75 años del Santuario de Schoenstatt en Metternich: una fiesta llena de vida

Hna. Theres-Marie Mayer

El 24 de agosto de 2025, la Familia de Schoenstatt de la diócesis de Tréveris y las Hermanas de María de Schoenstatt celebraron el 75.º aniversario del santuario de Schoenstatt en Koblenz-Metternich. En este lugar, la Hna. M. Emilie Engel pasó los últimos años de su vida y aquí también está enterrada. A esta celebración acudieron numerosos peregrinos de los alrededores y del lugar de fundación de Schoenstatt, así como cristianos de la parroquia de Coblenza «a la izquierda del Mosela», que realizaron una peregrinación para la ocasión. El santuario y el terreno especial del barrio de Metternich, en Coblenza, fueron el marco de una jornada llena de impulsos espirituales, experiencias religiosas y encuentros familiares. «En el ambiente del santuario y de la Casa Providentia no es difícil experimentar la Iglesia viva», escribieron unos asistentes después de la celebración.

«Dios me quiere bien»

La superiora provincial de las Hermanas de María, la hermana Marisa Spikers, dio la bienvenida a los invitados con las palabras del Salmo 122: «Me alegré cuando me dijeron: Vamos a peregrinar a la casa del Señor». En su discurso, recordó que, en la inauguración del santuario hace 75 años, el padre José Kentenich expresó la esperanza de que María se revelara como «luz de esperanza», «porque ella trae a Cristo», según la hermana de María. María puede ser un puente entre Dios y los hombres y, de este modo, ayudar a encontrar la auténtica humanidad. «Ella es el puente que puede conectar nuestra vida con Dios, para transmitir confianza y esperanza en todas las situaciones».

Con respecto al desarrollo de este centro schoenstattiano, la hermana Marisa dejó claro que «sin la ayuda activa de muchas personas, mucha fe y confianza, y, por último, pero no menos importante, sin sacrificios y oraciones, esta capilla no se habría podido construir en la posguerra». Con respecto a la actualidad y la situación del lugar, destacó que también hoy se necesitan personas «que conviertan este lugar en un oasis de esperanza para los demás, para que el santuario sea experimentado como fuente de fuerza».

En la homilía de la misa festiva, amenizada musicalmente por un coro dirigido por Thomas Oster, el decano Jörg Schuh se centró en el Evangelio de Zaqueo y habló de la experiencia de que Dios mira y ama a cada persona personalmente. «En el santuario podemos sentir que Él me quiere bien», dijo el predicador.

Fiesta familiar con múltiples actividades

Después de la misa, hubo una gran reunión con café, pasteles y wafles. Mientras los adultos conversaban, los niños se divertían con los juegos y las manualidades que les ofrecían los jóvenes de la parroquia y las postulantes de las Hermanas de María de Schoenstatt. Juegos como el lanzamiento de latas, el béisbol de pelota blanda o un rally por los árboles despertaron el entusiasmo. También tuvo mucho éxito la rifa de juguetes para niños.

M. Edelborg, de 93 años, amenizó la fiesta con su acordeón. Muchos visitantes describieron el ambiente como familiar y cordial. Una hermana que vive en el centro lo resumió así: «Era un ambiente familiar en el que uno se sentía a gusto, con actividades para quienes quisieran participar».

Profundización espiritual y procesión final

La experiencia personal de fe también ocupó un lugar central, además de la comunidad. Las meditaciones, las bendiciones y el encendido de velas en el santuario invitaban a la reflexión interior. Al final de la tarde, una procesión hasta el santuario con rezos y bendiciones puso fin a la jornada festiva. En ella se repetía una y otra vez el lema: «Dios me ve, Dios me ama, Dios me necesita».

La respuesta al aniversario fue muy positiva. Los visitantes de Tréveris, el Sarre y otras regiones agradecieron a las Hermanas de María la exitosa celebración. «Estamos contentas de haber venido», concluyeron dos participantes. La pareja que habló de una «experiencia duradera» también resumió el estado de ánimo de muchos invitados. La celebración del 75.º aniversario del santuario demostró de manera impresionante que, especialmente en los tiempos actuales, la fe, la comunidad y la espiritualidad pueden ser una fuente de esperanza y fuerza.

Fotos: Weber

Traducción: Hna. M. Lourdes Macías

Fuente: schoenstatt.de

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