Un grupo de chicas de la Juventud Femenina de Schoenstatt de Chile tuvo una sorpresa el pasado Domingo de Pascua, 20 de abril. Mientras celebraban la Resurrección del Señor en el Vaticano, el Papa Francisco apareció para saludar a todos los presentes en la Plaza de San Pedro.
La Señora de Schoenstatt María Luz Saldaña, quien acompañaba al grupo, cuenta: “El encuentro con el Papa fue muy emocionante, sabíamos que estaba débil de salud y no estábamos seguras de que lograríamos verlo. Entonces, apareció para dar la bendición e incluso bajó del papamóvil para saludar a la gente. Fue un gesto muy conmovedor de un Papa que quería regalar sus últimas fuerzas entre su pueblo.”

La Virgen Peregrina – Un regalo para el Papa
En este grupo de chicas estaban, junto a la Sra. María Luz, tres integrantes de la Juventud Femenina de Quillota: Paz González, Pola Cifuentes y Trinidad Dinamarca. También estaba una joven del Santuario de Campanario, Ignacia Manterola, quien actualmente estudia en España.
Trinidad Dinamarca fue quien tomó la iniciativa de avanzar entre las vallas de seguridad para entregar al Santo Padre un regalo especial: la imagen de la Virgen Peregrina de Schoenstatt.
Ella cuenta: “Me sentí muy afortunada y la euforia era enorme. La verdad es que en ese momento no pensé mucho, simplemente salté, los guardias me sujetaron, pero logré escapar y luego detener el vehículo. Me dijeron que no tocara, y el Papa aceptó la imagen de la Mater. La persona que estaba a su lado la tomó”.

La Sra. María Luz comenta sobre el momento que vivieron: “Para nosotras, Schoenstatt es un regalo para la iglesia, por eso llevamos la Virgen Peregrina por Roma e intentamos de que sea vista por el papa. Trinidad la regaló en ese espíritu: como un signo del cariño de Schoenstatt y de nuestra Mater al Santo Padre. Aparentemente, fue uno de los últimos regalos que el Papa recibió. Quizás el último. Falleció menos de 24 horas después. Creo que lo que pasó es un signo de la importancia de la misión de Schoenstatt dentro de la Iglesia. Tenemos mucho que regalar, toda la espiritualidad del Padre y Fundador en torno al Santuario de nuestra Mater. El futuro de la Iglesia depende de nuestro compromiso con la misión que se nos encomendó en Schoenstatt.”
Un gesto simbólico – ¡La Mater lo acompañó hasta el final!
Es importante mencionar que el Papa murió en su habitación, en la Casa Santa Marta, con la imagen de la Virgen Peregrina que siempre tenía junto a su cama.
El P. Alexandre Awi, presidente de la Presidencia Internacional de Schoenstatt, habló del regalo que habían hecho las chicas en su videomensaje: “En su último paso por la Plaza de San Pedro, en el que la Virgen Peregrina quiso acompañarlo en el último momento junto al Pueblo de Dios, así como sabemos que lo acompañó durante tantos años en la Casa Santa Marta, en su propia habitación. La Mater siempre estuvo con él y él siempre nos señaló a la Mater. Y por eso ahora también queremos aprovechar estos días para recordar todo lo que él nos regaló y asumir su legado, asumir su herencia, llevarla hacia adelante en la Iglesia”.

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