La alianza de amor es fuente de alegría

Matilde Celina Di Battista

La alegría en tiempos difíciles

Cada día, vemos en los medios de comunicación y en las redes sociales diversas noticias y sucesos que tienen que ver con problemas graves de la sociedad y el mundo actual, crisis económicas y sociales. El hambre, la pobreza no solo de recursos económicos, la emergencia climática, los conflictos y guerras en distintos lugares del mundo, con todo lo que ello implica. El racismo, la discriminación y tantos otros problemas que nos causan desánimo frente a las dificultades y adversidades, nos traen inseguridades y preocupaciones.

La alegría en tiempos difíciles debería ser una característica y advertirse en todo cristiano. El P. Kentenich afirmaba que en un ambiente de alegría crecen todas las virtudes.

El hombre de hoy sufre un fuerte desarraigo espiritual, sin saber dónde centrar su espíritu. Aparecen las inseguridades e incertidumbres, la falta de sentir y experimentar hogar en su propio corazón y en el de otros.

El Padre Kentenich nos dice que el ser humano no puede existir sin la alegría y la felicidad.

Esta realidad nos invita a vivir en profundidad nuestra alianza de amor, a cultivar una esperanza y confianza en la Mater más heroica y magnánima, nos desafía a encarnar una alegría anclada en María.

No podemos privarnos de la alegría

Los aliados de María no podemos privarnos de la alegría y vivir con desánimo y frustraciones. Debemos cultivar la alegría en todo momento y circunstancia, priorizando lo que somos y no lo que tenemos.

El Santuario es nuestro hogar. Allí María, mediadora de todas las gracias, nos regala su corazón maternal y espera nuestra entrega y fidelidad. María, madre y educadora, actúa en una triple dimensión a través de las tres gracias del Santuario (cobijamiento espiritual, transformación interior, espíritu apostólico).

La alianza, fuente de alegría

Los tiempos de fundación de Schoenstatt también eran tiempos difíciles -conocemos la historia-, el Padre Kentenich supo escuchar e interpretar la voz y los deseos de Dios. El fundador nos dice que el ser humano no puede existir sin la alegría, sin la felicidad. “El que no cultiva la alegría, echa a perder su carácter hasta la médula”.

Junto a los jóvenes, selló una alianza con María pidiéndole que se estableciera en el Santuario, convirtiéndolo en un lugar de gracias. La Alianza de Amor es una forma original de vivir nuestra alianza bautismal, “la fuente de vitalidad y centro de la espiritualidad de Schoenstatt”.

María es el medio más rápido y seguro para acercarnos a la Santísima Trinidad. Ella vivió en permanente alegría, aun en los momentos de sufrimiento, transformando el dolor en gozo, difícil de lograr, pero posible en la fecundidad de la Alianza de Amor.

El amor trae la alegría, la alegría es fruto del amor

El Padre Kentenich nos dice que el amor es la varita mágica capaz de transformar cualquier tristeza en alegría. La alianza con la Mater es una Alianza de Amor, ella nos cobija y transforma nuestras penas en alegrías. La Alianza de Amor nos regala la alegría de vivir.

Podemos preguntarnos: ¿Soy alegre y optimista, viendo el lado positivo o bueno de las cosas? ¿Soy pesimista o dependiente en todo momento de mi estado de ánimo? En mi familia, trabajo, apostolado y ambientes en los que me muevo ¿soy motivo de alegría y felicidad? ¿Qué actitudes cultivo para que la Alianza de Amor sea fuente de alegría en mi vida?

La alegría del cristiano es fruto del Espíritu Santo. San Pablo dice a los Gálatas que el fruto del accionar del Espíritu Santo es el amor, la alegría y la paz (Gal.5,22).

Modelos de alegría

¿Qué modelos tenemos a imitar, para conquistar y cultivar la actitud de la alegría en forma permanente?

Jesucristo, el gran maestro de la alegría.

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”. Así comienza el Papa Francisco la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, recordando el papel misionero que tiene la Iglesia. En el encuentro y descubrimiento de la persona de Jesús, Dios hecho hombre, está nuestra salvación y con ella, nuestra alegría.

La paz os dejo, mi paz os doy. (Jn 14,27)

Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa. (Jn 15,11)

…pero vuestra tristeza se cambiará en alegría. (Jn 16,20)

Así también vosotros estáis ahora tristes, pero yo os veré otra vez y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará ya vuestra alegría. (Jn 16,22)

La Virgen María

María es modelo de alegría. En el Magníficat, vemos una manifestación de su gozo y júbilo interior: «Alaba mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.» María muestra cómo debe ser nuestra alegría, una alegría nacida del interior. Alegría y admiración por lo que Dios realiza en nosotros y a través de nosotros. María, la hija fiel, confiada y alegre colaboradora del amor del Padre.

