16 muchachos y 2 sacerdotes de Latinoamérica han hecho las maletas y se han embarcado en unos días especiales de aventura en Schoenstatt, Alemania. Del 27 de diciembre al 28 de enero tiene lugar la edición 2024 de la Escuela Internacional de Jefes de la Juventud Masculina de Schoenstatt.
El P. Afonso Wosny, de Brasil, y el P. Claudio Martínez, de Chile, acompañan a los jóvenes dirigentes de siete países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Paraguay.
¿Conoces a estos muchachos?
Ellos son:
De Argentina: Agustín Ossés y Benjamín Álvarez.
De Bolivia: Adrián Bettancourt
De Brasil: Davi Gimenez, Gabriel Lenharo, Nicolas Fachini y Pedro Bastos.
De Chile: Ignacio Villanueva y Victor Leal.
De Costa Rica: David Corrales, Ian Cunningham y Santiago Pontijo.
De México: Bernardo Torreblanca y Sebastián Prado.
Y de Paraguay: Diego Aquino y Matías Gómez.
Forjando líderes
Uno de los principales objetivos de la escuela es sumergir a los participantes en la historia de Schoenstatt. También pretende desarrollar aspectos del liderazgo y aplicar la pedagogía del Padre Kentenich a la vida de los líderes.
Ian es el jefe de los universitarios del sector occidental de Costa Rica y comparte que “esta experiencia en la Escuela de Dirigentes ha sido muy renovadora e inspiradora para mí, para mi vínculo con el P. Kentenich, con el Movimiento y con toda la herencia que nos ha dejado. Podemos vivir esta historia en carne propia, encarnada en cada una de las actividades y lugares históricos que visitamos. Definitivamente es una experiencia que nos influye como dirigentes de la mejor manera posible.»
Un encuentro personal con los demás
Conocer el Santuario Original, visitar lugares que han marcado la historia de Schoenstatt, tener contacto con representantes de las distintas comunidades… Todo está planeado para que sean días especiales de unión, alegría e intercambio.
Nicolás, de Brasil, dice que estos días son realmente un encuentro: «Primero con los tres puntos de contacto, María, el Padre Kentenich y el Santuario, bebiendo directamente de la fuente del carisma y aprendiendo de las personas que vivieron la historia». Y no solo eso. Agrega: «Conocer diferentes culturas e idiomas abre nuestros corazones a otras realidades del mundo. Además de la experiencia internacional, como las noches temáticas nacionales y los viajes a lugares que marcan la historia de Schoenstatt, tenemos la experiencia espiritual con las misas diarias, la adoración y las oraciones. El encuentro es también personal, el encuentro conmigo mismo y con el otro», cierra.
Conociendo el amplio universo de Schoenstatt
Los jóvenes encontraron el Santuario Original blanco por la nieve, con frío por todas partes, pero al mismo tiempo, un ambiente cálido, acogedor e incomparable. Además de los lugares históricos y los Santuarios, también visitaron el centro de diversas comunidades de Schoenstatt: las familias, los sacerdotes, los consagrados…
Bernardo, de México, mencionó que “estar aquí en la Escuela de Jefes es un regalo de Dios, de la Mater. Son experiencias llenas de amistad, de los dones de la Mater en cada situación. Hemos podido conocer y vivir muchos momentos históricos de Schoenstatt. También aprendimos sobre nuestras diferentes ramas y lo que es Schoenstatt desde una perspectiva internacional. Es un tiempo muy bueno de aprendizaje personal, que queremos transmitir a todos», remarcó.
Llevar el fuego de la Alianza al mundo
Para Gabriel, de Brasil, pasaron días antes de que «se diera cuenta» de que realmente estaba en Schoenstatt. «No parece realidad estar realizando el sueño de conocer el corazón del Movimiento”, comentó. “Algo tan importante como era, un lugar tan santo como este. Es muy difícil imaginar que realmente se está aquí. Es algo maravilloso, un gran sentimiento de felicidad, de gratitud, de sentirse en casa».
El deseo de todos los jóvenes que viven días tan especiales es compartirlo todo con sus amigos y compañeros de la JM. «Al principio, estás un poco preocupado: cómo llegar, cómo va a ser… Pero cuando llegas, sabes que estás en tu hogar”, sigue Gabriel. “Cuando miras la imagen de la Virgen, sabes que sí, que aquí eres bienvenido, que estás abrigado. La escuela es como las tres gracias del Santuario: salimos de aquí transformados, para llevar esto a otras personas, a través de la formación, pero mucho más, a través de nuestras actitudes. Que nuestras actitudes estén motivadas por este lugar, por los muchos héroes que pasaron por aquí. Es muy satisfactorio, muy notable. También es un honor poder llevar esto a otras personas», cierra.