Nuevo Schoenstatt, Argentina: Historia de un Santuario

Hna Clara María Bercetche

Panorama

Las hermanas en Argentina, como en todas sus filiales en otros continentes, habían vivido la entrega del Padre Kentenich en el campo de concentración de Dachau como un sello muy profundo del actuar de Dios en Schoenstatt. Se gestó así, una solidaridad de destinos muy profunda entre el Padre Kentenich y ellas. Él había renunciado a tomar caminos humanos que pudiesen haber evitado su ida al campo de concentración para que sus hijos espirituales conquistaran la libertad de los hijos de Dios.

De este modo, quedaron grabadas en la piedra fundamental del primer Santuario de Schoenstatt en Argentina las palabras: “Este Santuario ha de ser garantía y prenda para todos los tiempos de que el espíritu del 20 de enero de 1942 no morirá en la Familia”. ¿Quién habría sospechado que ese mismo día las hermanas en Schoenstatt, Alemania, se enteraban de la separación del fundador por parte del Santo Oficio?

Heiligtum
Santuario del Padre – Florencio Varela

Jubileo del Santuario nacional de Schoenstatt en Argentina

El Santuario del Padre, bendecido por el P. José Kentenich el 20 de enero de 1952 se encamina a celebrar sus 70 años de vida. Nuevo Schoenstatt, en la localidad de Florencio Varela, Buenos Aires, donde se encuentra este santuario nacional de Schoenstatt, será la sede de los festejos.

Santuario del Padre, ¿de dónde tu nombre?

No fue el primero en construirse a imagen del Santuario Original. No fue el segundo, ni el tercero… Necesitó mucho tiempo para ser anhelado, buscado, consagrado por el Padre y bendecido con sus lágrimas.

Segundo hito

El 20 de enero de 1942 –eje de la historia de Schoenstatt- cristalizó algo que se venía gestando, como todo lo que tiene vida: el vínculo con el fundador. Este se profundizó con su decisión de no tomar ningún camino humano para evadir el campo de concentración y se captó vivencialmente de un modo espontáneo en las almas de las hermanas misioneras que recibieron la visita del Padre Kentenich luego de su liberación de Dachau.

Providencialmente, a su llegada a Nueva Helvecia, Uruguay, donde temporalmente había sido la sede central de las hermanas de Argentina-Uruguay, la comunidad de las Hermanas de María tuvo contacto por primera vez con el material epistolar y los textos clandestinos que se habían intercambiado durante el tiempo de la prisión del P. Kentenich en la cárcel de Coblenza. El mismo fundador fue relatando los hechos de esos meses, que culminaron en la decisión del 20 de enero. A esto se sumó la experiencia vital de sus diversas visitas entre los años 1947 – 1952.

Corriente de Santuarios Filiales

Santuario del Padre
Santuario en Nueva Helvetia – Uruguay

En 1943, mientras el Padre Kentenich se encontraba en Dachau, se había levantado el primer Santuario filial en Nueva Helvecia, Uruguay. En su primera visita a Sudamérica, el fundador expresó su alegría por esta iniciativa y la sugirió a los demás países de Sudamérica. En Santa María, Brasil, se construyó un Santuario Filial en 1948; en 1949 en Santiago de Chile y en Cathcart, Sudáfrica.

 

Inside Shrine Uruguay
Santuario en Nueva Helvetia, Uruguay

¿Por qué no sucedió lo mismo en la Argentina?

La divina Providencia previó que no fuera tan fácil encontrar el lugar definitivo para mostrar más aún, la comunidad de destinos entre la familia y el fundador. En mayo de 1948, al despedirse para ir a Estados Unidos, el Padre Kentenich, expresamente, dejó el encargo de buscar el lugar para el Santuario. Tuvieron que pasar tres años y ocho meses, el mismo tiempo que estuvo privado de libertad entre la cárcel y el campo de concentración, para poder hallarlo y efectivizar su compra. En esos difíciles años, como veremos en la segunda y tercera parte de la historia, las luchas por conquistar el terreno fueron entrelazadas con las que libró el fundador, tratando de que fuera comprendido el carisma de Schoenstatt como ofrecimiento de Dios para la Iglesia y el mundo.

Él mismo había sacado pasaje para bendecir el Santuario el 20 de enero de 1951, pero todo quedó en nada. Recién el 15 de agosto de ese año las hermanas pudieron colocar la piedra fundamental en la tierra de Nuevo Schoenstatt, donde la Mater ter Admirabilis finalmente quiso establecerse por primera vez en la Argentina.

El fundador había prometido que vendría a bendecir este Santuario desde cualquier lugar del mundo donde estuviese. ¿Sería posible cumplir esta promesa estando ahora encadenado a decretos y prohibiciones? La incertidumbre empañaba la alegría de lo que por fin parecía hacerse realidad.

El Santuario se iba construyendo con el aporte de la incipiente Familia de Schoenstatt que crecía lentamente. El 20 de enero de 1952 sería ahora la fecha ideal de la bendición de este Santuario. Pero… ¿Podría estar el P. Kentenich presente?

11 de enero de 1952. Un telegrama: “Llegaré jueves a las 8 hs. con SAS 923”.

Padre

El Padre Kentenich informa que llegaría a la Argentina. El gozo inmenso de la noticia vuelve a deshacerse al notificarse que, debido a las medidas administrativas que se habían tomado con él, las hermanas tenían prohibición, bajo pecado grave, de dirigirle la palabra.

Jueves 17 de enero de 1952. El Padre José Kentenich llega al aeropuerto internacional de Ezeiza. “Es un milagro, un milagro de confianza que yo esté aquí”, expresa al pisar tierra argentina.

20 de enero de 1952, a diez años del segundo hito de la historia

Las flores que adornan el retablo y el altar para la fiesta de la bendición de la capillita recién construida, forman la letra “v corta”, símbolo de victoria. Al llegar el Padre se arrodilla en el comulgatorio y con su dedo traza una “v corta” indicando que comprende el mensaje. Las hermanas están de rodillas en los bancos. Desde atrás, la Hna. M. Úrsula, superiora provincial, con lágrimas en los ojos, reza espontáneamente: “¡Santísima Virgen!, ¿cómo puedes permitir esto? Durante tres años y ocho meses esperamos que el Padre viniera a inaugurar este Santuario ¿y ahora permites que pasemos este sufrimiento?”

El Padre Kentenich se da vuelta. Las lágrimas corren por sus mejillas. Da su bendición con un gesto amplio que indica que es lo único que puede darles y sale del Santuario.

Un Santuario emblemático en la historia de Schoenstatt, testigo de luchas que lo hicieron fuerte, símbolo de la comunión de destinos que entrelazó sus paredes.

Continuará

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