Las Señoras de Schoenstatt celebran su Congreso General

Martina Kraus

El domingo 27 de julio comenzó el Congreso General del Instituto Secular de las Señoras de Schoenstatt en la Casa Regina, su sede, en Alemania. Durante las tres próximas semanas, las delegadas reflexionarán en oración y mantendrán intensas conversaciones sobre los desafíos actuales de la comunidad internacional y deliberarán sobre cuestiones importantes de cara al futuro. A través de diversos informes, se informarán sobre la situación actual de la comunidad y extraerán conclusiones para los próximos años. Otro punto central será la elección de una nueva dirección.

Al congreso, que se celebra del 27 de julio al 16 de agosto, asisten 26 señoras de nueve países. Proceden de Alemania, la República Checa, Polonia, Suiza, España, Portugal, Chile, Brasil y Argentina. Entre ellas se encuentran 14 representantes elegidas de las comunidades regionales, las superioras de las distintas subcomunidades y la dirección general actual.

Para estos días tan intensos e importantes para la vida de la comunidad, las Señoras de Schoenstatt piden a todo el Movimiento que las acompañen en el camino y las apoyen con sus oraciones.

¿Quiénes son las Señoras de Schoenstatt?

Las miembros del Instituto Secular Nuestra Señora de Schoenstatt orientan su vida consagrada a Dios según los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia) y viven en medio de una sociedad globalizada y secularizada. «Pertenecemos a la calle… vamos al corazón del mundo», expresó el fundador de la comunidad, el padre José Kentenich.

La comunidad internacional forma parte del Movimiento de Schoenstatt y vive de su espiritualidad. Su modelo de vida es María, que vivió en medio del mundo, junto a las personas, compartiendo sus preocupaciones y sufrimientos, pero también sus alegrías. En alianza con ella, los miembros siguen el camino del discipulado de Cristo.

Todas las señoras del instituto mantienen sus profesiones. Con su consagración a Dios, se comprometen a dar una impronta cristiana a su entorno. Como María, quieren asistir hoy a Cristo. Convierten su vida cotidiana en una oración y buscan impregnar el mundo con el espíritu de Cristo para unirlo a Dios. La vida espiritual y el compromiso apostólico se condicionan y complementan mutuamente.

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