Ha caído la noche y una profunda oscuridad se ha instalado en el campo y en los lagos Havel de los alrededores de Kirchmöser. Un grupo de hombres se encuentra en el mirador del Mühlenberg, cerca del pueblo. El silencio llega al alma. Poco a poco, la oscuridad se aleja de sus ojos y la inmensa bóveda de estrellas les invita al asombro y a la admiración.
Emoción ante la cárcel de Brandeburgo
Desde aquí se busca el contacto visual con el correccional de Brandeburgo, el lugar donde Franz Reinisch fue encarcelado y finalmente ejecutado. Varios de estos hombres han recorrido este camino muchas veces y han presenciado este ritual otras tantas. Eso no impide que se conmuevan y emocionen siempre de nuevo, meditando sobre la entrega de la vida del mártir de la obediencia de conciencia, Franz Reinisch.
El silencio es interrumpido por la narración del padre Hans-Martin Samietz, que conoce perfectamente la historia de este lugar, como el «Carmelo de Brandeburgo» (palabra acuñada por el padre Ludwig Wulf). Muchas personas antes -sobre todo el padre Wulf- llenaron de vida esta conmemoración del sacrificio de la vida de Franz Reinisch.
Un viaje espiritual que interpela
Esta peregrinación nocturna al Mühlenberg forma parte de la Noche de Reinisch, una vigilia en la noche de la muerte de Franz Reinisch, del 20 al 21 de agosto, que se celebra desde hace más de 60 años. A estas alturas, los hombres ya tienen un tiempo de adoración a sus espaldas y aún les queda por delante la cena nocturna, la hora de grupo, el sermón en el lago y la Santa Misa. Muchos ya están familiarizados con la estructura de la noche, otros son nuevos.
«¿En qué camino espiritual te encuentras?» Una pregunta que introduce el sermón nocturno en el lago, y en la que muchos de los hombres están trabajando interiormente. La tradición de predicar en el lago se remonta a la época de la República Democrática Alemana (Alemania Oriental), cuando los grupos eclesiásticos tenían que contar con que les pusieran micrófonos ocultos. El lago era y es un lugar de gran intimidad y confidencialidad.
La Noche de Reinisch es el punto culminante del Encuentro Reinisch, para el que este año se reunieron nuevamente unos 20 hombres en la isla de Kiehnwerder, a minutos de Kirchmöser y a dos horas de Berlín, durante 10 días en tiendas de campaña. Este tiempo de acampada se caracteriza por la alegría, la diversión y los juegos y alguna que otra cerveza. El voleibol de playa, la navegación y la pesca, la natación y los fogones forman parte de ello tanto como los momentos de oración, misa y el meditar y compartir sobre la entrega radical de la vida de Franz Reinisch.
Franz Reinisch provoca y fascina
Otro punto culminante del Encuentro Reinisch es la visita a la cárcel de Brandeburgo. Esta prisión sigue funcionando, y a los participantes se les permite pasar por la esclusa luego de registrarse. En el lugar en que Franz Reinisch fuera ejecutado, Lisa Quaeschning, una ya conocida educadora profesional del lugar conmemorativo, responde las preguntas. El tema son los últimos descubrimientos históricos y los proyectos de investigación previstos sobre este lugar. La sala de ejecución sigue el modelo de la original y da una sensación de confinamiento. Aquí, los hombres se acercan a la brutal e inhumana realidad de la entrega de la vida de Franz Reinisch. Con una meditación y música apropiada, la estrechez del lugar se disuelve en inmensidad y se eleva ante Dios.
Franz Reinisch provoca y fascina con la entrega de su vida. Para los hombres que se reúnen en el encuentro Reinisch, Franz es siempre una inspiración para examinar sus propias cuestiones vitales. El 26 de agosto llegó el momento de desmontar y despedirse, esperando con impaciencia el próximo encuentro, en un año.