El 11 de octubre, las Hermanas de María de Schoenstatt inauguraron oficialmente el año jubilar en Polonia con un simposio solemne bajo el lema «María, luz de nuestra esperanza».
El simposio tuvo un carácter de agradecimiento e identidad. Supuso una reflexión sobre los retos actuales a los que se enfrenta el ser humano, entre ellos la persona consagrada, así como una mirada retrospectiva sobre la historia y la obra de Dios durante los 100 años de existencia de la comunidad. También se reflexionó sobre la fidelidad y sobre si se está cumpliendo con lo que Dios puso en el corazón del fundador, el padre José Kentenich. Así lo destacó la superiora provincial, Hermana M. Elwira Kędzia, en su discurso de bienvenida: «¡María, luz de nuestra esperanza! En su resplandor, queremos contemplar nuestra comunidad en las diferentes dimensiones de su vocación especial y configurar el ideal de la mujer según el modelo de María. (…)».
Fue una gran alegría y un honor que el presidente del distrito de Otwock, Tomasz Laskus, y representantes de la administración municipal de Otwock participaran en el simposio. Felicitaron a la superiora provincial por el aniversario y le agradecieron la fructífera colaboración con el Instituto.

Mgr. Jacek Grzybowski: Una mirada desde el punto de vista bioético
El primer ponente fue el obispo Jacek Grzybowski, de la diócesis de Varsovia-Praga, quien presentó un amplio panorama de los retos existenciales actuales. El obispo los esbozó desde la perspectiva de la bioética moderna y abordó, entre otros temas, la admisibilidad del aborto por razones psiquiátricas o sociales, los cambios de sexo médicos y sociales, las consecuencias de la fertilización in vitro, las cuestiones relacionadas con la inteligencia artificial, el problema de las terapias persistentes, la falta de reconocimiento de la dignidad y el derecho a la vida de las personas mayores, el transhumanismo y el problema de las relaciones sexuales con menores (pedofilia).
Según el obispo, en este contexto las mujeres, incluidas las consagradas a Dios, tienen la enorme tarea de construir relaciones interpersonales que tengan en cuenta el bien de las personas y contribuyan a crear entornos basados en los valores del Evangelio. El ponente destacó que, al celebrar su aniversario, la comunidad de hermanas debe mantenerse al día y, al mismo tiempo, escuchar el corazón de Dios para afrontar los retos que el futuro traerá consigo, en toda su complejidad (…).
Caminos hacia la formación de una «mujer nueva»
A continuación, el director general de la comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt, el Dr. Bernd Biberger, pronunció un discurso en el que presentó la imagen de la «mujer nueva», entendida no solo como un nuevo estilo de vida, sino también como una nueva forma de ser, basada en la unión con el corazón de Dios y de María. La «mujer nueva» que el Padre Kentenich quería regalar al mundo se manifiesta en una vida cotidiana transformada en santidad, en el poder del sacrificio y de la unidad incondicional, que caracterizan la cultura de la vida, educan a las generaciones jóvenes y fortalecen la comunidad. La «mujer nueva» también es una misión para cada hermana de María, en la que, mediante la disciplina espiritual, la oración y el servicio, se convierte en cocreadora de una civilización del amor.
Tras una pausa que concluyó con la oración del Ángelus, la hermana Dra. M. Estera Balcer, ISSM, intervino con una reflexión titulada «El papel de la autoformación (autoeducación) en la formación de la identidad de una Hermana de María». Su ponencia subrayó que los tiempos difíciles requieren personas con un carácter fuerte que guíen a la humanidad con seguridad a través de los avatares y vicisitudes de los retos actuales. La autoformación es un proceso de formación consciente e independiente del carácter, la espiritualidad y la identidad. El trabajo sobre uno mismo es crucial en la vida de toda persona y especialmente en la de una persona consagrada a Dios, una hermana de María, que debe ser testigo de Dios en el mundo actual.

Las raíces aseguran el futuro
En la siguiente ponencia, la hermana Dra. M. Marcelina Migacz, ISSM, presentó el tema «100 años de historia del Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt». La idea central de su ponencia fue que conocer nuestras propias raíces nos ayuda a entender quiénes somos, de dónde venimos y qué valores nos acompañan. El conocimiento de las tradiciones, los valores y las narrativas culturales puede enriquecer nuestra creatividad y nuestro sentido de pertenencia. La memoria histórica moldea la identidad y la responsabilidad a partir del legado de las generaciones anteriores. La historia no comienza con nosotros. Se parece más bien a una carrera de relevos, en la que una generación trabaja para la siguiente y le transmite los bienes, los valores y la cultura que ha adquirido. Así, cada generación se convierte en heredera y, al mismo tiempo, en donante. ¿Son 100 años muchos o pocos? Los participantes respondieron a esta pregunta escuchando la historia sagrada de la comunidad de hermanas, presentada de forma breve pero competente.
La última ponencia, de carácter testimonial, estuvo a cargo del matrimonio Magdalena y Dominik Szczudrawa, casados desde hace más de 20 años y con tres hijos, vinculados desde hace muchos años al Movimiento de Schoenstatt. Pertenecen a la Federación Apostólica de Familias de Polonia, donde se forman y participan en la vida de la comunidad del distrito de Varsovia. En su ponencia, titulada «Nuestra experiencia del camino común en la Alianza de Amor con las Hermanas de María de Schoenstatt», compartieron ejemplos concretos de una vida religiosa profunda en la familia, a la que el camino de la Alianza de Amor y la conexión espiritual con el santuario de la MTA le dan impulso y ayuda. Las Hermanas de María de Schoenstatt los acompañan desde hace años en su formación y su influencia en la profundización de la vida espiritual y ascética de la familia Szczudrawa no debe subestimarse. Se mencionaron numerosos ejemplos y se destacó la alegría del camino espiritual común en alianza con María.

«María, luz de nuestra esperanza»
La parte temática del simposio concluyó con una breve mesa redonda y un hermoso acento musical: un homenaje a María interpretado por el coro de las Hermanas bajo la dirección de la Hna. M. Zoja Dombrowskaya, quien también tocó dos piezas al violín.
El simposio concluyó con una solemne celebración eucarística, oficiada por numerosos sacerdotes, entre ellos el obispo Romuald Kamiński. La celebración fue presidida por el arzobispo Adrian Galbas, delegado del Movimiento de Schoenstatt ante la Conferencia Episcopal Polaca, quien también pronunció la homilía.
Damos gracias a Dios por este tiempo de gracia, el tiempo del jubileo. Confiamos en que ayudará a nuestra comunidad a profundizar la unión con Dios y entre nosotros, y que María, luz de nuestra esperanza, pedirá para toda la comunidad la plenitud de las gracias jubilares. ¡Celebren con nosotros!
Más información sobre las Hermanas de María: s-ms.org/es
Traducción: Hna. M. Lourdes Macías