El 15 de septiembre de 1968, en las primeras horas de la mañana de este domingo, en la fiesta de los Siete Dolores de María, el fundador de la Familia de Schoenstatt fallecía inesperadamente en la sacristía, después de celebrar su primera Santa Misa en la Iglesia de la Santísima Trinidad en el Monte Schoenstatt, Vallendar.
Con este motivo, el Secretariado Padre José Kentenich invitó a una hora conmemorativa en la tarde del 14 de septiembre y a una misa conmemorativa en la mañana del 15 de septiembre.
«La filialidad, una característica del Padre Kentenich»
La hora de conmemoración comenzó con un impulso del P. Eduardo Aguirre, cuyo tema fue: «La filialidad – una característica del Padre Kentenich». El P. Aguirre es el postulador de la causa de beatificación del Padre Kentenich, que se encuentra actualmente suspendida por el obispo de Tréveris, Dr. Stephan Ackermann.
El P. Aguirre aclaró que Dios es llamado Padre más de 400 veces en el Nuevo Testamento y que Jesucristo siempre habló a sus discípulos de Dios como padre, que quiere lo mejor para las personas. Esto revela también la verdad sobre la naturaleza humana, a saber, ser hijos de Dios Padre. El Padre Kentenich siempre insistió «en que la meta del camino de nuestra vida y de nuestra maduración en la fe es llegar a ser verdaderamente hijos de Dios», expresó. Y explicó que es decisivo cómo los cristianos crecen realmente en una relación de amor filial con Dios Padre. Esa era la perspectiva de la espiritualidad vivida y de la pedagogía practicada por el Padre Kentenich.
Un corazón paternal lleno de amor
La pedagogía del Padre Kentenich parte de la experiencia del amor en el plano natural. Esto puede conducir a un crecimiento en el amor a nivel sobrenatural. El fundador de Schoenstatt quiso ofrecer este enfoque, que había sido vivido en las comunidades del Movimiento, a la Iglesia de hoy como una probada pedagogía de la fe. «Por eso también el Padre Kentenich puso tanto énfasis en la familia natural y tuvo especial cuidado en protegerla y desarrollarla en su obra de Schoenstatt», continúa el P. Aguirre.
El Padre Aguirre concluyó su impulso destacando que el mismo Padre Kentenich tenía corazón de hijo, un corazón de niño que confiaba absolutamente en el amor de María, su «madre y educadora», un corazón profundamente unido e identificado con Cristo, y como Cristo, trataba de ser un hijo obediente de Dios Padre. «Al mismo tiempo, tenía para sus seguidores el corazón de un verdadero padre, un corazón paternal lleno de amor, dispuesto a dar la vida por los suyos», remató.
La cruz, una constante en la vida del Padre Kentenich
El Padre Kentenich era muy consciente de que la decisión de dedicar toda su vida al Reino de Dios traería consigo la cruz como una constante en su vida, añadió el Padre Eduardo Aguirre al impulso de la tarde anterior en su homilía en la misa conmemorativa celebrada el 15 de septiembre, a las 7 de la mañana, hora del fallecimiento del Padre Kentenich, en la Iglesia de la Santísima Trinidad. El celebrante principal fue el P. Alexandre Avi Mello, Presidente de la Presidencia General de la Obra Internacional de Schoenstatt.
De hecho, expresó Aguirre, el Padre Kentenich tuvo que cargar repetidamente con pesadas cruces en su vida. A pesar de todo, siempre buscó apasionadamente la voluntad de Dios y estuvo dispuesto a cargar con la cruz que le fue impuesta con una fe inquebrantable y una confianza filial.
Hoy el Padre Kentenich se enfrenta de nuevo a acusaciones del tiempo de las visitaciones y del exilio. Una vez más, agregó el homilista, la cruz está presente en su persona y en su fundación. «Creo que todas las acusaciones y polémicas que hemos tenido que enfrentar últimamente en torno a la persona de nuestro Fundador son una gran oportunidad que nos brinda la Divina Providencia para conocer más sobre la vida del P. Kentenich, para conocer más a fondo su pensamiento, para penetrar más profundamente en su carisma y para identificarnos más decididamente con su misión», concluyó.
Fuente: schoenstatt.de