Santiago Abella es ordenado Padre de Schoenstatt en México

Lucía Zamora Valero

Desde niño te quiero, mi amigo Jesús. Me has amado desde siempre, Cristo, Maestro y Señor. Con lo poco que tengo, me miraste a mí; con tus ojos llenos de amor traspasaste mi corazón. Hoy me llamas por mi nombre. ¿Dónde vives Señor? (canto de entrada de la ordenación)

Una vida verdadera, inicia con un anhelo, y ese anhelo es lo que Dios quiere de nosotros, pues lo deposita en nuestro corazón, y se nos va revelando al sentirnos verdaderamente amados por Él. Al descubrirlo, nace una fuerza interior que nos impulsa a querer encontrarnos con Jesús… con el buen amigo, con el que siempre ha amado; el que con su mirada traspasa el corazón y el que con amor te llama por tu nombre.

Santiago de Jesús Abella Peniche, a quien de cariño llamamos “Santi Abella”, es un joven que nace en la Ciudad de México, vive algunos años en Puebla, y por azares del destino viaja a San Luis Potosí, donde conoce el Movimiento de Schoenstatt un 15 de junio del 2013, en el Santuario “Maravillas de María”. Santi, tiene un anhelo desde muy pequeño, y es en este lugar, donde tiene su primer encuentro con la Mater. Es justo en este Santuario, donde el pasado sábado, 8 de febrero de 2025, fue ordenado Sacerdote, como parte del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt, por el Obispo de San Luis, Monseñor Jorge Alberto Cavazos.

Un poco de historia

Alejandro Lomelí es el amigo que invitó Santi a visitar el Santuario de Schoenstatt. Él no olvida cómo sucedió todo y nos lo cuenta:

El Padre Andrés Espinoza, quien en aquel entonces estaba a cargo de la Juventud Masculina de Schoenstatt, tiene muy presente su primer encuentro con Santiago:

El Padre Andrés habla de su sencillez, y así fue su Ordenación: muy sencilla, nada ostentosa, simplemente flores, toldos y sillas. Las flores fueron las protagonistas de la decoración, pues enmarcaron el lugar, y le dieron vida al desierto en el cual está situado nuestro Santuario. El ambiente que se vivió, fue sin posturas, ni apariencias, fue simplemente la demostración del cariño que le tienen a Santi. En fin, su entrada al Sacerdocio fue un hermoso momento a la “sombra del Santuario”.

El padre Santiago Abella en su primera misa

Comienza la fiesta

¡Se llegó el día! Es difícil expresar este acontecimiento, sin adentrarse en las emociones que vivimos en esta ordenación. Cada uno lo experimentamos de una manera diferente.

Meses antes, iniciamos con nuestras contribuciones al capital de gracias, para que la Mater se manifestara en todo momento, y el Espíritu Santo le obsequiara a Santi y a su familia la tranquilidad que necesitaban para disfrutar con alegría esta fiesta. También para que la familia de Schoenstatt Potosina obtuviera la confianza y la certeza de que todo saldría muy bien, tal como la Santísima Virgen lo tenía planeado.

¡Y Llegó la familia! El P. Stefano Daneri y el P. Thejus Peedikathundiyil, como anfitriones, recibieron a la familia de Santi; a sus hermanos de Comunidad; a los Padres de Schoenstatt Monterrey y Querétaro; a las Hermanas de María; a nuestros queridos P. Ignacio Camacho y el P. Felipe Pérez, quienes en algún tiempo fueron rectores del Santuario Maravillas de María. También estuvieron algunos amigos de Santi de Chile, de Monterrey, Querétaro y por supuesto a la familia de Schoenstatt de San Luis.

En fin, una noche antes, la Mater disfrutó la fiesta anticipada que ocurría en la explanada del Santuario. Esa misma noche la Adoración al Santísimo nos regaló a todos la paz y la certeza de que al día siguiente el cielo completo estaría en “Maravillas de María”.

Lo que sucedió en la Ordenación, fue un puñado de emociones, pues al ver a Santi con un rostro conmovido, caminando junto a sus hermanos de comunidad; junto a los Padres y al Señor Obispo, solo nos pudo mostrar un corazón verdaderamente entregado a Dios. Ver los rostros de felicidad de los Sacerdotes siempre los recordaremos, pues fue un regalo para nosotros.

Tantas cosas que pasaron… el abrazo que Santi recibió de sus padres al recibir la casulla fue conmovedor… Y, más aún, cuando todos aplaudimos para recibir al nuevo Sacerdote, no dejábamos de llorar. El coro estuvo extraordinario, el ambiente, el clima, etc. La Mater todo lo acomodó.

La familia de Schoenstatt termina este hermoso día dando gracias por el SÍ de Santiago, que en este año de esperanza se convierte en un claro signo de inspiración para muchos jóvenes.

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