El P. Kentenich tenía desde el principio una visión de futuro del Movimiento

Karen Bueno

Confederación Apostólica Universal

«Reflexiono sobre la idea de una organización similar a la que nuestro venerable fundador pensaba para el mundo entero. ¡Sueños! Naturalmente. Y para que un día se hagan realidad, hará falta toda una vida para realizarlos con inteligencia, con objetivos claros y de forma organizada”. Estas palabras del Padre José Kentenich fueron escritas en una carta del 22 de mayo de 1916, dirigida al Padre José Fischer – en ese momento un seminarista que había participado en la Congregación Mariana, la organización que dio origen al Movimiento de Schoenstatt – y que quería llevar los ideales de Schoenstatt a Limburgo, adonde había sido trasladado.

El documento es una carta como tantas otras que escribiera el Padre Kentenich, pero lleva un mensaje importante, un retrato del Movimiento en aquella época. Por el relato del Padre José Kentenich, es posible detectar cómo Schoenstatt conquistó sus propias características y expresiones. A través del mismo se puede observar el rápido crecimiento del Movimiento y los medios utilizados para expandir la Obra de Schoenstatt. Otro factor importante es el anuncio de la Confederación Apostólica Universal, que es uno de los fines del Movimiento.

Podemos preguntarnos: ¿Qué tiene que ver esta carta centenaria con el Movimiento de Schoenstatt hoy? ¿Qué tiene que ver conmigo? En este nuevo siglo en que la expresión «Schoenstatt en salida» cobra cada vez más vida, vemos que el Movimiento ya nació saliendo, es un signo importante del origen misionero y apostólico de la Obra internacional. Hemos concretado los anhelos que el fundador llevaba dentro hace más de cien años.

Lo que dice el fundador

«Lo que queremos es ser instrumentos de María. Cuanto más débil y pobre sea el instrumento, más brillará la luz de la gloria de María a través de nuestras obras», escribe el P. Kentenich en otro pasaje del documento. Es uno de los primeros registros en los que revela el deseo de extender el Movimiento a otros campos, porque lo ve como una gran señal de la divina Providencia. El Padre fundador señala al Padre Fischer algunas pautas y estrategias que considera importantes para la misión. Son: trabajar con los jóvenes; formar líderes; difundir la revista Mater Ter Admirabilis.

Estas pistas encajan muy bien en la actualidad. Son puntos fundamentales que en 2015 fueron abrazados en el Congreso de Pentecostés por la Familia de Schoenstatt internacional. Representantes del Movimiento, reunidos en torno al Santuario Original, situaron el trabajo con los jóvenes, las familias y la comunicación como una prioridad del apostolado. En 2022, el apostolado sigue siendo un punto fuerte para la nueva edición del Congreso de Pentecostés.

Respondemos a su solicitud

¿Cómo se lleva a cabo este trabajo con los jóvenes, las familias y la comunicación? El Padre responde en su carta: «Vallendar, o más exactamente nuestra capilla con la MTA [el Santuario Original], debe permanecer en el centro de todo”. Es desde el Santuario que el apostolado se hace fecundo para cumplir con la misión y los propósitos de Schoenstatt. Llevando a las familias y a los jóvenes hacia él, o llevando el Santuario a las familias, como ocurre en la Campaña de la Virgen Peregrina, es posible colaborar con la Madre y Reina en su misión de educadora y formadora de líderes.

Además, la comunicación juega un papel fundamental y estratégico en este sentido. Una comunicación schoenstattiana solo es auténtica cuando parte del Santuario, como una extensión del mismo, y vuelve al Santuario, atrayendo a las personas hacia él. Hoy también podemos colaborar difundiendo los medios de comunicación de Schoenstatt (por ejemplo schoenstatt.com / schoenstatt.org.br) o simplemente comunicando, a diario, el mensaje de la Alianza de Amor, del Santuario, de la Madre y Reina entre nuestros conocidos.

«Si nos comprometemos a aspirar a un amor extraordinario a María, a una autosantificación superior a la de la mayoría de las personas, y a una gran implicación en la actitud y en las obras apostólicas, María también se compromete a educarnos hacia estas metas y a utilizarnos. Ella es la Virgo Fidelis, la Virgen fiel, siempre y cuando hagamos lo que nos pide».

Para concluir la carta del 22 de mayo, el Padre Kentenich escribe lo que espera de sus congregantes y lo que espera de nosotros hoy: «O todo o nada”. ¿Cuál es nuestra respuesta?

Referencias: Héroes del fuego, P. Jonathan Niehaus, 2004.

 

Compartir

con sus seres queridos

Artículos relacionados que pueden interesarle