Las Hermanas de María inauguran su año jubilar en Rusia

Hna. M. Julia Fabiś

Del 4 al 6 de diciembre, las Hermanas de María de Schoenstatt de Kaliningrado, Moscú y San Petersburgo (Rusia) se reunieron para celebrar la apertura del año jubilar del centenario de su comunidad.

La celebración comenzó el día 4 en San Petersburgo. La Santa Misa se celebró en la parroquia de San Juan Bautista y fue presidida por el arzobispo metropolitano de la arquidiócesis de Moscú, monseñor Paolo Pezzi, y concelebrada por numerosos sacerdotes y representantes de las comunidades católicas. A pesar de ser un día laborable, feligreses, miembros del Movimiento de Schoenstatt, conocidos y amigos participaron en este evento especial. La Santa Misa estuvo precedida por una procesión con una vela conmemorativa encendida. Las Hermanas de María llevaban azucenas en las manos.

Al comienzo de la misa, las Hermanas se dirigieron a los presentes y destacaron la importancia de este día: «El 1 de octubre se cumplieron 99 años desde que el Padre José Kentenich y las primeras Hermanas dieron un paso valiente para fundar nuestra familia consagrada. Fue una decisión tomada en tiempos difíciles, llena de grandes desafíos, pero también inspirada por la fe y el celo. El Padre Kentenich, al reconocer los signos de los tiempos en el espíritu de la fe en la Divina Providencia, comprendió la importancia de fundar la Familia de las Hermanas, que se dedicarían al carisma del Movimiento, ya que la formación de un hombre nuevo no es posible sin la participación de una mujer nueva».

Los carismas son regalos para nuestro tiempo

En la homilía, monseñor Paulo Pezzi habló sobre los carismas y la acción del Espíritu Santo: «En cada época, el Espíritu Santo suscita a personas para que respondan a llamamientos que pueden ser absolutamente extraordinarios y para que se tomen en serio el clamor del pueblo […] El Padre Kentenich formó y desarrolló su carisma en una época en la que diferentes ideologías querían traer el paraíso a la tierra. ¿Y cuáles fueron las consecuencias? Crearon el infierno en la tierra. ¿Y qué hizo entonces el Espíritu Santo? Despertó toda una serie de carismas capaces de contrarrestar la tendencia de esas ideologías. ¿Y de qué manera? Lo escuchamos al principio: «educando a un hombre nuevo». Educó al hombre nacido de estas ideologías, que ya había perdido su identidad».

El arzobispo continuó diciendo: «No se puede decir que los campos de concentración alemanes fueran menos graves que otras prisiones, pero incluso en ese profundo aislamiento él (el P. Kentenich) nunca perdió la esperanza ni la fe en Dios. Y fue entonces cuando comenzó a educar a los suyos. Un proceso que continúa hasta hoy, porque ningún carisma se agota, no termina. Todo carisma es eterno. ¿Qué significa eterno? Significa construir ese templo en los cielos que nadie podrá destruir. […] Queridos hermanos y hermanas, celebrar el jubileo significa para nosotros la oportunidad de renovarnos».

Una celebración para toda la comunidad

La celebración del jubileo se convirtió en un evento común para toda la comunidad parroquial. El párroco, el padre Francisco Teixeira García, ofició esta misa en conmemoración de la beatificación de la Hermana M. Emilie Engel. Al final de la celebración, todos los participantes recibieron una imagen de la Madre Tres Veces Admirable, acompañada de un pequeño rosario elaborado por las Hermanas. Como explicó el arzobispo Pezzi, este rosario no solo es un recuerdo, sino también la continuación de la celebración jubilar que nos une espiritualmente mediante la oración.

Tras la Santa Misa, todos los asistentes compartieron la alegría de la fiesta del Jubileo en una comida preparada con la ayuda de los feligreses. En la tarta conmemorativa se apagaron velas con el número «100», que simbolizaba el centenario.

La comunidad de las Hermanas de María de Rusia se había preparado para este momento mediante una novena de nueve meses. Un momento destacado de este camino fue la bendición del símbolo del Espíritu Santo por parte del Papa León XIV en el Vaticano. El 4 de diciembre, el arzobispo Paulo Pezzi colocó finalmente el símbolo en la capilla de las Hermanas.

Representantes de la Nunciatura Apostólica en la Federación Rusa

El sábado 6 de diciembre, la apertura del año jubilar también tuvo lugar en Moscú, en la Catedral de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. La Santa Misa, presidida por el arzobispo Paulo Pezzi, fue concelebrada por el consejero de la Nunciatura Apostólica en la Federación Rusa, Mons. Mislav Hodžić, por el representante de la Nunciatura, el P. Igor Chabanov, y por otros sacerdotes.

En la procesión que dio inicio a la Santa Misa, las Hermanas llevaban la imagen de la MTA, la misma con la que las primeras misioneras partieron hacia Moscú el 13 de octubre de 1991.

El arzobispo, en su homilía, se refirió a la imagen de la Mater como fuente de sabiduría y ejemplo de confianza ilimitada: «La sabiduría consiste en hacer la voluntad de Dios». Recordando el sí de María en la Anunciación, dice: «Y de repente todo cobra vida. Porque cuando hacemos la voluntad de Dios, comenzamos a crear, a enderezar nuestros caminos. Y nuestra conversión y nuestro arrepentimiento comienzan a dar frutos».

A continuación, el arzobispo observó que el P. Kentenich, incluso en Dachau, inflamaba los corazones de sus compañeros con el amor a la Virgen María.

Comienza un año especial de gracias para las Hermanas

En la parte final de la celebración, las Hermanas agradecieron a Mons. Paulo por presidir la Santa Misa y le entregaron flores y un regalo: «El centésimo año del ‘nacimiento’ de la comunidad nos da la oportunidad de sorprendernos repetidamente con los designios y la acción de Dios, a pesar de la fragilidad humana. Glorificar a Dios, guardar todo en el corazón y permitir que Él venga hoy: eso es lo que hemos aprendido de María», dijeron.

Para todos los participantes en la celebración, las Hermanas prepararon una imagen de la Madre Tres Veces Admirable, acompañada de una oración de consagración y de un rosario de bolsillo hecho a mano.

La celebración terminó con un refrigerio y una convivencia entre los participantes del movimiento, amigos e invitados, durante la cual las Hermanas hablaron más sobre el carisma y la historia del Instituto. También presentaron algunas canciones compuestas en la comunidad rusa.

Las Hermanas de María de Schoenstatt comenzaron a servir a la Iglesia en Rusia en 1991, primero en Moscú, luego en Kaliningrado y San Petersburgo.

Traducción: Hna. M. Lourdes Macías

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