Un solo cuore: El concierto de Schoenstatt y Shalom para «santuarizar» el corazón

Eugenio Minici

El Jubileo de la Juventud 2025 es un evento especial promovido por la Iglesia católica en Roma del 28 de julio al 3 de agosto de 2025 y dirigido a los jóvenes, dentro del Jubileo de la Esperanza. Con motivo de este importante acontecimiento, se llevó a cabo el proyecto «Envío misionero a Trastevere», promovido por los seminaristas de Schoenstatt y coordinado por el padre Facundo Bernabei, padre espiritual y formador del seminario de los Padres de Schoenstatt en Santiago de Chile, junto con Lucas Botassio, procedente de Brasil. El proyecto tiene como punto de referencia la parroquia de los Santos Patrones de Italia, ubicada en el histórico barrio romano de Trastevere. Un momento destacado del proyecto fue la organización, el 30 de julio, del festival musical «Un Solo Cuore» (Un Solo Corazón) en la Piazza del Risorgimento de Roma (gran plaza situada cerca de la Basílica de San Pedro) por parte del Movimiento de Schoenstatt y de la Comunidad Shalom.

El concierto fue una ocasión rica en música, entretenimiento y momentos intensos de adoración y oración. Por parte del Movimiento de Schoenstatt participaron, entre otros, P. Ignacio Camacho, P. Enrique da Fonseca, P. Rodrigo Correa, P. Gonzalo Villaseca, Manuel Lorca y el Colegio Mayor Padre José Kentenich (seminario euroamericano de los Padres de Schoenstatt en Santiago de Chile). El concierto fue presentado por dos jóvenes del Movimiento de Schoenstatt: Rodrigo Fernández, seminarista de México, y Anna Minici, de la Juventud del Movimiento de Roma.

Con el fin de profundizar en el acontecimiento y su significado espiritual y apostólico, la redacción del sitio web schoenstatt.com realizó dos entrevistas, que presentamos a continuación, con el P. Ignacio Camacho y el seminarista Manuel Lorca.

El P. Ignacio Camacho, natural de Chile, es actualmente rector del Santuario Original de Schoenstatt en Alemania. Ha compuesto varias canciones que invitan a la reflexión y a la cercanía con Cristo, como Señor, átame a tu santuario y María de la Paz. Estas son las preguntas que le hizo la redacción:

¿Cómo fue para usted cantar y participar en esta presentación?

Por un lado, en lo personal, fue muy bonito porque esto es algo que comenzó hace casi 30 años, compartiendo lo que había surgido del encuentro con Jesús, con la Mater, poniéndose a disposición, primero en un cassette, y ver cómo ha ido creciendo todo y se va desarrollando, ha sido algo fantástico. Y también desde el punto de vista de poder hacerlo en comunión con otra comunidad, con un carisma distinto, y ponerlo al servicio, ponerlo ahí en medio de la iglesia, compartir nuestro carisma, lo que eso significa, también fue un regalo muy, muy grande.

¿Cómo fue la elección de su repertorio musical y qué quiso transmitir con él?

Fueran dos canciones del primer tiempo. Una, Quiero Construirte una Casa Señor, acompañó el proceso de la construcción del seminario, del santuario que es en lo seminario, y acompañaba muchas, muchas canciones. Tiene que ver con construir las casas físicas, podríamos decir, pero también la casa principal, que es el Santuario del Corazón.

Y la segunda, Como un Niño, también tiene que ver con los primeros tiempos, y visto desde el punto de vista de la esperanza, creo que la única manera de vivir de la esperanza es sintiéndolos profundamente hijos de Dios, que viven de su amor incondicional, que confían en su plan, y que se entregan plenamente a su voluntad.

Manuel Lorca estuvo al frente de la organización del concierto por parte del Movimiento de Schoenstatt. Este seminarista chileno está involucrado en la música espiritual desde su juventud. Ha compuesto varias canciones conocidas, como Ven y verás, Te estaba esperando y La luz de Jesús. Su música se caracteriza por su fuerte carga emocional y espiritual, ideal para momentos de oración y celebración.

Este es el resumen de la respuesta de Manuel:

El concierto, que duró cuatro horas, se celebró en la Piazza Risorgimento, justo al lado del Vaticano, una zona muy concurrida. Esto hizo que mucha gente que pasaba por allí se detuviera a escuchar la música. Lo organizamos junto con la Comunidad Shalom, y lo realizamos entre los dos carismas. Tienen mucha experiencia y una larga trayectoria en conciertos y grandes eventos, así que también nos ayudaron a que nuestra propuesta musical fuera un poco más profesional. Además, fue un encuentro con otro estilo y carisma que nos enriqueció mucho.

Había muchos jóvenes. Calculamos que fueron entre dos mil y tres mil personas. Lo más impresionante fue la adoración. Después de nuestro segundo bloque, el P. Alexandre Awi dirigió una adoración. Con un ostensorio y una decoración que nosotros, los seminaristas, habíamos preparado y que ya habíamos usado para el Ignis. El ostensorio tenía forma de fuego. También colocamos la imagen de la Madre. Cantamos algunas canciones y también cantó Shalom. Fue increíble ver cómo la gente que pasaba se arrodillaba y se quedaba para adorar. Acudieron muchos romanos y peregrinos del Jubileo que no pertenecían a Shalom ni a Schoenstatt. Pero se quedaron para adorar y se creó un gran silencio. Creo que el momento más bonito fue precisamente la adoración. Y fue una adoración por la paz, organizada por los jóvenes.

Las palabras de Manuel captan exactamente lo que sucedió en el concierto y la adoración: todos los jóvenes presentes participaron, cantaron, bailaron, rezaron y adoraron como si fueran un solo espíritu. En el concierto volvió a suceder lo que se relata en los Hechos de los Apóstoles (Hch 4, 32): «La multitud de los que habían abrazado la fe era un solo corazón y una sola alma».

Traducción: Hna. M. Lourdes Macías

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