En la Jornada de Octubre del Movimiento de Schoenstatt de Alemania se retomaron los impulsos del segundo Congreso Internacional de Pentecostés, que tuviera lugar en junio de 2022, como parte de una mirada a la vida del Movimiento. El objetivo de estos congresos internacionales de Pentecostés es promover el contacto vivo de los schoenstattianos de todo el mundo, posibilitar el intercambio y la reflexión en un contexto internacional y compartir y transmitir la corriente de la Alianza de Amor, como lo expresara la Hna. M. Veronika Riechel durante una conversación en el escenario del auditorio de la Iglesia de la Adoración.
La Hna. Veronika formó parte de la delegación alemana en el Congreso de Pentecostés junto con el P. Ludwig Güthlein, el matrimonio de Diana y Lukas Schreiber, el matrimonio de Maria y Alexander Paul y la hermana M. Vernita Weiß.
El Padre Félix Geyer, que junto con otros formó parte del equipo de preparación del Congreso, ya había retomado el tema del Congreso de Pentecostés en la homilía de la Misa de apertura de la Jornada de Octubre, coorganizado por el Movimiento de Familias de Schoenstatt.
Eres una carta de Cristo inscrita en corazones humanos
La impresión del P. Félix de las experiencias en el Congreso de Pentecostés se basó en el texto bíblico que se acentuó en el Congreso de Pentecostés: «Ustedes son una carta de Cristo, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; carta no grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos”. (2 Cor. 3, 3). Así es que compartió sus experiencias motivándose en lo que Dios ha inscrito en su corazón.
En primer lugar, habló de las actitudes que se habían desarrollado durante el encuentro: la actitud de escucha, de aprendizaje y de apertura. Un espíritu de percepción de interés en el otro, que no solo se acepta, sino que se siente curiosidad y gran interés por sus experiencias, ha recorrido todos los días de la jornada. Esto es para el P. Félix un signo esencial de la unión sinodal.
No hay ningún organismo en Schoenstatt a nivel internacional que tenga el poder de tomar decisiones que sean vinculantes para todos. En lugar de ese cuerpo, hay una actitud de percepción y diálogo con los demás y de conexión con muchos grupos diferentes, de búsqueda de aliados. La cooperación de muchas ramas diferentes, laicos y clérigos, hombres y mujeres, forma parte de la unión sinodal en el Movimiento.
No polarización, sino diálogo
En segundo lugar, el P. Félix mencionó el regalo de los “corazones rebeldes”. Ya el primer día del Congreso, los jóvenes participantes habían expresado que no se encontraban suficientemente representados en el programa. Como resultado, el equipo coordinador cambió algunos de los planes y dio al grupo de jóvenes la oportunidad de contribuir. De este modo, se produjo el diálogo en lugar de la polarización. Entre otras cosas, el proceso desencadenó en el impulso de preguntarse una y otra vez, ¿dónde está la rebeldía en mi corazón, dónde me he acostumbrado a un «así son las cosas?”
Para el P. Félix, el Congreso de Pentecostés y la inversión en la internacionalidad no valieron la pena por las decisiones y los resultados, sino por la certeza esperanzadora de que el Espíritu Santo invierte en Schoenstatt, que da la confianza de que en todas estas personas diferentes la Iglesia puede desarrollarse y crecer.
Iglesia en la nueva orilla es ahora
Los participantes en el podio del salón de actos caracterizaron el Congreso de Pentecostés como
«muy seguro de sí mismo», «cercano a la realidad», «éramos espíritus afines», «honestos los unos con los otros», «luchando por las posiciones», «muy diverso en la forma de vivir Schoenstatt», «una auténtica unión de generaciones y naciones», «de pie juntos y unos por otros».
Hubo dos momentos especiales en el Congreso para la hermana M. Vernita. Uno de ellos fue el momento en el que la generación mayor pasó simbólicamente las antorchas a la generación más joven durante una celebración en la Iglesia de la Adoración. El otro momento fue una contribución esbozada por María y Alexander Paul, resultado de un pequeño grupo.
De ahí surgió la imagen del arca llegando a la nueva orilla, que expresa lo que el Espíritu de Dios quiere realizar en el Movimiento de Schoenstatt. La Iglesia en la nueva orilla, para la que se creó Schoenstatt, es ahora. Ahora es el momento de entrar en esta tierra. Cada uno, como personalidad original con diferentes dones, está llamado a dar el paso hacia la orilla y a contribuir allí.
