El sábado 25 de octubre de 2025 se celebró la primera reunión de la Liga de Familias de Schoenstatt de la Toscana en las instalaciones de la parroquia de San Lorenzo Mártir, en Gello di Lavaiano, Pontedera (Pisa, Toscana, Italia). El nuevo grupo de familias nació de dos experiencias paralelas de crecimiento y fortalecimiento de la relación conyugal realizadas anteriormente en los municipios de Terricciola y Ponte a Egola (ambos en la provincia de Pisa), donde se llevó a cabo el «Café para parejas» y un curso de preparación para la alianza de amor. La parroquia de San Lorenzo Mártir fue elegida porque se encuentra a medio camino entre las dos ciudades mencionadas, de donde proceden las 11 parejas que se han unido al grupo y al camino de profundización de la relación conyugal. Las reuniones serán mensuales.

El «Café para Parejas»
El Café para Parejas es un proyecto de algunos miembros de la Federación de Familias de Schoenstatt de Roma. Se trata de una iniciativa dirigida a parejas que quieren consolidar su relación a través del diálogo con otras parejas participantes, en un ambiente relajado y con un refrigerio para favorecer la conversación sobre algunos temas. El camino de fortalecimiento se divide en cinco encuentros de aproximadamente dos horas cada uno, que proponen temas inspirados en la pedagogía del Movimiento de Schoenstatt y derivados de las iniciales de la palabra caffè (café, en italiano): compartir, alianza, fidelidad, fecundidad y educación (autoeducación).
Crecemos juntos: los puntos concéntricos: la pareja, la familia, la comunidad cristiana
El tema propuesto para la reflexión en la primera reunión del grupo de familias fue el siguiente: «Crecemos juntos, el sentido de la familia». Se introdujo mediante la metáfora de los círculos concéntricos: como una gota que cae en un lago y, con su fuerza de impacto, genera círculos de agua que se expanden en todas direcciones, así el sacramento del matrimonio produce un movimiento similar; es decir, la irradiación de la vida familiar en la fe cristiana. Cada círculo nace del primero y prolonga su eco, difundiendo su energía vital. Así es como la fe se transmite por ósmosis: de forma casi imperceptible, pero profundamente real, hasta convertir el hogar en un lugar de acogida y amor. A partir de ahí, el amor se expande primero en el núcleo familiar y luego hacia el exterior, como círculos concéntricos en el agua que se expanden infinitamente.


El círculo de la comunidad cristiana
Los círculos principales son la pareja, la familia y la comunidad cristiana, que en nuestro caso es el Movimiento de Schoenstatt.
Formar parte de un grupo o comunidad es una fuente preciosa de gracia y enriquecimiento. En estas realidades, descubrimos valores compartidos que se convierten en apoyo y confianza en los momentos de prueba. La oración mutua nos une y nos fortalece, y con el tiempo nuestras fuerzas se suman y nos impulsan a actuar juntos por el bien común, contribuyendo así a moldear el mundo según nuestros ideales.
Durante la reflexión, también se propuso un extracto del libro Obra de familias. Schoenstatt, En el camino matrimonial 07, Juntos somos más fuertes, 2013, p. 36. De este fragmento se concluye que el ser humano, creado «a imagen de Dios» (Génesis 1, 26), refleja a Dios, que es comunión de personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En consecuencia, la fe cristiana no se puede vivir de forma aislada: quien cree está llamado a vivir en relación, a compartir y a amar.


Un juego para conocerse mejor
Para promover un mejor conocimiento entre las distintas parejas participantes, que provienen de diferentes trayectorias grupales, se propuso un juego que consistía en hacer preguntas sobre la vida cotidiana, a las que cada pareja debía responder.
Al final, cada pareja debía comparar sus respuestas con las de las demás para encontrar similitudes en sus hábitos cotidianos y sus afinidades. La iniciativa proporcionó un intervalo más ligero y divertido que permitió estrechar lazos entre las parejas participantes, a la espera de la próxima reunión.
Traducción: Vanessa Franke
 
				

