18 de septiembre: De María, nunca tenemos suficiente

Dr. Bernd Biberger

En septiembre se celebran tres fiestas marianas en una semana: La Natividad de María el 8 de septiembre, el Dulce nombre de María el 12 de septiembre y los Siete Dolores de María el 15 de septiembre. Cada fiesta centra nuestra atención en un aspecto diferente de la personalidad de la Santísima Madre:

  • La vemos como la aurora que anuncia la salvación venidera en su persona y señala a Cristo como el Salvador esperado;
  • Recordamos su sí a ponerse a disposición de Dios para su plan de salvación, que era el requisito humano previo a la encarnación de Dios;
  • Admiramos su fidelidad, con la que no duda del amor de Dios ni siquiera en el sufrimiento.

Algunas fiestas marianas fueron introducidas por la Iglesia para ilustrar una declaración doctrinal, otras eran días de acción de gracias por la ayuda experimentada en tiempos difíciles de necesidad, que la gente atribuía a la intercesión de la Madre de Dios. Por ejemplo, el 12 de septiembre conmemora la victoria de los ejércitos cristianos en la batalla contra el ejército turco cerca de Viena en 1683.

Porque es Victoriosa…

María tenía un significado especial para el Padre Kentenich. Siempre podía hablar sobre ella. En su propia persona, experimentó cómo su relación con María sanaba las heridas de su alma. Quería transmitir esta experiencia a los demás. Por eso animaba a los jóvenes que le habían sido confiados como director espiritual a que se encomendaran a María. Su amor a la Virgen María animaba a los muchachos a educarse y a dejarse moldear por ella. José Engling es un ejemplo excepcional. También nosotros estamos invitados a encomendarnos a María en la Alianza de Amor.

Al mismo tiempo, el P. Kentenich veía en María la imagen ideal de cómo Dios concebía al hombre redimido. No se cansaba de proclamar sus glorias. Para él, hablar de ella significaba también animar a los hombres a acercarse a esta imagen ideal. Estamos invitados a orientarnos por su ejemplo en la alianza de amor.

El Padre Kentenich experimentó repetidamente cómo recibía ayuda en situaciones difíciles a través de la intercesión de la Santísima Madre. Su confianza en el poder intercesor de la Virgen María era inquebrantable. Por eso sugirió darle el título de «Victoriosa». En la Alianza de Amor, estamos invitados a confiarnos a la Santísima Virgen en nuestras necesidades.

En octubre de 1974, hace 50 años, la Familia de Schoenstatt internacional coronó a la Santísima Virgen como «Victoriosa tres veces Admirable» en la Iglesia de la Adoración del Monte Schoenstatt. Este día de recuerdo nos anima a reflexionar sobre la Virgen María en los desafíos actuales de la sociedad y de la Iglesia y en las necesidades de nuestra propia vida, a orientarnos en su figura, a encomendarnos a su intercesión y a compartir con los demás nuestras propias experiencias con Ella. Ella también quiere mostrarse victoriosa hoy y en nuestras vidas. Esto debe aplicarse también a nosotros: De María, nunca tenemos suficiente

¡Que Dios bendiga el Día de Alianza!

Dr. Bernd Biberger
Director General de las Hermanas de María

Traducción: Sr. M. Lourdes Macías

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