Imaginemos que la vida de María fuera el guión de una película. Si fuera una producción de Hollywood, la Asunción de Nuestra Señora sería probablemente el final feliz de la trama.
Gracias a esta solemne fiesta de la Iglesia, muchos países tienen celebraciones regionales, municipales o nacionales el 15 de agosto. La definición de este dogma llegó con la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus del Papa Pío XII. A través de ella, se convierte en una verdad de fe que «la inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial» [1].
El final es un nuevo comienzo
La vida de la madre de Jesús podría ser inspiración para una gran película, pero sabemos que la Asunción no es el final de la historia. Aunque habite en el cielo, la Virgen María sigue siendo la protagonista del guión que Dios creó para la humanidad. María ya ha tenido su final feliz, pero ¡la historia continúa!
«Me imagino fácilmente -dice el P. José Kentenich- cómo nos mira la Virgen desde el cielo o aquí en el santuario. Sus ojos nos buscan continuamente. Ella quiere saber dónde están sus hijos e hijas, dónde trabajan, si están en peligro […]. Los ojos de la Virgen no descansan hasta que los descubren” [2].
Ella elige volver: al Santuario, a su casa, a su corazón
Conociendo los textos que hablan de María en la Biblia, es fácil notar de que en su vida no hay comodidad, ni omisión. Y aunque ya vive en el cielo, sigue siendo así. A lo largo de los siglos, María decide venir al mundo para encontrarse con sus hijos y estar cerca de cada uno de ellos. Esto es lo que experimentan quienes vienen al santuario de Schoenstatt y sienten la presencia real de la MTA. Y esto se repite en diversos santuarios marianos de la Iglesia.
Ella también decide volver y habitar entre muchas de las familias que la invitan a su santuario hogar. Y de una manera especial, viene a habitar en cada corazón a través de la Alianza de Amor, haciéndolos su hogar.
¡Ella decide volver! ¡Estar a tu lado!
Con María, vayamos de prisa
Los que siguieron la Jornada Mundial de la Juventud participaron con el Papa y los jóvenes bajo el lema: «María se levantó y salió de prisa» (Lc 1,39).
Ella se levantó y vino a nosotros hoy. ¿Cómo la recibimos? ¿Abrimos nuestro corazón para tenerla con nosotros? ¿Llevamos su presencia al mundo? ¡Ella tiene prisa!
Dos peregrinos schoenstattianos se convirtieron en noticia en NiT, un medio de comunicación portugués durante la JMJ. Pierina Monte Riso, una señora de Schoenstatt, y Paulina Biaciotti, una joven argentina, llamaron la atención por llevar la imagen de la MTA durante toda la JMJ. «Queremos caminar con María en la mano para que la gente la vea”, expresaban. “Ella viene con nosotros a todas partes, somos sus pies», explicaron al portal NiT.
El testimonio de ellas ilustra con un gesto práctico, una forma de hacer que María esté presente en todas partes. Pero no siempre será posible o factible tener una imagen de la Virgen en nuestras manos. Por eso es esencial tener la imagen de la MTA grabada en uno mismo: en los gestos, en la vida, en la voz.
Ella está en el cielo, pero su misión continúa en la tierra. Y cuenta con cada uno de nosotros para ser hoy sus pies, sus manos y su voz. María te necesita, está cerca y a tu lado. En el día de la Asunción, con la conciencia de que nuestra Madre habita en el cielo, pero también está cerca de nosotros, podemos pedir: «En nosotros recorre nuestro tiempo, preparándolo para Cristo Jesús» (Hacia el Padre, 609).
Nota: CNN hizo una nota breve con jóvenes de la Juventud Femenina de San Luis, Argentina, en la que con mucho entusiasmo hablan de Schoenstatt con mucha alegría. En el mismo, Pierina relata brevemente sus experiencias en la JMJ:
https://www.facebook.com/watch/?v=989048282333293
[1] vatican.va – Munificentissimus Deus, 44
[2] Às Segundas-feiras ao Anoitecer, Pe. José Kentenich, vol 3, pág 116