Hoy, domingo 29 de septiembre, la Iglesia celebra el Día del Emigrante y del Refugiado, y el Papa Francisco nos recuerda que «Dios camina con su pueblo». – lea el mensaje completo del Papa aquí.
En este día que anima a la acción y a la solidaridad, vamos a conocer la labor de la chilena Rosario Lira. Perteneció a la Juventud Femenina de Schoenstatt en su país natal y actualmente trabaja en Alemania como psicóloga acompañando a migrantes y refugiados.
En una entrevista, nos explica más detalles:
Rosario, ¿cuál es tu país de origen y cuál es tu formación?
Soy chilena. Estudié psicología en mi país, para luego hacer una maestría en trabajo social en Alemania.
¿Qué te llevó a trabajar en Alemania?
Durante mis estudios de posgrado, fue la invasión rusa de Ucrania, que dio inicio a la actual guerra. Esta situación me impactó tanto que decidí quedarme en Alemania para trabajar en la ayuda a los refugiados, en caso de tener la oportunidad de hacerlo. Y así fue. En julio del 23, empecé a trabajar en Caritas en tareas de apoyo psicosocial a refugiados.
¿Puedes hablarnos de tu trabajo, de lo que haces exactamente?
Ofrezco orientaciones individuales (psychosoziale Beratung). Nuestra tarea consiste en proporcionar apoyo emocional, intervenir en situaciones de crisis y derivar o coordinarnos con otras figuras de la red social. Somos uno de los primeros contactos que los refugiados tienen tras llegar al país. Por esta razón, aún no han aprendido alemán y pocos hablan inglés. Gracias al apoyo de traductores podemos trabajar independientemente del país de origen de la persona.
¿A qué tipo de personas ayudas y de dónde son?
Refugiados mayores de 16 años, independientemente del país de origen o del estatus de su visado. Siempre y cuando tengamos traductores que hablen su idioma. Las personas tienen que vivir en la diócesis de Regensburg, que es una región bastante extensa.
¿Cómo conoció el Movimiento de Schoenstatt?
Lo conocí durante la etapa escolar. Mis padres y mi prima fueron quienes me mostraron el movimiento.
¿Cómo te ayuda la espiritualidad de Schoenstatt en tu trabajo?
Rezar y pedir capacidad de escucha y contención siempre me ayuda.
¿Tienes alguna anécdota que te haya marcado de manera especial?
La valentía de los refugiados. Su fuerza, esperanza, resiliencia y fé.
Frente a lo que significa, por ejemplo, ser perseguido y amenazado por tu creencia. En el contexto del mundo occidental, es difícil pensar que aún se persiga a los cristianos, pero ocurre a diario. Quienes eligen creer, aun sabiendo que eso les puede costar la vida, ha sido algo que me ha conmovido profundamente.
Así también, quienes hacen frente a gobiernos autoritarios y la violencia política. Defendiendo de manera heroica y estoica, principios como los derechos humanos y la democracia.
El dolor que significa la ausencia de paz. Familias que son separadas, proyectos vitales interrumpidos por la obligatoriedad de abandonar tu país para sobrevivir. Dejando atrás tu historia, tus seres queridos, tu profesión, tu cultura.
Sabemos, que el impacto social y psicológico que esto trae, es un dolor que desgarra generacionalmente… Así también lo mostró la historia de Alemania y el Movimiento.
Pelear por la paz, la tolerancia política y religiosa, es una tarea a la que hemos de avocarnos con suma urgencia. Así también, por la acogida de quienes han sido perseguidos por esta lucha en sus países.
¿Desde tu punto de vista, ¿hay alguna forma en que la Familia de Schoenstatt en general, en todo el mundo, pueda ayudar a los refugiados? ¿Cuál sería?
Colaborando con el asilo de la iglesia. Faltan feligreses que apoyen a las parroquias para que esto sea posible.
También colaborando en la integración de quienes llegan nuevos. Acogiendo a los refugiados que se encuentran en los centros Anker o similares.
Posicionar el tema del refugio desde una perspectiva cristiana en la esfera política.