Los habitantes de Roma estamos acostumbrados a ver grandes flujos de fieles visitando los lugares sagrados. Sin embargo, el Jubileo de la Juventud (28.7-3.8) fue algo excepcional: las calles y plazas de Roma se llenaron de jóvenes de todo el mundo que participaron en momentos de oración, adoración, eventos musicales y fiestas, en los que destacaban las miradas luminosas, las sonrisas compartidas, los cantos y las oraciones. Este flujo de participación y gracia culminó en la vigilia y la misa en Torvergata con el Papa, en la que participaron más de un millón de personas.

En el marco de los eventos programados para el Jubileo de la Juventud, Schoenstatt quiso aportar su contribución con el proyecto «Envío misionero a Trastevere», promovido por los seminaristas de Schoenstatt y coordinado por el P. Facundo Bernabei (Argentina) y Lucas Botassio (Brasil). El punto de referencia fue la parroquia de los Santos Patronos de Italia (así como los dos santuarios Cor Ecclesiae y Belmonte), ubicada en el histórico barrio romano de Trastevere, donde se organizaron exposiciones con paneles e imágenes, talleres, momentos de oración y adoración.
Nuestros jóvenes tienen el corazón lleno de sueños
El seminarista portugués Bernardo Rocha e Melo, de la comunidad de los Padres de Schoenstatt, formó parte del equipo organizador del evento y nos da más detalles: «La experiencia de estos días es que nuestros jóvenes llevan dentro un corazón soñador, lleno de ilusiones y proyectos para un mundo mejor. Personalmente, mi corazón se llenó de alegría por la oportunidad de colaborar en este momento de gracia y por eso estoy muy agradecido a Dios y a la Mater por haberme llamado para participar en ello. He crecido y aprendido mucho, y creo que, sobre todo, ha sido una hermosa oportunidad de formación para todos los que hemos estado en el equipo. Una de las cosas que más me emocionó y enorgulleció fue la capacidad de trabajar en equipo, fortalecer los vínculos entre nosotros y complementarnos para ofrecer la mejor experiencia posible a los jóvenes».

A la luz del Jubileo de la Esperanza, Bernardo afirma: «Fieles a nuestro carisma, espero sinceramente que nunca dejemos de buscar nuevos caminos y maneras de seguir entregando la Alianza de Amor a todos. Para los jóvenes, espero que experiencias como esta se conviertan en un refugio en los momentos difíciles de la vida. Recuerdos fundamentales de la vida espiritual que mantengan viva la llama de la fe y del amor por los hermanos. Contamos con ellos, ¡espero que lo sepan!, y creo que la Mater también cuenta con ellos, especialmente con aquellos que sellaron su Alianza de Amor».


La experiencia de nuestros jóvenes
Gabriela Mieres, de Paraguay, cuenta: «Antes de llegar a Roma, participamos en un encuentro de jóvenes en Schoenstatt. Estábamos en casa y nos costó mucho dejar aquel lugar que sentíamos tan nuestro. Sin embargo, cuando llegamos a Roma, comprendimos su verdadero significado: llevar Schoenstatt al corazón de la Iglesia. Participar en este Jubileo fue un regalo inmenso de Dios y de la Mater. Fuimos parte de más de un millón de jóvenes y tuvimos la oportunidad de conocer a personas de otros países y carismas que, de igual manera, viven su encuentro con Dios Padre».


Para Gabriela, el momento más emocionante fue la adoración con el Papa. «Éramos muchos, pero hubo un silencio total. Todos estábamos profundamente concentrados en lo más importante: el motivo por el que estábamos allí, el motivo por el que salimos a encontrarnos, el motivo por el que dejamos nuestra zona de confort: Jesús».
Rafael Satoru, de Brasil, también vivió días que nunca olvidará: «Participar en el Jubileo fue una experiencia profundamente significativa en mi vida. Aunque los representantes de Brasil éramos pocos, estábamos conscientes de la gran responsabilidad que teníamos: representar a toda la Juventud Masculina de Schoenstatt de nuestro país. Sentíamos el peso, pero también la alegría, de mostrar al mundo el rostro alegre, comprometido y lleno de fe de la juventud brasileña. Entre tantos momentos intensos y espirituales, uno quedó grabado especialmente en mi corazón: la vigilia con el Papa. Durante la adoración, junto a más de un millón de personas reunidas en silencio absoluto con un solo objetivo, adorar al Señor, sentí la fuerza de la unidad en la fe. Fue un momento de profunda comunión que me emocionó profundamente y que llevaré siempre conmigo».
Además de estos eventos, muchas otras actividades marcaron los intensos días del Jubileo de la Juventud en Roma. Entre ellas, se destaca el encuentro de los jóvenes de Schoenstatt de Argentina con el Papa León XIV (más información) y el Congreso Voces de Esperanza, cuya noticia se publicará próximamente.

El encargo de León XIV a los jóvenes peregrinos
El Jubileo de los Jóvenes concluyó el 3 de agosto con la misa celebrada por León XIV, quien invitó a todos los presentes a continuar, en todos los rincones del mundo, el camino de fe de cada uno siguiendo los pasos de Jesús y contagiando a todos los que se encuentren con su entusiasmo y testimonio.
Traducción: Hna. M. Lourdes Macías