carisma con amor y entrega generosa.
Más que un encuentro, esta fue una experiencia transformadora que se espera siga dando frutos día a día en la vida de miles de jóvenes que despiertan al llamado de Dios y deciden vivir la fe con autenticidad y en libertad, seguros de que nada ni nadie podrá separarnos del amor de Cristo.