Durante los últimos 12 meses, miles de personas han emprendido una peregrinación para atravesar la puerta del Santuario de Schoenstatt en Mulgoa, Australia. Este es uno de los tres lugares de peregrinación designados en la Diócesis de Parramatta. A menos de un mes de que el Papa León XIV clausure oficialmente el Año Jubilar de la Esperanza el 6 de enero de 2026, el Santuario de Schoenstatt ha ofrecido a innumerables personas una experiencia de esperanza y renovación espiritual al encontrarse con la misericordia de Dios y el poder transformador de la gracia de María desde el Santuario.
Hasta la fecha, un total de 40 grupos de peregrinos registrados, procedentes de diversas parroquias, comunidades e instituciones educativas de las diócesis de Parramatta, Sídney y Broken Bay, han viajado al Monte Schoenstatt como parte del Año Jubilar, con el propósito de obtener la indulgencia plenaria. Muchos de estos grupos, ya fueran grandes o pequeños, incluyeron la Santa Misa en el Santuario y el Sacramento de la Reconciliación para cumplir con los requisitos necesarios para obtener la indulgencia plenaria como parte de su visita.

Solo entre estos grupos, se estima que unas 3000 personas atravesaron la emblemática puerta de arco de madera de la «pequeña capilla blanca», como suelen llamarla los visitantes. Esta cifra no incluye, por supuesto, a los miles de peregrinos que pudieron haber venido solos o con su familia y sus amigos como parte de una visita personal. Acudieron en gran número parroquias tan lejanas como la de Woy Woy, en la costa central de Nueva Gales del Sur; comunidades de diversos grupos étnicos, como los de Nigeria, Tonga, Vietnam, Sri Lanka y China (por nombrar solo algunos), y jóvenes de diversos grupos juveniles y universidades. Todos ellos fueron a rezar y a llenarse de la esperanza de Dios en sus vidas.

La experiencia de dar la bienvenida a los grupos
A lo largo de este Año Jubilar, se me asignó la tarea de organizar y acompañar cada peregrinación. Me sorprendió mucho el número de personas que han cruzado las puertas del Santuario este año, y lo que me ha sorprendido aún más es que muchos de ellos visitaban el Santuario por primera vez. Cada vez que llegaba un grupo, preguntaba cuántas personas lo visitaban por primera vez. En todas las ocasiones, al menos el 50 % levantaba la mano. Me pareció muy alentador pensar que nuestra querida Virgen María todavía tiene tantas vidas que tocar en Sídney y más allá, mientras sigamos difundiendo su misión desde Schoenstatt.

Como parte del programa de peregrinación, muchos grupos aceptaron mi oferta de dar una charla a sus peregrinos para presentarles la espiritualidad de Schoenstatt y la singularidad del Santuario. Lo más importante para mí era que la gente supiera que el Santuario de Schoenstatt es un lugar de enorme gracia, no solo en este gran Año Jubilar, sino siempre. María es la persona que más cerca está de Dios y toda su misión desde el Santuario consiste en acercar a las personas a todos los miembros de la Santísima Trinidad. Lo hace cooperando con Jesús y distribuyendo las gracias que ganó para nosotros en la cruz a todos aquellos que imploran su intercesión maternal desde el Santuario.
El segundo elemento más importante que quería compartir con los peregrinos son las tres gracias que María nos regala en el Santuario: ella acepta y ama a cada persona tal como es, nos educa para ser discípulos de Cristo, transformándonos desde dentro, y esto es lo que nos permite salir al mundo como apóstoles e instrumentos en las manos de Dios.

Como comunidad de las Hermanas de María en Sídney, rezamos para que el Año Jubilar de la Esperanza sea una gran fuente de renovación espiritual para la Iglesia y para todas las personas que han cruzado la puerta del Santuario de Schoenstatt en Mulgoa.
Traducción: Hna. M. Lourdes Macías

