Las Hermanas de María celebran 50 años de misión en la República Dominicana

Hna. Raiza María Moto

El 5 de septiembre de 1974 se estableció nuestra comunidad de Hermanas de María de Schoenstatt en la República Dominicana, marcando el inicio de una misión que hoy celebramos con profundo agradecimiento. Por este motivo, el domingo 17 de noviembre de 2024 celebramos con gran alegría el jubileo de los 50 años de presencia y misión de las Hermanas de María de Schoenstatt en nuestro país.

La celebración tuvo lugar en el Santuario de Schoenstatt Victoria Patris, donde se ofició una solemne Santa Misa de Acción de Gracias, presidida por Monseñor Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Primado de América. También contamos con la presencia de Monseñor José Amable Durán Tineo, Obispo Auxiliar y Vicario Episcopal Territorial de la Vicaría Norte de Santo Domingo.

Hna. M. Lucía, Dr. Biberger, Mons. Francisco Ozoria, Mons. José Amable Durán, Hna. M. Emily

Una celebración llena de gratitud

Fue un honor recibir al Padre Dr. Bernd Biberger, director general de las Hermanas de María de Schoenstatt, quien llegó desde Alemania para acompañarnos en este día tan especial. También estuvieron presentes el Padre José Luis Hernández y varios diáconos, que colaboraron activamente en la celebración eucarística.

Tuvimos el privilegio de contar con la presencia de la Hna. M. Emily Kenkel, Superiora Provincial de la Provincia Norteamericana, y de la Hermana M. Lucía Rodríguez, Asistente para la Delegación en la República Dominicana.

El momento central de esta significativa conmemoración fue la Santa Misa, en la que dimos gracias a Dios por las cinco décadas de fecundidad de la Madre Tres Veces Admirable desde su Santuario, a través de las Hermanas, al servicio de la Iglesia y la comunidad. Antes de iniciar la Eucaristía, la Hermana M. Francisca Rodríguez leyó una reseña histórica en la que se narraban los acontecimientos vividos desde nuestros inicios en el país.

Al servicio de la Iglesia

Tras el saludo eucarístico, la Hermana M. Emily dio la bienvenida con unas palabras llenas de gratitud y reconocimiento. Dirigiéndose en particular a los obispos, ella expresó: “Es un gran honor para nosotras como comunidad servir a esta Iglesia Arquidiocesana y poder contar con el apoyo de ustedes.”

También destacó que la misión realizada en estos 50 años ha sido posible gracias al apoyo constante de los pastores de la Iglesia, por lo que reiteró su agradecimiento y su disposición al servicio, como muestra de gratitud y compromiso.

Presencia de María en el mundo

Durante la homilía, el Padre Biberger compartió una reflexión profunda sobre la misión de las Hermanas. En sus palabras, destacó: «Las Hermanas de María quieren hacer presente a la Santísima Virgen a través de su persona y su vida. Quienes las encuentran deben experimentar algo de la Madre de Dios».

Asimismo, expresó con firmeza: «Dondequiera que vaya una Hermana de María, va también la Madre de Dios».

Estas palabras resonaron profundamente en todos los presentes, recordándonos el propósito y la misión de las Hermanas de María, que buscan ser un reflejo vivo de la Santísima Virgen en el mundo de hoy.

Además, Monseñor Ozoria destacó durante su intervención que Dios actúa a través de instrumentos pequeños y que sus obras nunca terminan, sino que perduran en el tiempo. Estas reflexiones nos invitaron a reconocer el impacto duradero de la labor de las Hermanas en el país y su capacidad para seguir el ejemplo de la Virgen y continuar siendo instrumentos de Dios para atraer almas a Cristo.

Los frutos de 50 años de misión

Durante el momento de la ofrenda, no solo se ofrecieron las primeras vocaciones que surgieron en el país, sino también a unas jóvenes que hoy muestran interés en ser Hermanas de María de Schoenstatt.

También se ofrecieron las diferentes ramas del Movimiento de Schoenstatt, fruto del trabajo de las hermanas. Entre ellas estuvieron la Rama de las Señoras, los Matrimonios, la Juventud Masculina y Femenina, las Apóstoles de María, una representación de los niños del Centro de Nutrición Niño Jesús, así como jóvenes y personal del Politécnico Juan Pablo II.

Cada persona que participó en la ofrenda llevó una vela, representando la luz recibida al entrar en contacto con Schoenstatt a través del trabajo de las Hermanas. Esta luz se manifiesta en la forma en que Schoenstatt ha iluminado sus vidas, guiándolas por un camino de fe y esperanza.

La bendición apostólica del Papa

Un regalo especial para todos nosotros en esta celebración fue la presencia de la Hermana M. Georgina Ramírez, quien fue la primera en llegar y el instrumento escogido por la Santísima Virgen y por nuestro Padre para que las Hermanas de María pudieran establecerse en el país. Ella fue la primera, junto a otras Hermanas que estuvieron presentes desde los inicios, para que nuestra comunidad pudiera dar sus primeros pasos.

Los cantos litúrgicos acompañaron la misa en un ambiente de oración, recogimiento y alegría. La participación activa de la comunidad fue un testimonio del aprecio y la admiración por las Hermanas y por toda la obra de Schoenstatt.

Antes de finalizar la Santa Misa, Monseñor Amable compartió con los presentes un momento de gran alegría y emoción al leer un pergamino enviado desde Roma. En él, Su Santidad el Papa Francisco expresaba que otorgaba e imploraba la bendición apostólica al Instituto Secular de Schoenstatt, Hermanas de María, como acción de gracias al Señor por la conmemoración del cincuenta aniversario de su presencia en la República Dominicana. Este gesto llenó de gozo a las Hermanas y a todos los asistentes, quienes vivieron con gratitud este significativo reconocimiento.

Agradecimientos y momentos destacados

Después de la misa, se dedicó un tiempo de encuentro y fraternidad, en el que las diferentes ramas y obras de la Familia de Schoenstatt pudieron hacer algunas presentaciones de agradecimiento a las Hermanas. Entre estas presentaciones, hubo acrósticos con las palabras «gracias» y «felicidades», que fueron un testimonio de admiración y aprecio por la misión de las Hermanas. Algunos también expresaron su gratitud a través de canciones, lo cual resultó muy significativo, y otros grupos regalaron a cada Hermana un lirio, simbolizando que, al igual que la Santísima Virgen, se han entregado virginalmente a los planes de Dios.

La celebración concluyó con cantos y palabras de agradecimiento de las diferentes comisiones presentes, que renovaron su compromiso de seguir apoyando la misión que las Hermanas llevan a cabo en nuestro país y en nuestra sociedad.

Este Jubileo nos invita a mirar con gratitud el camino recorrido y también nos llena de esperanza para los años venideros. Que este aniversario siga siendo una inspiración para todos los que participan en la misión de Schoenstatt y que la Mater, desde su Santuario Victoria Patris, continúe guiando nuestros pasos.

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