El Centro Internacional de Schoenstatt de Roma-Belmonte ha recibido una noticia de gran alegría para toda la Familia de Schoenstatt. El Santo Padre, a través de la Penitenciaría Apostólica, ha concedido la gracia de la indulgencia plenaria a todos los peregrinos que visiten el Santuario Matri Ecclesiae en el contexto del Año Santo.
La indulgencia se concederá desde el 6 de septiembre de 2024 (fecha próxima al 20 aniversario del Santuario) hasta el 8 de diciembre de 2025, solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Un año jubilar especial
2025 será un año especial de peregrinación a Roma porque, además de las celebraciones del Año Santo de la Iglesia, la Familia Internacional de Schoenstatt coronará a la Mater en el Santuario de Belmonte (más información aquí).
La MTA de Schoenstatt será coronada «Reina Madre de la Iglesia» el 9 de junio, lunes después de Pentecostés, que es la fiesta de María, Madre de la Iglesia. El acontecimiento tendrá lugar en el contexto del Jubileo de los Movimientos en el Año Santo 2025.
¿Qué es la indulgencia plenaria?
El Manual de Indulgencias explica que: «La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida a los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa, que los fieles, debidamente dispuestos y bajo ciertas y determinadas condiciones, alcanzan por medio de la Iglesia, la cual, como dispensadora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos» (Norma 1 del Manual de Indulgencias, 1967, aprobado por el Papa San Pablo VI).
A modo de comparación, cuando una persona se confiesa, recibe el perdón por los pecados que ha cometido, pero no se libera de las penas -las consecuencias- de su pecado. Sin embargo, la indulgencia plenaria, según la doctrina, elimina las penas que una persona tendría que pagar por sus pecados.
El rector del Centro Internacional de Belmonte, P. Marcelo Cervi, explica más sobre este tema en la entrevista:
¿Qué hay que hacer para recibir la indulgencia plenaria?
Las condiciones para recibir la indulgencia plenaria en el Santuario Matri Ecclesiae (Belmonte) de Roma son, en primer lugar, visitar el Santuario y, junto con esta visita, cumplir los requisitos para recibir cualquier indulgencia plenaria: confesarse (basta una confesión para obtener varias indulgencias), comulgar y rezar por las intenciones del Santo Padre. Además, hay que rechazar todo apego al pecado, incluido el venial.
¿Cómo se prepara el centro de Belmonte para acoger peregrinos en 2025? ¿Tenemos ya algo previsto?
Será un año intenso por el Jubileo de 2025, pero también por la Coronación de la Virgen el 9 de junio. Todos los peregrinos que vengan a Belmonte podrán participar en la coronación de junio e incluso vivir momentos especiales de profundización en la misión del Santuario y en la imagen de la Iglesia que propone el P. Kentenich, en línea con la nueva imagen de la Iglesia establecida en el Concilio Vaticano II. Estamos planificando la acogida de los peregrinos, en comunión con el Santuario Cor Ecclesiae. Queremos que los schoenstattianos visiten los dos santuarios de Roma y que se lleven a casa no sólo las gracias, sino también los mensajes que estos santuarios difunden, para colaborar con la renovación de la Iglesia en el sentido propuesto por el Vaticano II.
¿Cómo recibió la Familia de Schoenstatt la noticia de la indulgencia y qué desea para el Año Santo 2025?
Hicimos pública la noticia en el boletín «Belmontenews» de julio y de todas partes del mundo recibimos mensajes de alegría y gratitud. En particular, los diversos grupos que se sienten responsables por Belmonte agradecen al Santo Padre que nos haya concedido el don de la indulgencia y enriquecido así nuestra visita al Santuario Matri Ecclesiae. Para el Año Santo 2025, cuyo lema es «Peregrinos de esperanza», deseamos que cada peregrino tenga la experiencia de ser acogido y abrazado amorosamente por la Virgen, deseando lo que el Papa Francisco dijo en la Bula SPES NON CONFUNDIT, Proclamación del Jubileo 2025 (n. 24):
“Invito a los peregrinos que vendrán a Roma a detenerse a rezar en los santuarios marianos de la ciudad para venerar a la Virgen María e invocar su protección. Confío en que todos, especialmente los que sufren y están atribulados, puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos; ella que para el santo Pueblo de Dios es «signo de esperanza cierta y de consuelo (LG 68)”
Más información: