María de Guadalupe, luz de esperanza en la oscuridad de nuestro tiempo

Hna. M. Lourdes Macías

El 12 de diciembre es un día de alegría y esperanza, en el que la Iglesia católica celebra las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Desde México, la devoción a Santa María de Guadalupe se ha difundido traspasando fronteras, pues conlleva un mensaje universal de unidad y paz.

En Guadalupe, la Santísima Virgen transmite esperanza y es un símbolo de unidad, protección y consuelo en momentos difíciles. Ella es un faro de fe que inspira la reconciliación, la justicia y la perseverancia ante la adversidad. En su papel histórico, se destaca como un estandarte de esperanza para el pueblo mexicano y para muchos pueblos. Con su mensaje de amor, misericordia y paz, atrae a todos hacia Cristo.

Símbolo de esperanza

La aparición de la Virgen en la colina de Tepeyac ocurre 10 años después de la conquista de México, en medio de un clima de ruptura cultural, dolor, desconfianza y tensiones entre españoles e indígenas. Cuando se aparece, habla en náhuatl, la lengua del pueblo vencido y se presenta como Madre de todos.

El Nican Mopohua, que es el relato de las apariciones de la Santísima Virgen de Guadalupe, lleva este nombre porque en el texto náhuatl comienza con estas palabras, que significan “Aquí se narra”. Leemos cómo ella se expresa a Juan Diego:

NM 12.- “Mi Juanito, mi Juan Dieguito… yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive.”

NM 119.- ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que soy tu madre? ¿Qué, no estás en mi regazo y corres por mi cuenta? ¿Por ventura aún tienes necesidad de cosa otra alguna? 120.- Por favor, que ya ninguna otra cosa te angustie.”

Este discurso surge en un momento de angustia para Juan Diego, preocupado por la enfermedad de su tío. La Virgen María le responde ofreciendo:

Acompañamiento, ternura maternal y esperanza ante la enfermedad y el miedo.

Esta escena se ha convertido, para generaciones, en uno de los textos marianos de mayor consuelo espiritual en la historia de la Iglesia.

Fuente de fortaleza y perseverancia

Una vez que María se ofrece como su Madre, le encomienda a Juan Diego la tarea:

NM 25. “Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito.”

NM 32.- “Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores.”

María pide que se construya una iglesia, pero…

No es una tarea fácil, ya que para realizarla Juan Diego tiene que ir ante el obispo, él, un simple indígena ignorante.

NM 33 “Y para realizar con toda certeza lo que pretende Él (Dios)… que le manifiestes cuán grande y ardiente deseo tengo de que me levante en el llano mi templo.” 34.- Y quédate seguro de que mucho te lo voy a agradecer y a pagártelo, 35 Ojalá aceptes ir y tengas la bondad de poner todo tu esfuerzo.

Juan Diego acude al obispo, pero la primera visita es un fracaso. Entonces, le cuenta a la Virgen María lo que ha sucedido. Ella le da fuerzas, le llena de esperanza y le pide que persista en su tarea.

NM 59.- “La Virgen le dice a Juan Diego: “…más es indispensable que seas precisamente tú quien negocie y gestione… 60. …y con rigor te mando, que mañana vayas otra vez a ver al obispo.»

Con eso, el indígena vuelve a acudir al obispo, quien le pide una señal concreta de la presencia de María.

NM125.- “Se dignó decirle: «Sube, Hijito mío queridísimo, arriba del cerrito, donde me viste y te di órdenes. 126.- Allí verás que están sembradas diversas flores: córtalas, reúnelas y ponlas juntas. Luego bájalas acá, aquí, ante mí, tráemelas…”

Entonces, Juan Diego llena su tilma (su manto) con flores recogidas en el monte, un lugar de tierra árida, y se las lleva al obispo. Grande es la sorpresa de todos cuando aparece, en la tilma, la imagen de María de Guadalupe.

Su imagen une simbolismos indígenas (el manto turquesa, la flor del nahui ollin, la cinta que representa el embarazo) y cristianos (rasgos europeos mezclados, como la estrella de la mañana, el sol).

Promesa de ayuda

En el relato de sus apariciones, la Virgen de Guadalupe promete su «amor, [su] compasión, [su] ayuda y [su] protección» a todos los que la busquen y confíen en ella, ofreciendo alivio de sufrimientos y desgracias.

Ella es un símbolo de la maternidad misericordiosa que escucha los «llantos y dolores» de su gente, lo que genera una profunda esperanza y confianza en su intercesión.

La Basílica de Guadalupe reúne a todas las personas sin distinción social, cultural o religiosa. La experiencia misma del santuario es un signo vivo de unidad y consuelo, porque la Virgen atrae, escucha y abraza a todos por igual. Ella es un símbolo de la «misión del continente de la esperanza«, animando a construir una sociedad justa.

“Madre de Guadalupe,
presencia luminosa en nuestra historia,
renueva en nosotros la esperanza
y enséñanos a caminar como hermanos.

Que tu ternura nos sostenga,
tu mirada nos consuele
y tu ejemplo nos inspire a construir paz y unidad,
para que Cristo reine en nuestros corazones.”

Juan Pablo II, 1979

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