El Padre Kentenich nos invita a meditar la vida de María, su alegría, a la luz de los misterios del rosario.

La alegría de María: ¡Fiat! Es el himno a la obediencia y el himno de la alegría.

Cuando amamos a María y vivimos la Alianza de Amor, podemos afirmar que ella es «causa de nuestra alegría».

El Padre José Kentenich

El fundador de la obra de Schoenstatt es otro modelo a imitar de una auténtica alegría. “Sabemos que su vida fue una continua alegría, porque estaba íntimamente unido a la fuente de ella que es Dios. Tuvo muchos de estos rasgos que ayudan a cultivar la alegría: Era capaz de admirarse, tener respeto y cariño frente a las cosas y especialmente frente a las personas. Sabía gozar con la originalidad de cada persona. Era capaz de hacerse niño con los niños, tonto con los tontos, sabio con los sabios. Gozaba con el más mínimo detalle, con las cosas pequeñas de la vida diaria: sabía descubrirle lo bueno, lo positivo, lo gracioso. Sabía también reírse a carcajadas. En una palabra: fue una de las personas que supo encontrarle el sabor verdadero a la vida” (Reflexiones Padre Nicolás Schwizer).

Los Santos

Los santos también son modelos de alegría. En el proceso de canonización, se examinan sus virtudes y su grado de heroísmo en la alegría. Los seguidores de Jesús tienen que ser alegres e irradiar su alegría en todo lugar, circunstancia y ante quienes los rodean.

La alegría de la alianza nos impulsa al apostolado

Con la alegría de vivir en profundidad la Alianza de Amor, crece en nosotros una fuerte conciencia de misión. Conciencia de instrumento, para colaborar con María en la renovación religioso-moral del mundo.

Nuestro apostolado, en cualquiera de los ámbitos posibles, exige transmitir el carisma de Schoenstatt; nosotros somos instrumentos y como schoenstattianos debemos realizar nuestro apostolado, transmitiendo el carisma de Schoenstatt, mostrando la riqueza de nuestro Movimiento. Ser fieles al carisma querido por Dios para el Padre Kentenich y que nosotros recibimos como herencia.

Es importante que podamos transmitir la alegría en cada una de nuestras tareas apostólicas, personales o comunitarias.

La alegría de la esperanza, la confianza y la fe práctica en la Divina Providencia

Quisiera destinar unas líneas a lo recientemente sucedido en el Santuario Cenáculo de Bellavista, hace apenas unas semanas, cuando Chile sufrió un fuerte temporal. Nos solidarizamos con todos los damnificados por ese fenómeno climático. Imágenes impactantes mostraron los daños en torno al Santuario y al Santuario mismo.

Aún brillan los días de cielo compartidos en el jubileo del 31 de mayo, seguramente para todos, especialmente para aquellos que pudimos participar en forma presencial. Lo ocurrido es todo un misterio, luego de todo lo vivido, enfrentarnos esta realidad que, aunque parezca distinta, tiene mucho en común. La fidelidad y la victoriosidad siguen de pie, fundidas en la Alianza de Amor que perdura y se sobrepone a todas las pruebas.

Una vez más, la familia local e internacional es probada, la respuesta: renovar la Alianza de Amor, para reconstruir el Santuario a la luz de la fe en la Divina Providencia, decirle a la Mater: «Nada sin ti, nada sin nosotros».

Vamos el uno en el otro hacia el corazón de Dios

El Padre Kentenich, en medio de las penurias del campo de concentración de Dachau, por el poder de la alegría pudo transformar ese infierno:

¿Conoces aquella tierra transida de alegría,
porque en ella el Sol nunca tiene ocaso:
donde los corazones viven en el reposo por la posesión de los bienes eternos;
donde los abundantes dones de Dios reconfortan el corazón y la voluntad;
donde el amor, como una vara mágica, transforma con prontitud la tristeza en alegría?
Yo conozco esa maravillosa tierra: es la pradera asoleada con los resplandores del Tabor,
donde reina nuestra Señora tres veces Admirable en la porción de sus hijos escogidos,
donde retribuye fielmente los dones de amor manifestando su gloria
y regalando una fecundidad ilimitada.
¡Es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt! (603)

¡Recorramos juntos el camino de la alegría, vivamos la Alianza de Amor!

Matilde Celina Di Battista
Representante de la Federación Apostólica de Madres en la Presidencia Internacional de Schoenstatt

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