Somos testigos de nuestro tiempo
Alexander Paul nombró cuatro puntos que se habían convertido en importantes para los participantes menores de 30 años: La generación más joven quiere ser escuchada y tener voz, también a nivel internacional.
Desea tener su propio congreso juvenil. Quiere entrar en contacto con todas las ramas y aprender a entenderlas y poder aportar su propia visión del mundo. «Somos testigos de nuestro tiempo, aportamos nuestras realidades de vida y también queremos trabajar en los problemas reales de los jóvenes».
Alex Paul también expresó un pedido a los participantes en el Congreso de octubre: «Por favor, no hablen en nombre de los jóvenes, todos somos personalidades por derecho propio. Queremos comunicarnos a la altura de los ojos y: los jóvenes tampoco tienen una sola opinión», por esto es importante escucharlos a ellos.
Una polifonía en la que una voz no prevalece a expensas de las demás
El Congreso de Pentecostés puso de manifiesto que Schoenstatt quiere renovar y ayudar a formar la Iglesia desde dentro, subrayaron Diana y Lukas Schreiber.
«El Congreso de Pentecostés dejó claro que nosotros, como Movimiento de Schoenstatt, somos parte de la Iglesia. Somos un movimiento de renovación, pero no con una visión desde el exterior, como algo opuesto a la Iglesia. Actuamos como Iglesia, somos Iglesia», dijo Diana Schreiber.
Especialmente en las turbulencias actuales y en las difíciles cuestiones de futuro de la Iglesia, Schoenstatt no se distanciará, ni siquiera se opondrá a la Iglesia. «Tampoco queremos decir: sabemos cómo hacerlo, la Iglesia solo tendría que escucharnos». Eso sería distanciamiento, arrogancia.
«Pero somos Iglesia, una parte de la Iglesia, por lo tanto también sufrimos en la Iglesia y con la Iglesia».
El P. Kentenich: ni conservador ni liberal
En vista de la polifonía y la desunión en muchas cuestiones concretas, que probablemente aumentarán en la Iglesia, Lukas Schreiber añadió una segunda reflexión sobre el Congreso de Pentecostés: «Ya estamos experimentando la heterogeneidad en nuestro movimiento. Pero todos estamos unidos en la Alianza de Amor, en el Santuario, en nuestro Padre y fundador común, el Padre Kentenich». Este carisma integrador del Movimiento de Schoenstatt es urgentemente necesario hoy en día.
El Padre Kentenich era todo menos conservador y todo menos liberal. «El carisma de Schoenstatt del hombre nuevo en la comunidad nueva tiene que ver con una polifonía en la que una voz no se impone a expensas de las otras, sino que hay espacio para armonizar unas con otras. Una polifonía que se convierte en un consenso a un nivel superior, porque todos son uno en Jesucristo, en su amor por la Iglesia y por el Dios Trino.»
Firmemente arraigados y esperanzados, nos adentramos en el futuro
El padre Félix Geyer, que había colaborado en la preparación del Congreso de Pentecostés y había participado no poco en la redacción de la «Carta fraterna» publicada por el Congreso, concluyó subrayando que la carta final del Congreso no sería esta vez un memorándum, como lo fue en 2015.
El memorándum de 2015 seguiría teniendo todo su valor. Sobre la Carta fraterna del Congreso de Pentecostés 2022, inspirada en las Cartas de los Apóstoles, dirigida a todos los que tienen algo que ver con Schoenstatt, tiene un carácter testimonial y alentador, no absoluto. «Hay mucho contenido en esta carta. Y es bueno tener en cuenta que no hemos sopesado cada palabra. Es motivacional”.
Fue un proceso que expresa lo recogido de entre los participantes del Congreso. Esto significa que las palabras individuales no tuvieron que ser aprobadas por el Schoenstatt internacional, estas palabras quieren describir más». Las palabras «Firmemente arraigados y esperanzados, vamos hacia el futuro» le quedaron especialmente grabadas. Esta es la actitud con la que el Congreso de Pentecostés conversó el caso Kentenich. «Estamos firmemente arraigados en la tradición -una imagen de crecimiento- y, sin embargo, una imagen muy dinámica, vamos hacia el futuro». En estas imágenes de arraigo y de camino, se expresa una ambivalencia, que expresa la actitud de cómo Schoenstatt quiere tratar la Causa Kentenich: «aprendiendo, abiertos, sin temor, queriendo entender, escuchando a cada uno personalmente».
Fuente: www.schoenstatt.de